EnglishAl terminar el año, Bitcoin volvió a estar en las portadas de todo el mundo. Fue la moneda con el mejor desempeño en 2015 y sobrepasó las 100 millones de transacciones.
Ya están en circulación más del 70% de todos los bitcoins que existirán jamás, que en su conjunto valen alrededor de US$6 mil millones. Además, pesos pesados de la industria financiera han apostado fuertemente en empresas relacionadas con la criptomoneda.
La realidad es que el ecosistema de Bitcoin está compuesto por miles de casas de cambio, servicios y comercios adheridos, sin mencionar los proyectos potencialmente revolucionarios, como Ethereum.
Para un experimento que surgió de un foro especializado de internet hace seis años, Bitcoin ha logrado sin lugar a dudas un éxito mundial.
Sin embargo, detrás del telón, una pelea entre los más importantes desarrolladores e inversionistas amenaza con destruir los logros de la comunidad Bitcoin.
El 15 de enero, la noticia de que uno de los primeros impulsores de la moneda digital abandonaba el proyecto y vendía todos sus bitcoins hizo caer el precio en 15% en tan solo dos días.
Mike Hearn escribió un artículo contando su decepción, alegando que la comunidad es incapaz de resolver problemas que limitan la evolución de la tecnología. Incluso llegó a afirmar que Bitcoin estaba destinado al fracaso.
Los promotores de la criptomoneda salieron a asegurar que todo está bien, y si bien es cierto que Bitcoin puede sobrevivir sin Hearn, su salida arrojó dudas acerca de si la comunidad puede realmente solucionar los problemas que él señaló.
Inconvenientes de la descentralización
En el meollo de la cuestión está una de las mayores fortalezas de Bitcoin. El misterioso creador de Bitcoin, Satoshi Nakamoto, diseñó la moneda de tal manera que esta sea todo lo contrario a una emitida por cualquier banco central: es una red descentralizada donde el poder está distribuido, no concentrado en ninguna entidad. Nadie controla Bitcoin.
Nakamoto quería asegurarse de que ninguna entidad pudiera, por sí sola, alterar o destruir Bitcoin sin el consenso del resto de los usuarios. El rápido crecimiento de la red se debe en gran parte a esto; todos los actores sabían exactamente cómo funcionaría Bitcoin, por lo que tenían la confianza para invertir y crear una industria entera en torno a la moneda.
Fue la primera vez que una crítica tan feroz provenía de un líder de la comunidad
Sin embargo, este modelo presenta problemas cuando la red necesita adaptarse a nuevas condiciones. Llamar a una reunión para decidir una estrategia, como en una empresa, no es factible.
Siendo un proyecto de código fuente abierto, los usuarios de Bitcoin votan por cambios cuando descargan el software que los incorpora; la versión que termina siendo instalada por la mayor cantidad de gente gana. Como candidatos en elecciones, los impulsores de los cambios deben convencer a la gente para que apoye una alternativa u otra.
Hasta el momento, la versión conocida como Bitcoin Core es la que ha ganado siempre, y casi ningún usuario pone en duda que representa fidedignamente el diseño original de Nakamoto. Los programadores que mantienen esta versión han realizado muchos cambios al código, pero se han limitado a mejoras poco controvertidas que no alteran sustancialmente como Bitcoin funciona.
¿Qué cambió?
A mediados de 2015, entró en escena el Gran Debate Sobre el Tamaño de los Bloques.
Bitcoin ha sido tan exitoso que en ciertos días la red tiene problemas para procesar el volumen de transacciones. Esto lleva a que, por ejemplo, usuarios experimenten retrasos no despreciables para enviar o recibir monedas.
Debido a la congestión, esto también encarece las comisiones por transacción, lo cual hace a Bitcoin menos atractivo para nuevos usuarios.
Muchos activistas como Hearn previeron estos problemas y suplicaron a la comunidad que se llegara a una solución, ya que la red debe poder procesar más transacciones si quiere sobrevivir como un sistema de pago conveniente.
[adrotate group=”7″]Sin embargo, a diferencia de instancias anteriores, los cambios al código propuestos tocarían una regla fundamental de Bitcoin: el tamaño de los bloques, que es básicamente cuántas transacciones caben en un bloque de información de la red. En 2010, Nakamoto limitó el bloque a un megabyte para fomentar la adopción de la criptomoneda entre usuarios sin muchos recursos informáticos y para prevenir ataques que saturen a la red con demasiada información.
También, esta fue la primera vez que una crítica tan feroz provenía de un líder de la comunidad. Quienes siempre presagiaban la muerte de Bitcoin solían ser outsiders del mundo financiero o los medios no especializados.
Bitcoin: ¿Como Visa o como el oro?
El debate sobre el volumen de transacciones en realidad es la cristalización de una divergencia de dos visiones para el futuro Bitcoin: si este debería convertirse en un sistema masivo y barato de pagos masivos como Visa o Paypal, o si debería continuar como una suerte de oro digital que protege a los usuarios de fuentes centralizadas de autoridad (e.g., el Estado).
Mike Hearn era un promotor de la primera visión, y en los meses anteriores a su salida buscaba convencer a usuarios que adoptaran su solución al problema de los bloques, una nueva versión llamada Bitcoin XT. Sin embargo, según Franco Amati, cofundador de Bitcoin Argentina, la comunidad la veía demasiado radical y costosa, por lo que no consiguió mucho apoyo.
Amati dijo al PanAm Post que varias otras alternativas han surgido, pero que solo dos tienen chances reales de éxito: una actualizacion de Bitcoin Core, y Bitcoin Classic, una versión un poco distinta pero con un nuevo equipo de programadores.
Al insistir en cambios graduales y preservar la naturaleza descentralizada de Bitcoin, la mayoría de los desarrolladores de Core piensan que están siendo fieles a la visión original de Nakamoto. Ellos minimizan la urgencia de incrementar el tamaño de los bloques, y en su lugar se enfocan en lograr el bendito consenso para incorporar cambios.
Crearon una hoja de ruta disponible al público donde detallan las mejoras sucesivas que harán al código durante 2016, de tal manera a que nadie deba cambiar su software repentinamente, sino sencillamente actualizarlo cuando llegue el momento.
Críticos, sin embargo, señalan que cuando la red entera se actualice, tal vez ya sea demasiado tarde, explicó Amati.
Luego del fracaso de Bitcoin XT, la bandera de la adopción masiva fue retomada por Bitcoin Classic, una propuesta que está consiguiendo mayor apoyo gracias a una estrategia más cauta: esta versión propone aumentar el tamaño de los bloques a dos megabytes cuanto antes, pero dando a los usuarios un periodo de gracia para que puedan hacer la transición desde Core. Tal vez el cambio más importante sería las nuevas personas que estarían a cargo del software de Bitcoin.
Irónicamente, el obituario de Hearn parece haber revivido la criptomoneda. Cuando los medios no especializados empezaron a hacerse eco de la controversia, la resultante presión de usuarios, inversionistas y empresarios sacudieron a la comunidad de su letargo. En estos momentos se libra un feroz debate en los foros.
No será la última vez que alguien anuncie prematuramente la muerte de Bitcoin. El precio de la moneda ya está subiendo de nuevo.
Lo que probablemente perezca sea la noción de que Bitcoin es una tecnología políticamente neutra, conveniente tanto para banqueros como para anarquistas. Finalmente, los usuarios deberán elegir qué camino quieren tomar en este experimento social.