EnglishEs posiblemente uno de los que más sepan sobre el mayor atentado terrorista en la historia de Argentina. Gabriel Levinas, autor del libro La Ley bajo los escombros (1998), lideró entre 1997 y 1998 un equipo de investigación de la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA) sobre el caso AMIA.
Desde 2011 es director del portal de análisis de noticias plazademayo.com y es columnista del programa de radio de Jorge Lanata, uno de los periodistas más reconocidos de este país.
“Si veo que algo está mal lo único que puedo hacer es decirlo, para que después los abogados o quienes carajo sean los querellantes exijan a la justicia lo que tenga que hacer”, indicó Levinas.
Sobre su investigación de la causa AMIA, expresó que él no es “tan inteligente” para haber encontrado todas las prácticas y armados en el caso, pero que sí estaba seguro de que “hubo mucho, mucho, mucho encubrimiento. Eso no explica que Irán venga de afuera, ponga una bomba y se vaya. Nadie encubre de ese modo a alguien a quien no conoce y con quien no tiene ningún tipo de relación”.
Para él, Irán pudo haber dado la orden o puedo haber financiado e inclusive haber mandado a alguien a ayudar a hacer algo, pero el atentado de 1994 “tuvo una enorme conexión local”.
Levinas conversó con PanAm Post sobre la ineficiencia del proceso judicial argentino, el rompecabezas de la causa AMIA, los intereses del poder político y la trama detrás del caso de la muerte del fiscal Alberto Nisman.
¿Cuál era la línea de investigación de Nisman en el caso del atentado de la AMIA?
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Era creer que se podía llegar a culpar a Irán sin tener resuelto el problema concreto. Para hacerlo sencillo, imagínate que tienes un cadáver en la calle que tiene un agujero, que se presume es de bala. Vos tenés que determinar si el agujero es de bala o si es de cuchillo; si es de bala si fue hecho con una .38 o con una .45 [calibres]. Necesitas eso para saber a quién tenés que buscar.
Porque si das la vuelta a la manzana y te encuentras con cinco personas, una con un arma calibre .45, otra con una .38 y otra con un cuchillo, ¿a quién detienes?
Para saber a quién tienes que detener tienes que demostrar la materialidad del hecho.
Hagámoslo al revés; si Al Capone había dado la orden de matar a ese señor y tu tienes grabada la conversación en la cual Al Capone le dice a alguien “anda y mata a este tipo”. Pero si tu no tienes la conexión entre la muerte y Al Capone, él podría decir “sí, yo había dado la orden pero alguien se me adelantó. No fui yo”. Y así el tipo queda libre.
Lo que necesitas es saber exactamente qué pasó, y de ahí puedes llegar a Irán o a la China. Pero no puedes llegar nunca a ningún lado si no tienes resuelto lo que pasó. Y Nisman nunca resolvió exactamente qué pasó.
¿La denuncia de Nisman carece de sustento, entonces?
No. Son dos cosas distintas. La denuncia que el hace después es una denuncia que no tiene que ver con la causa AMIA sino que tiene que ver con un encubrimiento a Irán por parte del poder Ejecutivo y algunos personajes.
Eso que él descubre tiene suficiente entidad como para armar una denuncia. Eso podía terminar en nada, o podía terminar con la presidenta presa. Lo que no sabemos a priori es cómo terminaría, pero sí sabemos que dentro de esa investigación había elementos suficientes para justificar una denuncia.
No se explican las 12 horas en las que nadie sabía nada de Nisman.
El ataque a Nisman es un ataque falso. Se dice que él no tenía pruebas pero la realidad es que no hacen falta pruebas para una denuncia. Pruebas hacen falta para una condena.
¿Con qué objetivo Cristina Kirchner y demás funcionarios habrían encubierto a funcionarios iraníes?
Argentina fue el país que en 2006, en las Naciones Unidas, denunció a Irán y pidió medidas contra Irán. Funcionó bien, Argentina fue parte del Consejo de Seguridad. En ese momento la orden de Nisman era congruente con lo que el Gobierno quería hacer, que era culpar a Irán. Culparlo con lo que había, que no era mucho.
Nisman lo que hizo durante todos esos años fue seguir la orden de los Gobiernos sucesivos, primero como fiscal de la causa y luego como fiscal a cargo de la investigación, con la creación de la Fiscalía especial. Él, lo único que hacía, era cumplir órdenes.
Por su parte, [Antonio Jaime] Stiuso [agente de inteligencia de Argentina] era un agente de confianza de Néstor Kirchner para que ayudara a Nisman con la investigación.
Cuando hace un año y medio atrás cambia la política exterior de Argentina con la aprobación del memorándum con Irán, quieren cambiar la causa. En lugar de cambiarla como corresponde, que es mostrando algún elemento que pruebe que lo que está haciendo Nisman está mal y que lo resuelva el juez, lo hicieron por la izquierda, lo cual obviamente se convierte en delito.
¿Por qué lo hacen? Porque se desalinearon con Estados Unidos y se empezaron a alinear con Irán. Eso es un hecho, independientemente de las asociaciones que uno pueda hacer.
A usted, ¿lo han amenazado?
(Silencio) No. Hubo sugerencias de que no tomara tal camino o tal otro de gente de la DAIA. También intentaron procesarme a mí en algún momento en el Juzgado. Pero de amenazas al estilo “te vamos a matar”, de eso nada.
Sí hubo amenazas a una mujer que trabajaba conmigo, pero a mí no me tocaron. A mí me matas o “chau”, no hay punto medio. Ahora me están avisando que debo andar con cuidado.
¿Qué le pasó a Nisman?
A Nisman lo mataron. Además, se repite el mismo sistema que en la AMIA: llega la policía y arruina todo, para que no se pueda llegar nunca a saber la verdad. Lo que hicieron fue destruir la escena del crimen.
No hay cómo creerles. Porque si hubieran hecho las cosas bien no hubiese habido esa romería dentro de la casa, se hubiese sabido inmediatamente lo que había pasado. No se explican las 12 horas en las que nadie sabía nada de Nisman [desde que murió hasta que lo encontraron]. No tiene lógica porque todo el mundo sabe que los servicios de inteligencia, más unos entrenados, entran a una casa sin que te des cuenta 20 veces. Te ponen el micrófono y se van, lo hacen siempre… Acá mismo en mi casa puede haber micrófonos y yo no lo sé. Ese es su trabajo y lo saben hacer.
No hay sistema de seguridad que no se pueda violar. Siempre se puede violar. Yo creo que ahí [en el departamento de Nisman] pasó de todo y que nunca vamos a saber realmente qué pasó. Esto no deja de ser parte de la bomba expansiva que explotó hace 21 años. La corrupción, el encubrimiento, los servicios implicados…