Paul apoya la libertad
Por Nick Hankoff
Solo bajo algún tipo de delirio, un libertario podría no votar por Rand Paul para presidente. Para qué y por qué medios un libertario apoyará al senador republicano de Kentucky, depende del individuo. Pero ignorar a Paul o apoyar a otro candidato será muy difícil, incluso para esos determinados libertarios inconformes.
Se supone que los libertarios somos guerreros felices, ¿recuerdan? Así que ¿por qué hay libertarios que ponen mala cara a la candidatura presidencial de Rand Paul? Podría ser una cuestión de oportunismo. Irónicamente, el éxito de las campañas de Ron Paul en 2008 y 2012 hizo esto posible. El movimiento creció tanto que ahora, que uno tome una posición en contra de Rand Paul es intrascendente.
Los argumentos más comunes contra el apoyo a Rand Paul en realidad revelan lo fácil que es tomar la decisión de apoyarlo. En primer lugar, tenemos que dejar de lado el sentimiento anti-voto. Es justo que usted tenga el derecho a no votar, y, de hecho, es justo que usted ejerza ese derecho. Pero el hecho es que un libertario puede apoyar Rand Paul de maneras casi infinitas, sin tener que votar por él.
Todas las demás objeciones se reducen a que Rand Paul no es lo suficientemente libertario: Rand no es Ron, etc. Este argumento se desinfla al demostrar que Ron apoya a Rand. Ya no vivimos en los días de murmurar entre nosotros en Denny’s una vez al mes hasta noviembre para que pongamos un voto de protesta por un tercer partido.
La elección presidencial es el momento en el que incluso los estadounidenses más apáticos ven qué diablos está pasando en el mundo. Esta es nuestra oportunidad de llegar a nuevas personas en las cuestiones cruciales de nuestro tiempo.
Los temas principales son la política exterior y, por consiguiente, las libertades civiles en un Estado policial. ¿No tendría sentido hablar a los más afectados por los peores actos del Estado? Este es el escenario que Rand Paul está abriendo para los libertarios, con su alcance a los negros y a los pobres.
La retórica de Rand a veces produce muecas de dolor en los libertarios. Tomemos, por ejemplo, su comentario acerca de poner al denunciante de la NSA, Edward Snowden, y al Director de Inteligencia Nacional, James Clapper, en la misma celda de prisión. Imagine la posibilidad de que la equivocación de Rand Paul sea en realidad una carnada inteligente para el restablecimiento de la premisa de toda la pregunta. Probablemente ese es su objetivo.
Es saludable dudar de la sinceridad de los políticos, pero no hasta el punto de la locura. Con demasiada frecuencia, los libertarios se preocupan más por tener la razón que por negar el poder del Estado. La libertad no se trata de ganar una discusión. Se trata de la ausencia del Estado.
Sólo Rand Paul podrá reinar en el beligerante imperio estadounidense, traer de regreso a las tropas de Irak y Afganistán, finalizar las guerras no declaradas en Siria, Pakistán, Yemen y Somalia, comprometerse con Irán, y prevenir un brote de la guerra con Asia y África.
Sólo Rand Paul facilitará un fin ordenado y descentralizado de la guerra contra las drogas. Sólo Rand Paul abolirá efectivamente la enorme burocracia y terminará con el amiguismo, al no designar ningún secretario de Energía, Educación, Comercio, y Vivienda. Sólo Rand Paul vetará los presupuestos que incrementan nuestra agobiante deuda.
Esto no significa que los libertarios reales deban apoyar al unísono la campaña de Rand Paul. Nada de eso. Un simple reconocimiento de Paul para presidente como una transición válida para hablar de libertad sería suficiente. El apoyo de Paul a la libertad debe ser suficiente para merecer el nuestro.
Nick Hankoff trabaja como el editor de noticias de VoicesofLiberty.com. Vive en Los Ángeles, donde preside el capítulo local del Republican Liberty Caucus y apoya a Liberty on the Rocks Los Angeles. Síguelo en @nickpropaganda.
No vote por Rand ni por nadie
Por James Ostrowski
EnglishAunque admiro la lucha de Rand Paul contra el espionaje ilegal de la NSA y su propuesta ocasional para recortes de gastos, no lo apoyo para presidente. Sin embargo, yo no apoyo a nadie. Yo no soy un no-votante filosófico, o un abstemio filosófico de la política electoral. Yo soy una persona pragmática en la estrategia y la táctica.
Mi problema con la política electoral es que muy rara vez —si no es nunca— ha ayudado a promover la libertad en los tiempos modernos. Uno de los pocos ejemplos claros de una elección que promueva la libertad fue la de Jefferson en 1800, que llevó a una reducción del tamaño del Gobierno federal en su primer mandato. Apenas hay ejemplos claros después de esa ocasión.
Yo sí apoyé activamente las campañas de Ron Paul. Sus campañas para presidente tuvieron un propósito educativo importante, y ayudaron a que el movimiento creciera, y aumentara el número de activistas. No puedo apoyar a Rand por motivos educativos, debido a que su apoyo a las ideas libertarias es mixto, y él mismo se ha descrito como “constitucionalmente conservador.” En mi nuevo libro, puedo hacer una argumentación detallada tanto contra el conservadurismo como contra el constitucionalismo, por lo que podrán imaginar cuán emocionado estaría de apoyar a una persona constitucionalmente conservadora.
Rand ha negado ser un libertario. Peor aún, ha descrito el término como “albatros” alrededor de su cuello. ¡Caramba! Como sostengo en mi libro, prefiero el término “liberal” a “libertario”, pero Rand no estaba jugando un juego de palabras.
Él se estaba distanciando del concepto de libertad como el valor político más alto, que es una buena definición del libertarianismo. Siendo ese el caso, mi preocupación es que Rand se convertirá en un albatros alrededor del Movimiento Libertario.
La razón más importante para no involucrarse o apoyar tangiblemente su campaña, es que tales esfuerzos desplazan mejores ideas y enfoques en la promoción de la libertad. Hasta ahora he escrito tres libros que proponen estrategias detalladas y viables de acción directa para lograr la libertad. Cada dólar, cada hora, cada caloría de energía que gastamos en la política electoral —que toda la evidencia muestra que es un desperdicio de recursos— es tiempo, dinero y energía que por la ley del costo de oportunidad no se puede gastar en enfoques de acción directa.
Si el Movimiento de la Libertad ha de prevalecer, nuestro objetivo inmediato debe ser una “fuga” masiva de las escuelas K-12 del gobierno estadounidense, que fabrican pequeños progresistas mucho más rápido de lo que nosotros podemos hacer que se interesen por la causa de la libertad. Si usted es serio acerca de lo que significa la libertad en su vida, haga algo sobre este gran problema.
Comience con sus propios hijos, o nietos, o sobrinos. Si no tiene hijos, encuentre una buena escuela privada o un grupo de educación en casa y haga una pequeña donación, para que puedan alejar a más estudiantes lejos de los centros matutinos de detención de menores y de propaganda del Gobierno.
Hay muchos otros ejemplos de medidas eficaces de acción ciudadana directa en mis libros. O, si lo que desea es divertirse y no lograr nada, vaya a la próxima reunión de Rand Paul.
James Ostrowski es un abogado litigante y de apelaciones, y escritor de Buffalo, New York. Ha escrito una serie de artículos académicos sobre la ley, en temas que van desde política de drogas hasta de la cláusula de comercio de la Constitución de Estados Unidos. Es el autor de Political Class Dismissed (2004), Government Schools Are Bad for Your Kids (2009), and Direct Citizen Action (2010). Actualmente es investigador adjunto en el Instituto Ludwig von Mises y columnista para LewRockwell.com. Síguelo en @JimOstrowski.