Janet Yellen, la primera mujer en presidir la Reserva Federal de los Estados Unidos, dio ayer su primer discurso en el Club económico de Nueva York y explicó que el mercado laboral de ese país continúa necesitando ayuda. También manifestó que la Fed debe ajustar sus medidas para responder a los cambios imprevistos.
Yellen, que asumió la presidencia de la Reserva Federal tras reemplazar en el cargo a Ben Bernanke en febrero, declaró que las políticas que se tomen “deben responder a cambios inesperados e importantes y los giros que pueda tener la economía”. Será ella la encargada de asumir la responsabilidad de endurecer paulatinamente la política monetaria, tal como lo dispuso el Comité de Mercado Abierto de la Fed en la última reunión de 2013 dada la mejora económica del país. Sin embargo, aseguró que esto solo se hará “cuando llegue el momento adecuado”.
Las nuevas autoridades de la Reserva optarán por la política de reducción de estímulos al bajar de 85 mil a 75 mil millones de dólares la compra mensual de bonos del tesoro y otros títulos. Yellen explicó que la Reserva Federal continuará trabajando para fortalecer el crecimiento de la economía, que todavía no se recupera del todo de la crisis del 2008. Así, continuará manteniendo artificialmente bajas las tasas de interés –cuyos niveles se mantienen cercanos a cero desde finales de 2008– con la intención de incentivar el gasto y el crecimiento.
Con respecto a la preocupación por el desempleo que afecta actualmente al país norteamericano, Yellen afirmó: “Hasta ahora en la recuperación y hasta este día, hay pocas dudas de que la economía ha permanecido lejos de su máximo nivel de empleo”. Cree que habrá una leve mejora hacia el pleno empleo en los próximos dos o tres años, a pesar de lo que considera que fue un duro invierno.
“En la actualidad, creo que el escenario de riesgos reclama todavía una política monetaria altamente flexible para apoyar una recuperación más fuerte y un crecimiento más rápido del empleo”, había indicado la economista durante una conferencia el pasado mes de marzo.
La presidenta de la Fed asumió el cargo a los 67 años de edad con el apoyo del presidente Barack Obama y con el respaldo del senado, que aprobó su postulación con 56 votos a favor y solamente 26 en contra.
Obama manifestó su confianza en que Yellen defenderá los dos objetivos de la Fed: Por un lado, mantener controlada la inflación, y por el otro, bajar la tasa de desempleo y “crear puestos de trabajo”. Para el presidente este es “el mayor reto” de la economía de Estados Unidos.
“Ella (por Yellen) entiende que fomentar un sistema financiero estable ayudará a la economía en su conjunto y a proteger a los consumidores. Confío en que Janet luchará por los trabajadores estadounidenses, protegerá a los consumidores, potenciará la estabilidad de nuestro sistema financiero y ayudará a que nuestra economía siga creciendo en los próximos años”, declaró Obama en un comunicado.
La Fed: Objeto de debate entre demócratas y republicanos
Yellen ha sido respaldada por varios senadores demócratas durante la votación que decidió su cargo y por el mismísimo presidente norteamericano. Sin embargo, ha sido duramente criticada por varios representantes republicanos que aseguran que las políticas expansivas de la Fed dañan el poder adquisitivo de los norteamericanos al debilitar la moneda.
Algunos de los que votaron en contra de Yellen son Ted Cruz, Marco Rubio y Charles Grassley. Para este último, la Reserva Federal “ya está demasiado metida (en la economía)”, y manifestó su preocupación de que la compra de bonos “ahuyente a los inversores”.
En su libro, End the Fed (Abolir la Reserva Federal), el senador republicano y ex miembro del Partido Libertario Ron Paul, manifestó que “en el mundo post-crisis, es irresponsable, ineficaz y en última instancia inútil, tener un debate económico serio sin tener en cuenta y cuestionar el papel de la Reserva Federal”. En el libro, Paul argumenta que la Fed es corrupta y anticonstitucional y que la mayoría de la gente no es consciente de que, en realidad, no trabaja a favor sino en contra de sus intereses personales. Para ello, se basa en evidencia histórica de cómo el gobierno se ha beneficiado sistemáticamente de la inflación y las devaluaciones como instrumentos para financiar guerras.
Concluye diciendo: “Cuando los bancos centrales rebajan los tipos [de interés], la impresión es que los ahorros siguen allí, cuando en realidad no lo están. La crisis resultante se convierte en inevitable a medida que los bienes producidos no pueden comprarse, y la realidad económica se hace cada vez más evidente. Los negocios quiebran, se ejecutan las hipotecas y la gente se deshace de sus acciones o de la inversión que esté de moda en ese momento”.
Otro que es pesimista acerca de si las políticas de continuidad de la Fed son positivas es Mark Calabria, Director de Estudios de Regulaciones Financieras del Instituto Cato. Él afirma que “si el objetivo de Barack Obama al nominar a Yellen es enviar la señal de continuidad en la Fed, lo ha logrado. Continuará allí en boga la creencia de que el consumo liderado por burbujas de activos crea empleos, a pesar de una evidencia considerable a favor de lo contrario”. Más aún, cree que esta continuidad en las políticas llevadas a cabo desde el 2008 generarán desequilibrios masivos en el sistema financiero, tras lo cual la Fed “inyectará una liquidez sinfín a ese sistema para cubrir sus errores. También tendremos continuidad en una Fed que no titubea al momento de rescatar a Wall Street”.