
El Partido Socialista Obrero Español (PSOE) ha sido durante décadas una de las dos grandes formaciones políticas del país, alternándose en el poder con el Partido Popular (PP) y manteniendo altas cotas de poder a nivel nacional, regional y local. Sin embargo, en la España de 2016 nos encontramos con que las encuestas ya sitúan al PSOE en el tercer puesto de las encuestas, por detrás de Podemos. ¿Por qué se ha hundido el PSOE? Hay tres claves que explican esta caída.
- Lea más: En Madrid marchan en contra de Maduro, y Podemos en silencio
- Lea más: Maduro nombra a fundador español de Podemos planificador de la economía venezolana
1. Zapatero: desastroso manejo de la crisis
A pesar del “pinchazo” de la burbuja inmobiliaria y de la brusca caída del PIB, el entonces presidente Rodríguez Zapatero se negó a admitir que España iba camino a una crisis. El mandatario socialista miró hacia otro lado y, en vez de afrontar la Gran Recesión con un plan concreto de reformas, se limitó a repetir una y otra vez que España estaba “a salvo de la crisis financiera”. Zapatero anunció incluso que “en menos de cuatro años, se logrará el objetivo del pleno empleo, con carácter definitivo”. Y, peor aún, el gobierno no ahorró calificativos contra quienes advertían de la crisis que llegaba, denunciando la “visión apocalíptica”, el “catastrofismo” y el “alarmismo injustificado” de quienes no compartían su ciego optimismo.
Ni que decir tiene que el desempleo se disparó entre 2008 y 2012, pasando de menos de dos millones a más de seis millones de personas. El sector financiero entró en barrena, con el hundimiento de las entidades semipúblicas conocidas como cajas de ahorros. Las cuentas públicas pasaron de un superávit del 2 % del PIB en 2007 a un déficit del 11 % en 2009. El mismo PSOE que negaba la crisis y hablaba de pleno empleo acabó entregando un país que se había convertido en el enfermo de Europa.
2. El chavismo llega a España: irrupción de Podemos
En mayo 2008 el Ministerio del Poder Popular del régimen chavista venezolano envió 8,1 millones de dólares (7,2 millones de euros) a la Fundación CEPS, con el objetivo de “crear en España cambios políticos afines al gobierno bolivariano”. Algo similar persigue el CELAG, un centro con sede en Ecuador que maneja un presupuesto de 4,8 millones de dólares (4,3 millones de euros). El denominador común de ambos organismos es que entre sus dirigentes nos encontramos con las figuras más destacadas de Podemos: Pablo Iglesias, Juan Carlos Monedero, Íñigo Errejón…
Al calor de estos importantes recursos, la carrera política de este grupo de politólogos ha sido imparable. Todo empezó en los medios de comunicación, donde Iglesias popularizó su mensaje populista y antisistema. Luego llegaron las Elecciones al Parlamento Europeo de 2014, en las que Podemos logró un resultado del 8 % y dio el primer paso para su despegue político.
3. Guerra civil: la fractura del PSOE
Las malas perspectivas electorales que enfrentaba el PSOE en las Elecciones Generales de 2011 empujaron a Rodríguez Zapatero a renunciar al liderazgo de su partido. El candidato elegido, Alfredo Pérez Rubalcaba, apenas se mantuvo algunos años al frente de la formación de izquierdas, cumpliendo un rol de transición hasta la celebración de unas primarias marcadas por el bajo perfil de todos los candidatos. El vencedor del proceso, celebrado durante el verano de 2014, fue Pedro Sánchez, un auténtico desconocido para la opinión pública.
Sánchez apostó por pactar con Podemos en las elecciones regionales y locales de mayo de 2015. Lejos de frenar al populismo, esta estrategia acabó igualando a ambos partidos, que ahora se mueven en niveles similares de apoyo. Esto ha motivado una rebelión interna que ha terminado desalojando del liderazgo del partido a Pedro Sánchez. La crisis interna del PSOE ha contribuido a debilitar más aún a los socialistas, de manera que en las últimas encuestas publicadas ya se sitúan por debajo de Podemos en intención de voto.