
EnglishAl menos 700 inmigrantes murieron el domingo en la madrugada cuando un barco pesquero naufragó a 130 kilómetros de la costa de Libia. Al día siguiente, un velero con 200 inmigrantes a bordo se hundió en las aguas del mar Egeo: murieron tres personas, entre ellos un niño. Mientras, este martes, la guardia costera italiana rescató otro pesquero que corría riesgo de hundirse con 446 inmigrantes.
En total suman 10.000 los hombres, mujeres y niños rescatados por Italia en la última semana. La espeluznante cifra de los últimos tiempos apunta a opacar la del año anterior: durante 2014, 3.200 personas perecieron en sus intentos de realizar la migración a Europa por el Mediterráneo hacia un futuro mejor. Este año, solo en los primeros tres meses, ya arribaron 10.200 inmigrantes.
¿Qué está pasando en el Mediterráneo que se están hundiendo barcos con inmigrantes?
La mayoría de los pasajeros de estos barcos provenían de países como Argelia, Zambia, Ghana, Senegal, Nigeria, Mali, Egipto, Siria y Bangladesh. Expulsados por guerras, dictaduras, miseria y hambre, que prevalecen en sus países.
Por este fenómenos, el polaco Donald Tusk, presidente del Consejo Europeo, convocó este jueves a una reunión extraordinaria para tratar un tema que aqueja a todo el continente. El ingreso de inmigrantes se disparó con respecto al año pasado, unas 57.300 personas atravesaron la frontera europea en condiciones irregulares durante los primeros tres meses del año —casi el triple de las 22.500 que lo hicieron en 2014.
“No podemos continuar así, no podemos aceptar que cientos de personas mueran tratando de cruzar el mar para venir a Europa”, sostuvo Tusk en un video.
Entre los temas a tratar en la cumbre estarán la forma de unir esfuerzos para salvar la vida de la gente, cómo ayudar a las naciones más afectadas por esta problemática, y cómo cooperar con los países de origen y de tránsito.
Estos balseros (gran similitud a los balseros de nuestra querida Cuba) salen de sus países, dejando todo atrás, con bolsillos llenos de ilusiones, y son capaces de dejarlo todo en el mar, incluso su propia existencia, por una mejor calidad de vida.
El precio de ser un indocumentado
El viaje a Europa no implica solamente la travesía en barco. Llegar a los países nórdicos, o incluso al sur de Italia puede costarle (y le cuesta) la vida a muchos de los que deciden abandonar todo por un mejor futuro.
La red que lleva africanos a Europa maneja diferentes tarifas. Los “coyotes” del Magreb cobran €5.000 por atravesar el desierto, otros €1.500 por zarpar las costas libias y al llegar a los centro de refugiados, cobran entre €200 y €400 por acogerlos en casas clandestinas.
Si deciden continuar viaje hacia el norte, por ejemplo, al Reino Unido u Holanda, los inmigrantes deberán desembolsar unos €1.500 adicionales.
Los inmigrantes y la búsqueda de la felicidad
Todas las naciones del mundo han recibido en algún grado u otro inmigración en algún momento de su historia. Argentina recibió desde 1880 tantos inmigrantes que en un momento 1 de cada 3 ciudadanos no habían nacido en el país. Venezuela recibió muchísimos europeos después de la Segunda Guerra Mundial. Hong Kong, lo hizo con los chinos que llegaron muy mal educados y sin dos pesos en su cartera entre 1950 y 1960.
¿Cuáles son entonces las mejores políticas que podrían tomar las naciones receptoras de tales personas? Aquellas que permitan a un indocumentado instalarse legalmente en el país con mayor rapidez y seguridad.
El único crimen que comenten estas personas es querer trabajar y buscar la felicidad negada en sus países de origen.
Hasta el papa Francisco se desahogó y opinó sobre el tema desde la plaza de San Pedro: “[Los inmigrantes] son hombres y mujeres como nosotros, hermanos que buscan una vida mejor; hambrientos, perseguidos, heridos, explotados, víctimas de guerras… Hombres y mujeres como nosotros. Buscan la felicidad”.
Editado por Adam Dubove.