
Dicen que los líderes aparecen cuando tienen que aparecer. Éste se llama Julio Jiménez Gedler, pero le dicen “Coco” porque era un excelente estudiante. Su segundo apellido lo delata como un “amo del valle” de los que hablaba Herrera Luque, pero él se autodefine como miembro de la clase media empobrecida, una constante en la Venezuela de hoy.
Franco, inteligente y despojado de prejuicios, una rara avis en la Venezuela de hoy, lo descubrí hace un tiempo por Twitter y hemos compartido ideas y sueños en la cortedad de 140 caracteres.
“Si alguien me pide que le pinte la casa se la pinto”, le dijo a Shirley Varnagy en una entrevista la semana pasada. En un país donde desde el alto gobierno se les repite a las clases desposeídas que “lo que no tienen es porque otros se lo quitaron” resulta hasta aventurado valorar el trabajo y más aún, sin complejos. Julio trabaja desde muy joven, primero se encargó de sus hermanos para que su mamá pudiera terminar sus estudios en la Universidad Central de Venezuela, y luego porque embarazó a la novia.
Estudio en el Liceo Alberto Carnevali de El Tigre (aprox. 200 mil hab.), estado Anzoátegui, donde se destacó como dirigente estudiantil. Quiso estudiar ingeniería civil en la Universidad de Oriente (UDO), pero no tuvo cómo pagarse los estudios en Puerto Ordaz, la ciudad más cara de Venezuela. En vez, estudió Química en el Instituto José Antonio Anzoátegui.
Aunque no estuvo de acuerdo con el paro petrolero, participó en algunas de las protestas y manifestaciones de aquellos días.
Con su amigo Claudio Sandoval fundó un canal por You Tube, “Beta Político”, “donde él entrevistaba a Claudio y Claudio lo entrevistaba a él”. Varios de sus videos circularon con relativo éxito en las redes. Uno sobre la campaña electoral asimétrica (en apoyo a Capriles) fue ampliamente visto. Pero el del 12 de febrero de este año se volvió viral. En él, un apasionado Julio transmitiendo en vivo se descarga al gobierno por las muertes injustas. Por los sucesos de la marcha, Parque Carabobo y Mérida. Por el silencio de buena parte de la oposición. Esa pasión le subió los ánimos a personas tanto de la oposición como a los descontentos con el chavismo. Y de la noche a la mañana, Juliococo se convirtió en una celebridad, entrevistado en CNN y como no está acostumbrado, “con fotofobia” por tantas fotos con flash.
No es estudiante, no es dirigente… Se define como activista “porque hay que activar a la gente”. Está convencido de que hay que reconocerse en el otro, con los mismos problemas, las mismas esperanzas y en espera de soluciones. Y creo que llegará lejos porque su forma de expresarse le llega a muchísimas personas.
Como una persona que padece de primera mano las carencias y los problemas de la Venezuela de hoy — Julio hace colas para que lo atiendan en los hospitales y para conseguir remedios (el año pasado lo pasó en una cola para que lo operaran) y productos de la cesta básica — sabe cuán necesario es politizar a la sociedad civil para resolver los problemas que no se han podido resolver.
Le dicen que es opositor profesional. Se opuso “a la IV y ahora a la V”, pero en definitiva, Juliococo entiende que hay mensajes que no han conectado. Ve claramente que el cliché que vende el gobierno es que toda la oposición pertenece a una clase media que no sale de sus círculos de confort y cuán importante es transmitir que el problema — y sus posibles soluciones — no radican en la clase social a la que se pertenece, sino en situaciones difíciles y complejas que todos juntos debemos afrontar.
Solo espero — y creo que tiene la experiencia y la fortaleza — que resista los halagos de los tradicionales parásitos de la política que siempre buscan a qué sombra arrimarse. Ya hemos visto (demasiados, para mi gusto) muchachos con enormes potenciales que les hicieron creer que eran lo que todavía no eran… y se quemaron…
Si Juliococo logra resistir, estaremos en presencia de un nuevo líder inteligente, carismático y consciente de sus fortalezas y debilidades, no de un caudillo como tantos que hemos tenido y que tanto daño nos han hecho.
Recuerden su nombre. Se llama Julio. Sus amigos le dicen Coco.
Este artículo originalmente se encuentra en la página de El Universal.