EnglishRespecto a la prohibición del suicidio en Canadá, en mi opinión, debería mantenerse.
Es cierto que no tenemos idea del incontrolable dolor y agonía que puede sufrir una persona enferma. Sin embargo, este puede opacar la mente de las personas, luego estas no tienen la capacidad necesaria para tomar decisiones tan serias.
Me preocupa que otros puedan tomar la decisión por ellos, y que podría abusarse de este poder.
Además, para aquellos que creemos que la vida es un regalo de Dios, acabar con ella de una forma deliberada es un acto arrogante (recuerde el Quinto Mandamiento). Eso vale para quienes creemos que hay vida después de la muerte, para quienes el fin de la vida no debe ser causa de ansiedad; debemos esperar la muerte alegremente.
Creo que ese es el objetivo de aquellos que defienden el suicidio asistido. Quieren acelerar el proceso. Pero allí existe un dilema: vivir la vida que conocemos o apurarnos a vivir la que no.
Para mí, la respuesta es permitir que la naturaleza siga su curso; la enfermedad y la muerte son parte de un proceso natural. Con los conocimientos de la medicina moderna debemos ser capaces de ayudar a que las personas mueran tranquilas, y de una forma cómoda, aliviar su dolor y ansiedad por medio de medicamentos y sedantes, además estar con ellos y tratarlos con respecto y cariño. Esa es la misión de los tratamientos paliativos.
Esto no significa que tenemos la obligación de prolongar la vida oficiosa o agresivamente. Esto también es actuar como Dios, de la misma forma que con el suicidio asistido.
En términos legales, no podemos forzar a la gente a que haga lo que creemos correcto. Pero al mismo tiempo, tampoco debemos crear leyes que representen algo negativo contra otros como un derecho.
Aunque creo todo lo anterior, me quedo algo indecisa por la compasión para quienes en su futuro no ven más que dolor agonizante, la inmovilidad y la dependencia. Ellos y sus familias buscan una nueva ley que no les culpe cuando realicen un acto que consideran correcto.
Pero, ¿abre esa nueva ley la puerta al menor respeto por la vida? Parece inevitable. En definitiva, una mente bien informada y amorosa debe ser nuestra guía en todos nuestros actos.
Charlotte Groarke
Ama de casa, autora de Cartas de Doig
Calgary, Alberta