EnglishQue la tecnología es cara en Argentina en comparación con el resto de la región no es ningún misterio. Pero el problema llegó a lo ridículo: sale lo mismo (o inclusive más) una computadora Macbook Pro en Argentina, que viajar a Estados Unidos con todo pagado por cinco días, comprar la misma computadora y regresar al país.
Pero la tecnología no solo es privativamente cara, sino que muchas veces no se consiguen los productos o directamente se accede solo a modelos que ya en otros países dejaron de ser novedad.
En general, y navegando por internet —como lo haría cualquier curioso— notamos que inclusive las computadoras más básicas son entre un 30 y un 40 por ciento más caras que aquellas ofrecidas en Estados Unidos.
Pero los casos más relevantes —e insólitos— son aquellos que llevan a pensar que el problema es más que complejo. Basados en un artículo de un argentino que “descubrió” esta brecha, decidimos comprobar que con la plata que se desembolsaría para adquirir la Macbook Pro comprada en mi país, me alcanzaba para pagar los pasajes hasta Manhattan ida y vuelta, alojarme cinco días, comer, transportarme, ir incluso a ver algún espectáculo, comprar la computadora y regresar.
Y la teoría es cierta. Una Macbook Pro cuesta en Argentina al contado AR$$41.479 (US$2.861 a dólar libre o dólar blue) mientras la misma en Estados Unidos se vende a US$1.499 (unos AR$18.557 a dólar turista).
Desde el 2011, los argentinos fueron sorteando diferentes restricciones a la divisa extranjera. Hoy un argentino de a pie enfrenta cuatro cotizaciones diferentes del dólar.
El dólar tarjeta o dólar turista es aquel que surge de agregar un recargo del 35 por ciento al dólar oficial para compras con tarjeta de crédito o débito en el exterior. Este no tiene cupos, uno puede comprar hasta donde le permite el limite de su tarjeta. El dólar blue es, en cambio, el dólar que se consigue en el mercado negro o ilegal.
El dólar oficial (de menor cotización que el resto) solo se consigue mediante una autorización del ente recaudador argentino. Si el trabajador compra esta divisa a cotización oficial y decide quedarse con el efectivo en mano, el Gobierno le añade un 20 por ciento a la cotización oficial, ese es el dólar ahorro. El monto asignado por el ente estatal para el dolar ahorro no podrá superar el 20 por ciento del salario promedio de los últimos 12 meses.
Un pasaje de ida y vuelta comprado en línea se consigue entre AR$10 y AR$11 mil (unos US$808 y US$888); alcanza también para alojarse cinco días en un cuarto ofrecido en Airbnb a US$50 la noche (unos AR$3 mil pesos por los cinco días). Calculando un poco más de US$100 por día en gastos (comida, alguna compra chica, transporte) se suman unos AR$6.500 a la lista.
Todo, absolutamente todo sumado a la compra en un negocio Apple en Nueva York nos da un total de AR$39.057. Sobrarían AR$2.422 pesos al llegar al país. Solo debería estar atento al azaroso escaneo de la aduana argentina.
Finalmente, si lo llegan a frenar tendrá que desembolsar el 50 por ciento del valor del producto luego de pasar los uS$300 permitidos al entrar al país. Es decir, tendrá usted que pagar US$600 extras (unos AR$5.490).
Este ejemplo de la computadora es uno entre tantos. Otro rápido ejemplo es el de las máquinas fotográficas profesionales, los que usan los reporteros gráficos que viven de la profesión. Una Nikon D4, una de las últimas en el mercado, cuesta en el país AR$135.824 (US$9.367 a dólar libre) contra US$6.000 (AR$74.280 con dólar turista).
En este caso, hay AR$61.544 pesos extra. Eso te alcanza para viajar a Manhattan, gastos de salida y de transporte y por si eso fuera poco, alojarte en uno de los hoteles más exclusivos de Nueva York, el Plaza Hotel (US$650 la noche, unos AR$7738) y regresar todavía con plata.
Enrique Carrier, consultor de tecnología, le había aclarado a Clarín el porqué de esta brecha tan grande: “Varios factores encarecen estos productos en el país. La ley de 2009 les subió los impuestos a muchos, y el IVA [Impuesto al Valor Agregado] que se paga al comprar también es más alto que en otros países. Como varias marcas ya no traen sus productos al país, la oferta se redujo. Y la consecuencia es un atraso tecnológico, porque mucha gente sólo puede acceder a los aparatos menos avanzados”.
La consecuencia es una oferta de tecnología limitada fomentada por políticas de protección a la industria local que no puede competir. Un atraso tecnológico que nos hace ver de la Edad de Piedra en comparación al resto del mundo. Y lo peor de todo, es que quienes se ven mas perjudicados, son aquellos argentinos de recursos limitados y humildes, que no se pueden dar el lujo de viajar al exterior.