Terminemos con la avanzada imperialista
Por Jacob G. Hornberger
La base naval, campo de prisioneros, y el centro “judicial” del gobierno de Estados Unidos en Guantánamo, Cuba, representan a la perfección las dos características de la administración estadounidense que han demostrado ser más destructivas para nuestro orden constitucional: el imperio y el estatismo de seguridad nacional.
Comenzó con un giro fatídico del gobierno estadounidense, de una república constitucional a un imperio en la Guerra Española-Americana en 1898. El pueblo cubano estaba luchando por la independencia de España. El gobierno de Estados Unidos intervino en el conflicto del lado de Cuba, declarando expresamente que no tenía intenciones imperialistas de la isla.
Era una mentira. Tan pronto como fue derrotada España, los funcionarios estadounidenses colocaron a Cuba bajo el control del gobierno de Estados Unidos, y luego obligaron al país a arrendar la propiedad de la Bahía de Guantánamo a Estados Unidos, a perpetuidad.
Al final de la Segunda Guerra Mundial, los funcionarios estadounidenses injertaron un aparato estatal de seguridad nacional en el gobierno federal, que consiste en un gran ejército permanente y la CIA. Como el presidente Eisenhower señaló en su discurso de despedida en 1961, este complejo industrial-militar era nuevo para la forma constitucional de gobierno de Estados Unidos. Era similar a una estructura totalitaria, que puede haber sido la razón por la que Ike advirtió que planteaba una grave amenaza para las libertades y los procesos democráticos del pueblo estadounidense.
Después del 9/11, los funcionarios estadounidenses anunciaron que la Bahía de Guantánamo iba a ser utilizada como prisión y centro “judicial”, como parte de su “guerra contra el terrorismo”. ¿Por qué Cuba en lugar de los Estados Unidos? Los funcionarios de seguridad nacional del Estado dejaron claro que querían Guantánamo por ser una zona de libre constitución —es decir, un lugar donde los funcionarios estadounidenses podrían detener a las personas por el resto de sus vidas, torturarlas y hasta ejecutarlas después de un juicio en un tribunal ilegítimo. Así, no tendrían que preocuparse por el debido proceso de ley y otras disposiciones de la Constitución de Estados Unidos que habían jurado respetar y defender.
Guantánamo representa la unión perfecta entre el imperialismo y el estado de seguridad nacional. Sería difícil encontrar un mejor ejemplo de un lugar oscuro, opresivo, e injusto, incluso en los países comunistas como Cuba y Corea del Norte.
El imperialismo y el estado de seguridad nacional no han traído más que daño y vergüenza para nuestro país. Es hora de restaurar los principios fundadores de nuestra nación mediante la restauración de una república constitucional, con un gobierno limitado, a nuestra tierra. Es hora de acabar con el imperialismo y el estatismo de seguridad nacional de Estados Unidos.
Y no hay mejor punto para empezar que devolver Guantánamo a Cuba.
Jacob G. Hornberger es el fundador y presidente de The Future of Freedom Foundation. Síguelo en @JacobHornberger.
No negociemos la seguridad de Estados Unidos a cambio de nada
Por Alina Brouwer
La última declaración del general Raúl Castro ha vinculado la plena normalización de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, con un mayor progreso en las negociaciones para el regreso incondicional de Guantánamo a Cuba, actualmente hogar de una base naval y centro de detención de Estados Unidos.
El cierre de la Bahía de Guantánamo, sin embargo, sería en detrimento de los Estados Unidos.
La postura libertaria estadounidense sobre este tema ha sido, en principio, a devolver el territorio a Cuba, pero permanecen otras consideraciones. Como el senador Rand Paul (R-KY) dijo: “No sé si tengo una gran respuesta, para serte sincero (…) No he llegado a la posición de cerrar la Bahía de Guantánamo”, en contraste con su padre, el ex congresista Ron Paul.
Con relación a la zona en disputa en consideración, el congresista David Jolly (R-FL) ha presentado un proyecto de ley para prevenir la transferencia del territorio ocupado por Estados Unidos a los cubanos —léase Raúl Castro— sin la aprobación del Congreso.
Jolly señala que “lo que se pierde en el debate sobre Cuba es nuestra seguridad nacional e interés de inteligencia a 90 millas de la costa de Estados Unidos. Hay poca justificación para entregar nuestro activo naval y desarmarnos unilateralmente. Esto es meramente sentido común”.
Incluso la administración del Presidente Obama ha rechazado la demanda de Castro, puesto que Obama cree “que la prisión de Guantánamo debe ser cerrada … pero no la base naval”.
Contexto histórico
El territorio cubano ocupado por Estados Unidos en la Bahía de Guantánamo ha sido una piedra en el zapato de las relaciones entre EE.UU y Cuba desde el establecimiento de la base naval en 1903. El acuerdo fue parte de un tratado más amplio conocido como la Enmienda Platt.
Sin embargo, la presencia de Estados Unidos no era siniestra. Ariel Pérez Lazo, exiliado cubano e instructor universitario, cita a Ramiro Guerra (1880-1970), uno de nuestros historiadores más reconocidos: “La Enmienda Platt fue la coronación de la Doctrina Monroe; se estableció para prevenir que Cuba volviera a caer en manos de Europa y garantizar el respeto de vidas y plantaciones estadounidenses en Cuba”.
En esta nueva era de las relaciones entre EE.UU y Cuba, hay razones para creer que Raúl Castro está negociando con malicia y no trabajando para una asociación a largo plazo con Estados Unidos. Disfrutando de un aire de legitimidad, ahora exige la devolución de tierras en disputa desde hace más de un siglo.
En principio, no hay nada de malo en que una nación pida que una tierra ocupada sea devuelta, pero no estamos tratando con el pueblo cubano. El presidente Obama puede haber cambiado su enfoque hacia Castro, pero Castro no ha cambiado su enfoque hacia el pueblo cubano. El sangrado de los cubanos que quieren escapar del paraíso de Karl Marx y Ernesto Che Guevara se ha incrementado desde que este nuevo enfoque comenzó, el 17 de diciembre de 2014.
Una conversación sincera con respecto al futuro de la tierra en disputa debe ser alentada. Sin embargo, las consecuencias de devolver la Bahía de Guantánamo a Castro en este momento nos debe hacer preguntarnos, ¿qué es lo que está negociando Estados Unidos?
El cambio de enfoque entre Obama y Castro aún tiene que madurar. Castro tiene mucho que podría conceder, para generar confianza y convencer a los funcionarios estadounidenses de empezar a considerar concesiones recíprocas. Hasta que eso ocurra de una manera significativa, un retorno de la tierra ocupada por Estados Unidos sería poco prudente: una pérdida para los Estados Unidos, sin ganancia para el pueblo cubano.
Alina Brouwer es una refugiada UNHCR, refugiada política de España, y defensora de los derecho humanos y civiles. Trabaja como investigadora, analista y asesora en el Foro de Protección Democrática Continental. Alina también es compositora y concertista de piano con la Escuela Nacional de Arte (ENA) y el Instituto Superior de Arte (ISA) en Cuba. Síguela en @BrouwerAlina.