EnglishHe notado en algunos artículos publicados en el PanAm Post que los autores están a favor de las fronteras abiertas y consideran el debate político europeo sobre la limitación de la inmigración masiva como un mal ejemplo. Los partidos políticos en favor de limitar la inmigración son etiquetados a menudo como “de derecha” o “xenofóbicos”.
Como holandés y europeo, he observado la desaparición gradual del Estado como nación en favor del ideal de un Estado paneuropeo —aunque formalmente aún vivimos en un Estado-nación. El primer paso fue la política de fronteras abiertas dentro de la Unión Europea en 1995; el segundo gran paso fue la creación de una moneda única, el euro, en 2002.
Actualmente, las políticas de inmigración en países como el Reino Unido o los Países Bajos se determinan en un 90% por los reglamentos de la Unión Europea (UE) y de la Organización de Naciones Unidas (ONU). El Estado-nación tiene muy poco control sobre ellas, y no hay manera democrática para que la gente exprese su descontento.
Esta es probablemente la razón más importante — además del fracaso del euro — del surgimiento de partidos nacionalistas, como el Partido de la Independencia del Reino Unido (UKIP), el PVV y el VNL en los Países Bajos, y el Frente Nacional en Francia.
Que describan a estos partidos como de derecha o xenofóbicos, en mi opinión, se basa en un análisis inadecuado. Muchos de estos partidos están a favor de fuertes políticas sociales, y no son xenofóbicos por naturaleza. Vean esta imagen de un encuentro multicultural de los miembros del UKIP con su líder Nigel Farage. Todos ellos quieren recuperar el control de sus propias fronteras.
Personalmente me considero un liberal en el sentido europeo de la palabra (en el sentido anglosajón probablemente me describiría como un conservador de libre mercado). Yo no estaba en contra de la apertura de fronteras en 1995 (Acuerdo de Schengen), ni en contra de la moneda europea.
Hoy en día, frente a un desastre económico en Europa, en gran parte debido al euro, con tasas de desempleo que llegan hasta el 25% en el sur de Europa (50% de desempleo juvenil) y una fuerte sensación de que no estamos en control de nuestra propia inmigración, he tenido que cambiar de opinión.
Yo pertenezco a la generación del baby-boom (nací en 1959). Algunas personas podrían argumentar que sufro de nostalgia y que estoy anhelando un pasado olvidado cuando Holanda era todavía una gran nación. Sin embargo, muchos jóvenes tienen exactamente los mismos sentimientos, siendo ellos las primeras víctimas cuando el desempleo golpea, debido a fallidas políticas paneuropeas. Son más baratos de despedir, así que son los primeros en irse. Es tan cínico como eso.
También un número cada vez mayor de jóvenes intelectuales está a favor del Estado-nación. Uno de ellos es el elocuente holandés (a pesar de su nombre francés) historiador, escritor y personalidad de los medios Thierry Baudet, nacido en 1983. En su libro, La importancia de las fronteras, Thierry hace una fuerte crítica sobre la degradación de la soberanía nacional y sus consecuencias.
Baudet describe cómo el Estado-nación se convirtió en una unidad estable, sólida y comprensible de la organización política (democrática). A continuación, presenta sus argumentos de un asalto del Estado-nación por parte del supranacionalismo, así como el multiculturalismo en las últimas décadas (aunque esto no es nuevo). Desde su punto de vista, si el Estado-nación desaparece, también lo harán la democracia y el Estado de derecho, ya que estos están vinculados estrechamente. En otros artículos, ha señalado que los intentos anteriores de crear un estado paneuropeo fueron llevados a cabo por Napoleón y Hitler, los cuales fracasaron miserablemente.
Con respecto a abrirle las fronteras abiertas, como esposo de una inmigrante me gustaría decir que no estoy en contra de la inmigración. Sin embargo, yo creo que el Estado-nación tiene el derecho de proteger sus fronteras y regular el flujo migratorio.
Creo que no se trata solo del interés de las naciones europeas sino también del continente africano, ya que la gente que vive allí quiere construir una nación fuerte con sus propios Estados, en lugar de tratar de escapar a un europeo El Dorado, que solo existe en sus sueños y en las falsas promesas de los traficantes de seres humanos — un El Dorado, que por cierto está desapareciendo poco a poco, gracias a las políticas destructivas de la Unión Europea y la Eurozona.
Jan Gajentaan
Consultor Independiente de Recursos Humanos
Rotterdam, Holanda
Nota del editor: Hacemos un gran esfuerzo para evitar llamar a los partidos políticos de derecha o izquierda y tratamos de utilizar descripciones más precisas y exactas.