Prometía para algunos ser un gobierno conciliador, de apertura, de vuelta al entorno global, pero era fácil de predecir cuando se hace una valoración de los antecedentes y quiénes apoyaron la candidatura de Biden de principio a fin. El nuevo gobierno demócrata de la Casa Blanca era fácil de identificar desde el día uno, sin embargo, sorprendió la rapidez con la cual retomaron las actividades que durante cuatro años su predecesor, Donald Trump, intentó reducir con el regreso de las tropas americanas de Afganistán y los Acuerdos de Abraham.
Aún está bastante fresco en mi memoria la oleada de críticas que se vertieron contra el presidente saliente cuando haciendo uso de un drone fue directamente hacia el general Qasem Soleimani del Alto Mando Militar Iraní. Irán en ese momento, prometió venganza. Quizás y valiéndonos de los antecedentes la comunidad internacional creyó que vendría un ataque directo hacia los intereses de los Estados Unidos en propio territorio americano, pero no fue así. Quizás, la gran estrategia fue jugar con aliados estratégicos de importancia y con los factores de poder precisamente para que de modo preciso e inmediato el factor incómodo que se encontraba en la Casa Blanca no repitiera en la presidencia. A la final, era más preciso y desgastante.
Así como cuando uno ve el remake de una película con diferentes actores, el secretario de Defensa de los Estados Unidos, Lloyd Austin, expresó para UsNews que existían dos objetivos principales de este ataque… “Uno, claramente, intentar generar un impacto en estos grupos y en su capacidad para realizar futuros ataques… Y dos, enviar una señal muy clara de que Estados Unidos va a proteger a su gente, va a proteger sus intereses y va a proteger a sus socios en la región” …
De acuerdo a lo expresado por el Gobierno norteamericano … “El ataque fue en represalia por al menos tres ataques con cohetes contra una serie de instalaciones iraquíes que también albergan a fuerzas estadounidenses o contratistas que sirven en la coalición liderada por Estados Unidos que lucha contra el grupo Estado Islámico y otros extremistas allí. Un ataque cerca de Irbil en el norte de Irak mató al menos a un contratista estadounidense” … Ironías de la vida que esta misma acción haya sido criticada unos años antes… Interesante el escenario y la forma en la cual se está manejando el tema. Uno de los puntos más delicados es el debate que se ha abierto en cuanto a si el presidente de los Estados Unidos tiene la autoridad de ordenar los ataques en Siria sin autorización del cuerpo parlamentario. Mientras el Consejo de Seguridad Nacional del Pentágono sostiene que entre los deberes constitucionales del presidente como Comandante en Jefe se encuentra el de defender a la nación y los intereses de la nación. El Congreso no parece estar muy de acuerdo.
Además, otra de las críticas es la contradictoria postura de numerosos funcionarios norteamericanos en torno al tema. Por ejemplo, Jen Psaki, la secretaria de Prensa de la Casa Blanca en el año 2017 criticó la administración de Trump diciendo que Siria era un país soberano. También Kamala Harris y Joe Biden fueron cuestionados por las mismas acciones. Ahora bien, no sé a quién puede sorprender este tipo de acciones cuando el mensaje estaba ahí ante nuestros ojos. Durante toda la campaña presidencial, juramentación y ante los medios de comunicación la figura de Barak Obama ha estado más que presente, incluso canales de televisión internacional le han entrevistado de forma prioritaria y más de una vez estuvo él haciendo campaña y apareciendo en meetings políticos fortaleciendo la fórmula política que se enfrentó a una de las presidencias más polémicas de principios del Siglo XXI.
Precisamente por ello es que cuesta entender que se haya puesto un velo a las pretensiones políticas internacionales de la aun potencia más importante del mundo. El primer presidente de los Estados Unidos que ordenó ataques contra Siria fue precisamente Obama. Basta con irse al año 2014 para recordar cómo en una alocución pública el demócrata le pedía a los norteamericanos paciencia y apoyo ya que la lucha contra el Estado islámico llevaría tiempo y dio inicio a una serie de bombardeos en Arabia Saudí, Jordania, Baréin, Qatar y Emiratos Árabes Unidos. No solo eso, también se dio la coalición conformada por cincuenta países. El argumento era el uso de armas químicas contra la población.
Justo en aquel momento Biden era vicepresidente y muchos medios de comunicación reseñaron sus declaraciones donde enfáticamente indicaba que el régimen sirio era el responsable del uso de armas químicas en el país y que tendría que rendir cuentas.
Con la llegada de Trump a la casa Blanca y su particular política exterior esto quedó a un lado ya que el presidente saliente se enfocó más en lograr negociaciones con grandes fuerzas del Medio Oriente como una forma de contener la expansión del Estado islámico que no ha sido desarticulado para nada.
Independientemente de lo que puedan contar los países, los gobiernos y los medios. Basta con revisar las noticias locales del domingo en numerosas zonas europeas para ver que se están reagrupando, reclutando sangre nueva e incluso operando desde campos de refugiados de forma encubierta.
Trump durante los últimos dos años ordenó la retirada de tropas norteamericanas de Afganistán, de Somalia e Irak y de hecho siempre tuvo una relación de tensión con los países miembros de la OTAN que vieron con beneplácito su salida de la Casa Blanca; situación totalmente contraria con la administración de Obama. Justo en el año 2016 en un artículo de El Confidencial se publicaban las declaraciones del todavía presidente para aquel momento en una visita a Atenas en su gira por Europa, en ellas expresaba la importancia que la OTAN tenía para el gobierno norteamericano… “Quiero reafirmar que el tema de la OTAN es muy importante y queremos asegurar la continuación de esta política durante el traspaso a la nueva presidencia electa de los republicanos”… No fue así.
Entonces observamos cómo el escenario geopolítico se reacomoda y no con ello pretendo decir que sea para mejor. Se reacomoda a lo que venía siendo la política de los Estados Unidos durante todo el Siglo XXI. Tropas norteamericanas volverán al terreno, se volverá a la lucha armada y mientras las órdenes ejecutivas de Biden siguen sacando de la lista a grupos del Medio Oriente como grupos terroristas indicando que la asistencia humanitaria es prioridad no dudo de que en unos cuantos meses las alertas terroristas vuelvan a encenderse.
Eso sería lo de menos, solo estoy mostrando la punta del iceberg. Lo que realmente preocupa es el enorme grupo de desplazados internos que tendrán que irse de su ciudad de origen y el costo que esto representará para las naciones; la nueva ola de refugiados que se disparará para buscar seguridad y paz; el incremento de los crímenes internacionales debido a esta situación irregular; tráfico de personas, esclavitud, grupos armados, narcotráfico y tráfico de armas. Sin contar con los daños ambientales que esto representa; y es que hay dos formas de negar la existencia del cambio climático. Con palabrerías que al final no generan ningún tipo de impacto, y con acciones precisas que, si realmente vienen a contaminar las aguas, los suelos, envenenan los sembradíos y colapsan a los sistemas de salud.
Se puede leer esto perfectamente mientras se escucha la famosa canción de Guns and Roses “Welcome to the Jungle” :
Welcome to the jungle, we’ve got fun and games.
We got everything you want honey, we know the names.
We are the people that can find whatever you may need.
If you got the money, honey we got your disease
(Bienvenido a la jungla, tenemos diversión y juegos. Tenemos todo lo que quieres cariño, sabemos los nombres somos las personas que pueden encontrar lo que necesite .Si tienes el dinero, cariño, tenemos tu enfermedad).