A lo largo de los dos últimos siglos, la rica tradición liberal cultivada en el mundo anglosajón nos ha permitido explorar con acierto las ideas de la apertura política, la economía de mercado y la sociedad abierta. No obstante, quizá no somos conscientes de las raíces de estas ideas que tanto progreso han generado y que empezaron a desarrollarse en la España de los siglos XVI y XVII.
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El legado de la Escuela Española ha estado oculto de los libros por diversos motivos. La hispanista Marjorie Grace-Hutchinson, experta en la materia, considera que los prejuicios han impedido la difusión del liberalismo español. Pero ese recelo ha ido remitiendo con el paso de los años y el conocimiento que tenemos de aquellos pensadores va poco a poco en aumento.
Francisco de Vitoria, Juan de Mariana, Domingo de Soto, Diego de Covarrubias, Tomás de Mercado, Pedro de Valencia, Luis Saravia de la Calle, Luis de Molina, Francisco Suárez, Pedro Fernández de Navarrete… Su pensamiento dejó huella en las universidades de Salamanca, Palencia, Valencia, Sevilla, Alcalá de Henares y otras ciudades españolas y portuguesas. Como tronco común, la defensa de las libertades fundamentales del individuo, la voluntad de restringir la arbitrariedad del poder político y la convicción de la moralidad del mercado.
En la Escuela Española encontramos una defensa del comercio frente al mercantilismo. También nos topamos con una reivindicación de los contratos y la propiedad privada. Otro rasgo habitual es la lucha intelectual contra la esclavitud y a favor de la igualdad ante la ley. Y la cosa no acaba aquí: los escolásticos defendieron la liberalización del sistema de precios, la importancia de la estabilidad monetaria como blindaje frente a la inflación, la necesidad de establecer frenos al poder político, la conveniencia de equilibrar los presupuestos públicos… Un caudal de sabiduría que sentó las bases para el cuerpo doctrinal que luego se desarrollaría en otros países.
Aquellos escolásticos españoles tomaban como raíz filosófica y moral los trabajos de Tomás de Aquino, de manera que hay en ellos un hilo conductor que nos remonta hasta la misma Grecia y que guarda en todo momento el respeto a la doctrina católica. Lo novedoso es que los autores de la Escuela Española aplicaban aquellas enseñanzas a las cuestiones centrales de la vida pública del Imperio, preocupándose por lograr una economía más próspera y una sociedad más justa
Las raíces españolas del liberalismo vuelven a estar de actualidad gracias al trabajo de investigadores como Ángel Fernández, que lleva años poniendo en valor el legado de pensadores como Francisco de Vitoria o Juan de Mariana. También resulta de especial interés el ensayo que Alejandro Chafuen publicó hace ahora treinta años, con el título de “Raíces cristianas de la economía de libre mercado”.
Pioneros liberales
Refiriéndose a la propiedad en común, Domingo de Soto advertía en 1567 que “como consecuencia, uno arrebataría cuantos frutos le fuera posible, cosa que en esta ocasión intentarían todos en provecho propio (…). Por este camino, es inevitable que se perturbe la paz y la tranquilidad entre los ciudadanos”. Por su parte, Francisco de Vitoria escribía algunos años antes que “si los bienes se poseyeran en común, serían los hombres malvados e incluso los avaros y ladrones quienes más se beneficiarían”.
En el campo de las finanzas públicas, Pedro Fernández de Navarrete denunciaba en 1619 que “de los altos impuestos se ha originado la pobreza. El Rey que pide cantidades grandes viene a recibir de pocos, pues los vasallos terminan desamparando sus tierras. No puede haber Rey pobre de vasallos ricos, porque las riquezas están mejor guardadas en manos de los vasallos que en arcas de tesoreros que cada día quiebran”.
Pero estas son apenas algunas pequeñas muestras del rico pensamiento liberal que se forjó en la España de la época. En realidad, el cuerpo filosófico y moral que dejaron aquellos intelectuales fue tan ancho que no puede sorprendernos la influencia que tuvieron en autores y personalidades de épocas posteriores, como Samuel Pufendorf, John Locke, Adam Smith, Thomas Jefferson, John Adams…
Esa tradición liberal española merece ser estudiada y puesta en valor, pues nos permite conocer mejor las raíces del pensamiento político y económico que ha propiciado las mayores cotas de bienestar conocidas por el ser humano.