EnglishEl carnaval político de Brasil se prepara para festejar hoy el 1 de mayo, Día Internacional del Trabajador, con shows de artistas famosos, sorteos y la presencia de varias figuras políticas que buscarán vincularse con los intereses progresistas.
Políticos como Aécio Neves, senador y presidente del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) y Eduardo Campos, del Partido Socialista Brasileño (PSB), se verán las caras en San Pablo, principal base sindical de Brasil. Las intenciones de ambos serán mostrarse como precandidatos presidenciales para las elecciones del próximo 5 de octubre frente al público presente.
Una vez más, los sindicalistas brasileños levantarán las banderas de los aumentos del salario mínimo ‒exigiendo que dependan del crecimiento del país y se actualicen con la inflación‒, la reducción de la jornada laboral sin impacto en el salario, y el fin del factor previsional, un sistema de cálculo de las pensiones laborales que es ampliamente percibido por los sindicatos como limitante del monto de las mismas y que aumenta la edad mínima de jubilación.
La petición de la reducción de la jornada laboral a 40 horas semanales y otros reclamos, se realiza en el contexto de presiones del sindicato de la Policía Federal, que amenaza con paralizar sus actividades durante la totalidad del campeonato mundial de fútbol si no obtienen aumentos salariales. El Mundial comienza el 14 de junio y tiene previsto recibir a más de 600.000 turistas de todo el mundo.
Según el analista político Antonio Augusto de Queiroz, el proyecto de los trabajadores que tiene más posibilidades de ser aprobado en el Congreso es el que termina con el factor previsional, que fue creado en 1999 por el expresidente Fernando Henrique Cardoso.
Dilma Rousseff, presidenta de Brasil desde 2011 y precandidata para las elecciones de octubre, se pronunció ayer oficialmente a través de un vídeo respecto al Día del Trabajador. “Estamos ganando la pelea más difícil y más importante: La lucha por el empleo y los salarios. No tengo ninguna duda de que éste es un país que puede ganar la lucha por el empleo y los salarios en los días difíciles que atraviesa la economía internacional”.
“Nuestro gobierno nunca significará apretón de salarios por parte del gobierno, ni mano dura del gobierno contra el trabajador. Nuestro gobierno protegerá siempre los derechos y los logros laborales, un gobierno que dialoga con los sindicatos y los movimientos sociales y que encuentra la manera de mejorar la vida de los que viven del sudor de su frente”, manifestó la mandataria oriunda de Belo Horizonte.
Así mismo, Rousseff, que sufre una caída de popularidad por acusaciones de corrupción, afirmó que el salario del trabajador subió un 70% por encima de la inflación y que continuará con las medidas de valorización del salario mínimo, pues, según ella, es un instrumento efectivo para la disminución de las desigualdades.
Dilma: Nosso governo será sempre o governo dos direitos e das conquistas trabalhistas, um governo que dialoga com os sindicatos (…)
— Presidência da República do Brasil (@presidencia_BR) April 30, 2014
Sin embargo, el senador y opositor Aécio Neves se expresó anoche a través de un comunicado por radio y televisión sobre el pronunciamiento de Rousseff. “El pronunciamiento muestra la desesperación de un gobierno acosado por sucesivas denuncias de corrupción y una presidenta de la República debilitada por un boicot de su propia base”.
Consideró “lamentable” que la presidenta haga campaña política a través de instrumentos del estado, como la cadena televisiva nacional.
El festejo oriental
En Uruguay, otro país considerado actualmente ejemplar por las corrientes de izquierda, el discurso respecto al Día del Trabajador estará centrado en la petición de conseguir más medidas de orientación socialista. El sindicato PIT-CNT convocó a los trabajadores para hoy a las 11 de la mañana en la Plaza Mártires de Chicago en Montevideo, bajo el lema “Más conquistas para seguir avanzando”.
Según el diario local El País, el objetivo del discurso es exigir una política macroeconómica diseñada para la transformación de la matriz productiva del país que apunte a una mayor justicia social y que traslade más poder a los sectores populares.
En esta sintonía, la central sindical uruguaya buscará bajar la “enorme desigualdad que genera el modo capitalista de producción y distribución”.
Además de los pedidos de mayor redistribución del ingreso, los gremialistas uruguayos pedirán un aumento de los impuestos al sector agrícola y un aumento del presupuesto de educación del 4,7% al 6% del PIB.
Una de las medidas más importantes, sin embargo, se refiere al sistema nacional de salud, y consiste en la implementación de un plan estratégico llamado “Movimiento en Defensa de la Salud de los Uruguayos”. El plan busca abaratar los costos de la salud y bajar el tiempo de espera para la atención médica a través de una mayor participación sindical y de los usuarios en la gestión este sistema.