La idea de destinar las cotizaciones sociales a una cuenta individual de ahorro es, probablemente, la innovación más importante que ha realizado América Latina en el ámbito de las políticas públicas. Concebido por José Piñera, el sistema de pensiones por capitalización arrancó su periplo en Chile, hace casi cuarenta años, y opera desde entonces en otros países de la región, caso de Colombia, México y Perú.
Es cierto que la izquierda radical ha pretendido descarrilar el sistema diseñado por Piñera e impulsar una expropiación similar a la que perpetraron los Kirchner en Argentina, pero los datos son rotundos. Un trabajador chileno que aporta sus cotizaciones durante al menos treinta años puede jubilarse con una pensión equivalente al 90 % de su salario, una tasa de reemplazo que supera en casi treinta puntos porcentuales al promedio de la OCDE. Además, el esfuerzo de ahorro que realizan los chilenos ronda el 10 % del coste salarial, frente a cotas del 30 % o 40 % en los países que mantienen un sistema de pensiones basado en el reparto.
El modelo de pensiones chileno no es solo un fenómeno latinoamericano, sino que está presente en decenas países, desde Hong Kong a Australia. Lo que quizá no saben muchos observadores es que Suecia, que antaño era el modelo a seguir por la izquierda de todo el mundo, introdujo hace casi veinte años un pilar de capitalización que supone ya el 20 % de la pensión de sus mayores.
Carteras diversificadas
Los últimos estudios disponibles muestran que el 82 % de los ahorros canalizados por esta vía están invertidos en acciones cotizadas en bolsa. Un 65 % son títulos de empresas americanas, europeas y asiáticas. Alrededor del 20 % del capital acumulado está invertido en la bolsa sueca, mientras que los mercados emergentes se llevan cerca del 10 %. Hay, por tanto, un alto grado de diversificación que, en la práctica, convierte a los asalariados suecos en propietarios de acciones ligadas a grandes compañías internacionales.
¿Qué retorno arrojan las cuentas de capitalización del sistema sueco? IPE, el principal portal de inteligencia económica sobre los esquemas de pensiones europeos explica que el retorno medio del fondo medio es del 9,6 % anual desde el año 2000. Uno de cada dos suecos está invertido en este vehículo, denominado AP7-Safa. Hay, eso sí, casi 850 fondos a disposición de los trabajadores escandinavos, de modo que la libertad de elegir es notable. De media, estos vehículos han logrado una rentabilidad del 6,5 % durante el mismo período.
El capital, al servicio del trabajador
De modo que el sistema chileno sigue cosechando éxitos allá donde se aplica, sea total o parcialmente. Esto permite que millones de trabajadores se beneficien de los mercados de capitales, convirtiendo al asalariado común en accionista de empresas cuyos beneficios repercuten directamente en su jubilación.
El capital, al servicio del trabajador. Marx, corregido y superado por la creatividad capitalista.