Luego del asalto al Capitolio, uno de los eventos considerados como de los más violentos y vergonzosos sucedidos en los Estados Unidos, la recta final de la administración de Donald Trump se enfrenta a dos encrucijadas: ambas muy duras, pudiendo representar el fin de la carrera política del empresario norteamericano.
Medios internacionales, comunidad internacional y la sociedad en general condenaron las acciones perpetradas por grupos radicales pero a nosotros nos corresponde es tratar de esclarecer esas dos acciones sobre las cuales han insistido tan enfáticamente no solo los demócratas sino también varios miembros del Partido Republicano.
La 25 Enmienda de la Constitución
El título que identifica a la 25 enmienda es “Vacante Presidencial, Discapacidad e Incapacidad” y en su sección primera se lee… “SECCIÓN 1. En caso de destitución del presidente de su cargo o de su muerte o renuncia, el vicepresidente pasará a ser presidente”… Ahora bien, leyendo con detenimiento esta vigésima quinta enmienda resultaría un poco cuesta arriba y podría tener connotaciones políticas que tomando en cuenta la situación actual del país serían un poco delicada.
En primer lugar debería ser el presidente quien declarase que existe una vacante presidencial cosa que Trump ya no hará, especialmente luego del discurso donde expresaba que habría una transición coordinada y ordenada el 20 de enero.
Ahora bien, en su sección 4ta se establece lo siguiente… “SECCIÓN 4. Cuando el vicepresidente y la mayoría de los principales funcionarios de los organismos ejecutivos o de cualquier otro organismo como el Congreso disponga por ley, transmitir al presidente pro tempore del Senado y al portavoz de la Cámara de Representantes su declaración escrita de que el presidente no puede cumplir con los poderes y deberes de su cargo, el vicepresidente asumirá inmediatamente los poderes y deberes de la oficina como presidente interino”…
No es imposible, pero estamos hablando de un tiempo extremadamente corto además de que no podemos dejar de realizar una analogía en cuanto a los momentos cuando esta Enmienda 25 fue utilizada. Cuando el asesinato de John F Kennedy, la operación de Reagan de un cáncer y cuando George Bush Sr. y George Bush Jr. se sometieron a revisiones en temas de salud. Trump no está enfermo, tampoco corre peligro su vida y relacionarlo con estos eventos no pareciera una estrategia conveniente.
Especialmente si contamos los tiempos, el Congreso tendría 48 horas para decidir, lo cual haría que Pence sustituiría a Trump por solo 10 días. Tomando en cuenta las últimas declaraciones del presidente aun en funciones de permitir la transición, de imputar y condenar a quienes atacaron el Capitolio, daría espacio a especulaciones a un tráfico a través de medios digitales que podría volver a caldear los ánimos.
El Impeachment vuelve a planear
El juicio político. En este caso, la Cámara de Representantes se encuentra facultada para acusar a un funcionario del Gobierno federal y esto debe aprobarse por mayoría de votos. En este caso, un comité de representantes, actuará como fiscal ante el Senado y el Senado como un Tribunal Superior de Enjuiciamiento y luego del procedimiento se votará para la absolución o condena del funcionario acusado. Se requiere un voto de dos tercios del Senado para condenar, y la pena es la destitución del cargo. Además es inapelable.
Ahora bien, desde el punto de vista procedimental, debería ser un Impeachment sumamente rápido y la presentación de pruebas inmediata y esto es lo que veo que lo puede dificultar. Lo hablo como abogado y analista y quienes son abogados saben que la verdad procesal suele prelar sobre la verdad material.
Habrá que demostrar la anuencia y el permiso por parte de la presidencia, habrá que demostrar que sabía del asalto y que se permitió. Si no se realizan los procedimientos y las averiguaciones pertinentes podrían hablar de silencio administrativo. Pero insisto, solo quedan 12 días para terminar el mandato.
Lo que sí es probable es que luego de finalizado el mandato, el Senado norteamericano teniendo una mayoría demócrata y contando con el apoyo de algunos republicanos inicien procedimientos para mostrar las sombras de la administración Trump si es que acaso las hubo.
El caso es que, polémico como entró, polémico saldrá Trump de la Casa Blanca y ha servido para mostrar las fisuras que existen dentro de la administración de los Estados Unidos y la fragilidad del poder en todas sus formas. Quizás sea su muerte política y muy difícilmente pueda volver a participar en una carrera a la presidencia o cualquier otro cargo en su país.
Probablemente alguno de sus hijos quienes lo han acompañado en los últimos tiempos, pero luego de lo acontecido, difícilmente puedan estar dentro de la línea de nueva ola del partido republicano.
¿Y qué podrían hacer?
Desde el punto de vista político, la fuerza trumpista debe hacer una limpieza y un barrido de seguidores. El fanatismo no le hace bien a partidos recién nacidos y sin trayectoria. Luego de eso, tendrán que esperar muchos años a que se olvide el incidente. Muchos de ellos no tienen ninguna responsabilidad, pero las redes sociales y los medios tampoco ayudan a nadie; salvo de los que viven del escándalo.
Lo que sí se puede predecir, es que la fractura social norteamericana ha salido a la luz y si no se da un cambio en la forma de hacer política ni el coloso del norte ni el mundo entero se salvará de esta nueva forma de espectáculo comunicacional donde todos al parecer, somos solo un público de galería.