EnglishEl termómetro de cuán alterada está una sociedad puede medirse de distintas maneras. Una de ellas es, por ejemplo, cuántos obedecen una ley. Y para entender esto, es importante saber cuán legítima es, para esta comunidad, esa norma.
Simón Bolivar decía “cuando la tiranía se hace ley, la rebelión es un derecho”. Eso mismo parecería entender los argentinos cuando se trata de los pesos, los billetes de curso legal en la República Argentina.
Según el artículo 283 del código penal argentino “será reprimido con reclusión o prisión de uno a cinco años, el que cercenare o alterare moneda de curso legal y el que introdujere, expendiere o pusiere en circulación moneda cercenada o alterada”.
Fuente: Los Billetes andan Diciendo
Pero con índices cercanos al 35% de inflación real, parecería que la rebelión contra los pesos estaría siendo justificada. De esta manera surgió una página de Facebook —que tiene más de 180 mil «me gusta»— llamada Los Billetes Andan Diciendo que postean billetes dibujados por diferentes foristas de ese país.
¿Qué significa eso? Es muy simple, significa que, por un lado, hay muy poco acatamiento a las leyes —vivimos en una anomia permanente— y, por otro lado, hay muy poco respeto por el billete en sí a consecuencia del escaso valor real de los billetes de menor denominación.
Un billete de dos pesos hasta hace siete años alcanzaba para comprarte una Coca-Cola pequeña; hoy te alcanza, apenas, para comprarte cuatro caramelos. Las monedas de menor denominación -casi- no se utilizan, teniendo en cuenta que la de 5 centavos equivaldría a 0.006 dólares. O sea, nada.
Mientras siga existiendo el recurso maléfico de la impresión descontrolada de los pesos, —impresión que supera en demasía la demanada de ese dinero—, y no encuentren otra forma de financiar (más allá de la posibilidad de endeudarse) el gasto público, la desobediencia civil seguirá ocurriendo, y más aún, estará justificada.