EnglishEl capítulo brasileño de Estudiantes por la Libertad advirtió sobre los planes del Ministerio de Educación de ese país, que eliminarán gran parte de la Historia de la Humanidad del plan de estudios de las escuelas secundarias.
Si uno revisa el borrador de la reforma educativa a nivel nacional que impulsa el Ministerio, no podrá encontrar nada relativo a la Antigua Grecia, la Edad Media o la Revolución Industrial; incluso, no se mencionan algunas de las revueltas claves en la historia de Brasil. A cambio, estudiantes de 9.º a 12.º grado recibirán únicamente clases sobre historia brasileña, africana y latinoamericana, e historia del siglo XX.
El polémico documento es la primera versión del Currículo Nacional de Base Común: los contenidos mínimos que todas las escuelas públicas y privadas deben enseñar a los estudiantes.
La decisión de la comisión de expertos del Ministerio apunta a “dejar de lado un enfoque eurocentrista de la Historia, para que los estudiantes puedan analizar la pluralidad de concepciones históricas y cosmológicas”.
Aunque la reforma no prohíbe la enseñanza de temas por fuera de los contenidos obligatorios, considera que son innecesarios.
El diario brasileño Folha destaca que muchas escuelas continuarán enseñando todos los períodos históricos, porque los exámenes estándares para ingresar a la universidad suelen incluir preguntas relativas a otras eras.
Sin embargo, un estudiante secundario en Brasil, en teoría, podría graduarse sin recibir una clase sobre la Mesopotamia, el Imperio Romano o la Revolución Francesa. Con escuelas con poco presupuesto, ausentismo crónico y huelgas sindicales este escenario es bastante plausible.
Académicos de todos los sectores han criticado el documento. Incluso un exministro de Educación ha protestado por los cambios.
El historiador Marco Antonio Vila tildó la reforma de una “Revolución Cultural” del gobernante Partido de los Trabajadores; un intento para purgar de la Historia hechos cuya enseñanza incomoda a los progresistas.
En su defensa, el Ministerio de Educación rechazó las acusaciones de sesgo ideológico, y afirmó que la versión actual es solo una “propuesta”, y que el período de consultas está abierto para que cualquiera sugiera cambios hasta el próximo 15 de marzo.
Sin embargo, si el Gobierno busca pluralismo, ¿por qué no permitirle a cada escuela adoptar su propio plan de estudios? Como destaca Estudiantes por la Libertad Brasil, “un Gobierno que afirma defender tanto la diversidad ha decidido impedirla donde es más importante”.
Las mentes jóvenes necesitan del debate para ser incentivadas en el aula, y no que este se reprima de manera encubierta.