English El pasado 22 de diciembre de 2014 una empresa china inició la construcción de un canal interoceánico que atravesará Nicaragua. Comprensiblemente, hay quienes se oponen al proyecto de canal, dentro y fuera de Nicaragua. Mientras tanto, una revigorizada oposición doméstica entró en erupción y llevó adelante protestas masivas, que fueron respondidas con violencia y abusos por parte de los fiscales.
Liderado por Daniel Ortega y su esposa, Rosario Murillo, en el Gobierno de Nicaragua predomina el orteguismo, que representa a varias de las facciones dominantes antes albergadas dentro del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN). Al mismo tiempo, dirigentes de varios desprendimientos del FSLN han acusado a la pareja Ortega-Murillo de abandonar los principios de Augusto Sandino.

Sandino, considerado un héroe nacional en su país, fue un revolucionario nicaragüense del siglo XX que lideró el levantamiento con armas contra la ocupación estadounidense de su país en 1927. El fundador del FSLN, Carlos Fonseca, fue el responsable de convertir a Sandino en un personaje heroico y unidimensional que los nicaragüenses veneran como un patriota marxista por tomar las armas para defender la soberanía de Nicaragua contra un imperio depredador.
Dado el estado de semidiós que adquirió Sandino en Nicaragua, su pensamiento sobre la construcción o no de un canal a través del país tiene suma relevancia. En particular, en el manifiesto de 1927, Sandino condenó el Tratado Bryan-Chamorro de 1914 que le otorgó a Estados Unidos el derecho exclusivo a construir una ruta interoceánica alternativa a la de Panamá.
Sin embargo, aquellos que se oponen a la alianza de Ortega y Murillo con los chinos para construir el canal invocando el legado de Sandino se concentran en el deseo del caudillo de defender la soberanía del país. El Movimiento Sandinista Revolucionario (MRS), una fracción disidente del FLSN, afirma que su oposición al canal refleja fielmente la visión de Sandino. Para ellos, Sandino estaba en contra de la construcción de un canal en Nicaragua. Él no era un “vendepatria“, señaló en un reciente tuit una activista de derechos humanos nicaragüenese que reside en Gran Bretaña.
@MNavarroGenie You seem to know little about Sandino. He was prepared to to die for the sovereignty of Nicaragua. He was not a #VendePatria
— Bianca Jagger (@BiancaJagger) December 28, 2014
¿Son Ortega y Murillo vendepatrias? ¿Augusto Sandino se oponía a la construcción de un canal interoceánico en Nicaragua? La respuesta sencilla es no. Las características complejas y cambiantes de Sandino, y su multidimensionalidad, complica las cosas para aquellos que recurren a su figura para fundamentar su lucha contra el canal.
No hay manera de conocer qué hubiese dicho Sandino acerca de los chinos en Nicaragua, pero uno podría esperar que los integrantes del MRS conocieran el hecho de que Sandino favorecía la construcción de un canal bajos los términos que él mismo delineó. No obstante, se puede ser más flexible con los activistas en Estados Unidos, Canadá, y Europa, quienes están menos informados acerca de la historia del país, e invocan la imagen de Sandino como la autoridad máxima para sustentar su oposición al canal.
Sandino condenaba entregar el control de un eventual canal nicaragüense al Gobierno de Estados Unidos, pero al mismo tiempo veía en el canal una fuente de interminable prosperidad y riqueza para su pueblo: “Y Nicaragua, mi patria, recibirá los impuestos que en derecho y justicia le corresponden, con lo cual tendríamos suficientes ingresos para cruzar de ferrocarriles todo nuestro territorio y educar a nuestro pueblo”. Ya en 1927 entendía claramente el privilegio que le otorgó la geografía al país “como el punto de reunión del mundo”. El canal será “tanto un imán como la llave al mundo”, escribió mas tarde en 1929.
Es el mismo argumento al que recurren Ortega y Murillo. En varios frentes, la pareja presidencial podrá haberse desviado de los ideales sandinistas al gobernar Nicaragua, especialmente en torno a su codicia personal, pero las pruebas avalan sus credenciales sandinistas para construir el canal.
Las ideas de Sandino pueden ser utilizadas legítimamente por quienes rechazan la presencia de una potencia extranjera para la construcción del canal, y también por quienes la apoyan, sin embargo, es erróneo afirmar que el líder revolucionario nicaragüense se oponía categóricamente a construirlo. Su opinión era matizada pero no concluyente. En su manifiesto del 1 de julio de 1972 escribió:
La civilización exige que se abra el Canal de Nicaragua, pero que se haga con capital de todo el mundo y no sea exclusivamente de América del Norte, pues por lo menos la mitad del valor de las construcciones deberá ser con capital de la América Latina y la otra mitad de los demás países del mundo que desean tener acciones en dicha empresa, y que los Estados Unidos de Norte América sólo pueden tener los US$3 millones que les dieron a los traidores Chamorro, Díaz y Cuadra Pasos
De esta manera Sandino quería asegurarse que su país no se convirtiera en un vasallo de una sola potencia extranjera. Fue un consejo muy sabio, y una condición fundamental que la facción de Ortega y Murillo ha ignorado.
La historia de Sandino y el canal no termina por completo allí. Para comienzos de 1929, exiliado en México, Sandino se convirtió en un discípulo de la Escuela Magnético-Espiritual de la Comuna Universal (EMECU), un grupo radical fundado por un exiliado vasco en Argentina. El programa de EMECU cautivó la imaginación de Sandino y lo llevó a considerarse a sí mismo como un mesías enviado para redimir a la humanidad.
En su Plan de realización del supremo sueño de Bolívar, escrito en 1920, Sandino le otorga el derecho de construir el canal a una entidad extranjera conformada por los países de América Latina con su capital en Buenos Aires. La lucha para liberar a su patria —que en 1927 fue convertida en un proyecto para unir a América Central bajo un Gobierno militar liderado por él, con la influencia de EMECU— pronto se convirtió en un proyecto para unir a los 21 países al sur del río Bravo como preludio de una conflagración mundial en la que todo el planeta se uniría bajo la bandera Espiritualista que adoptó Sandino.
Todo esto puede ser, en el mejor de los casos, “discusiones bizantinas” entre académicos o sandinistas. Las pronunciaciones de los devotos nicaragüenses por Sandino no parecen enfocarse en quién era realmente Sandino, y mucho menos, en comprender los matices y complejidades en torno a sus ideas.
Por lo tanto, con lo que sabemos acerca de la religión de Sandino y su plan para convertir a Nicaragua y al mundo en su propia vertiente de espiritualismo (con él como mesías), los nicaragüenses menos partidistas que desean evitar más derramamientos de sangre deberían tal vez dejar la disputa sobre Sandino para los sandinistas y, en cambio, optar por basarse en los indicadores científicos, sociales, y económicos, y recurrir a argumentos racionales basados en las pruebas.
Marco Navarro-Génie es presidente del Instituto Atlántico para Estudios de Mercado en Halifax, Nova Scotia. Posee un PhD en ciencias políticas de la Universidad de Calgary, Alberta, y es autor de Augusto “Cesar” Sandino: Messiah of Light and Truth. Síguelo en @MNavarroGenie.