En Argentina un preso que trabaja dentro de la cárcel gana 46% más dinero que un jubilado. Los reos que realizan, por ejemplo, trabajos de mantenimiento dentro del recinto reciben el salario mínimo, que desde el 1 de agosto será de AR$5.588 (US$ 375 a dólar blue) mientras que la jubilación mínima alcanza AR$3.821 (US$256).
La polémica diferencia salió a la luz pública a raíz de un artículo del argentino Luis Beldi en el portal Infobae, pues el escritor aclaró que la brecha aumentará cuando en enero del próximo año cuando el salario mínimo se incremente otra vez y llegue a los AR$6.060 (US$407).
A la diferencia en dinero, hay que sumarle que el preso no debe hacerse cargo de los gastos de salud, comida, ni gastos del hogar, como pueden ser las facturas de gas o de luz.
Eugenio Semino, jefe del área de la Tercera Edad de la Defensoría del Pueblo, había comentado en 2014 que 75% de los jubilados argentinos cobran el salario mínimo.
Desde diciembre de 2014, la Cámara Federal de Casación Penal (el máximo tribunal penal que existe por debajo de la Corte Suprema) falló a favor de que se cree un régimen laboral para los detenidos, que sea idéntico a los de una persona libre.
En este sentido, la sentencia refleja el principio constitucional de “igual remuneración por igual tarea” para aquellos que se encuentran detenidos.
El documento había dicho que 59% de los presos no accede actualmente a ningún trabajo remunerado, y que aquellos que solo 19% de los que lo hacen, tienen la posibilidad de acceder a las 40 horas semanales de trabajo remunerado.
En marzo de 2015 un reo de la cárcel de Devoto, en la ciudad de Buenos Aires, reclamó una indemnización, por haberse sentido despedido cuando fue trasladado a la cárcel de Ezeiza. Le modificaron el horario en su tarea dentro del taller de panadería, dentro del complejo de detención.
Ricardo Rojas, juez penal, le explicó a PanAm Post que la mayoría de los presos que trabajan, lo hacen para el Estado, en tareas relacionadas con la limpieza o en la refacción y mantenimiento de la cárcel. El trabajo se realiza siempre dentro del centro de detención.
Sostuvo que la discusión hoy se centra en el hecho de si una empresa estatal o privada debe garantizar o no los mismos derechos laborales de los que goza el resto de la población.
En la práctica, el dinero que ganan los presos se destina a un fondo a su nombre que se le entrega cuando sale en libertad.
Para Rojas, otorgarle los mismos derechos “tiende a desnaturalizar el objeto del trabajo en la cárcel”. Sostuvo que son varios las razones por las cuales un reo debe trabajar. “La idea es volverlo apto para valerse por sí mismo, al incorporar hábitos de trabajo y algún oficio, para cuando salga de prisión; que haga algo útil mientras esté preso, y que que con parte de lo que produzca con su trabajo, solvente los gastos de su alojamiento y gastos judiciales, le pague resarcimiento a la víctima y alimentos para su familia afuera”, dijo el jurista.
“Pero la ley también le permite tomar un porcentaje de ese dinero para gastarlo dentro de la cárcel (por ejemplo comprando algunas cosas que no le son provistas en el penal), o hacer adelantos de retiro de ese fondo para darle a su esposa o mantener a sus hijos”, indicó el magistrado.