EnglishLa mayoría de los argentinos nos acordamos dónde estábamos o qué estábamos haciendo cuando anunciaron al nuevo Papa. En mi caso, estaba leyendo Noticia de un secuestro en un pequeño bar, cerca de Avenida de Mayo, en la Ciudad de Buenos Aires. Tomaba un café cortado y escuchaba de fondo la televisión. Recuerdo escuchar aplausos en todo el salón cuando finalmente se dio a conocer la noticia ese 13 de marzo de 2013: El nuevo Papa era argentino.
Tras la renuncia de Benedicto XVI, Jorge Mario Bergoglio, autoproclamado Papa Francisco I, se convertía en la cabeza del Vaticano, de la Iglesia Católica Apostólica Romana y en una de las figuras más influyentes a nivel mundial. Su popularidad creció rápidamente en el mundo y en nuestro país, donde pasó de ser un fiel opositor, a una figura respetada por todo el entorno oficialista en la Argentina.

El romance político con el Gobierno de Argentina fue y vino varias veces, pero la realidad es que apenas el Papa asumió, la primera audiencia que concedió fue a Cristina Fernandez de Kirchner. Hasta ahora, ya van tres los encuentros entre ambos personajes, contando la última reunión efectuada el pasado 17 de marzo. Según el diario ABC de España, la cita se dio por pedido expreso de Francisco I, quien le sugirió almorzar juntos. Para el diario español, el encuentro se debe a que el Pontífice está preocupado por la situación social de la Argentina y quiere promover el diálogo entre los distintos sectores políticos.
Sin embargo, la versión oficial del Vaticano fue que se trató de un encuentro para “presentar al Santo Padre el saludo, la felicitación y los sentimientos de cariño del pueblo argentino con motivo de cumplirse el primer año de Pontificado”. Es curioso, al menos, como fue que pasaron de una gélida relación cuando él era Cardenal de Buenos Aires a los cálidos abrazos y llamados telefónicos.
En el programa de anoche de Alas8 —programa de veinte minutos diarios de lunes a viernes, a las ocho de la noche y financiado por la audiencia—, que conducen José Benegas y Roberto Cachanosky, ambos periodistas de amplia trayectoria en Argentina, se entrevistó a Jorge Giacobbe, director de la prestigiosa consultora de opinión pública y campañas políticas, Giacobbe & Asociados Opinión Pública.
Durante el programa, Giacobbe denunció una cercana relación entre Francisco I y la Presidenta Kirchner y la innegable presión del Papa sobre las políticas y la agenda gubernamental de la nación sudamericana. Según Giacobbe, el Papa está activamente interviniendo dentro de la actual coyuntura política y, además, su Santidad ha tenido un rol clave en que Kirchner siguiera al frente del Ejecutivo argentino. En el video (ver desde el minuto 18’40”), el consultor recalca que “el Gobierno cerró con el Papa que no se vaya (Cristina), que se vaya (recién) en el 2015”.
Cuando Roberto Cachanosky le pregunta a Giacobbe por qué el Papa interviene en estos asuntos, éste responde: “El Papa viene de una orden interna de la iglesia —la iglesia más política de todas— que siempre fue intervencionista en la política. Bergolio siempre intervino en la política argentina, y ahora que está sentado como Papa, y ha crecido tanto en popularidad, no sería una buena noticia para él que se le desordene el pago chico. Entonces, está interviniendo y desde noviembre intervino para una paz social. Intervino muy fuerte…”.
¿Qué negoció Bergoglio con Cristina?
En palabras de Giacobbe, el Pontifice negoció varias asuntos:
En primer lugar, negoció que se corriera a un costado “pero que no se fuera, que dejara de ponerle la cara a los conflictos, pero que no se fuera del gobierno”.
Negoció también por el jefe de Gabinete para que funcionara como primer ministro; “primero surge Julián Dominguez pero después queda Jorge Capitanich porque el kirchnerismo le había pedido que fuera alguien del riñón (del seno kirchnerista). Capitanich queda en el mostrador de los reclamos y negocian la salida de la ley de medios de una manera pacifica”.
Por último, continúa el consultor argentino, “le pide al gobierno que pare la cuestión del narcotráfico. Eso, el gobierno todavía no lo pudo cumplir, así que por eso hay una situación de tensión con lo que ha pedido el Papa”.
Para él, la razón por la cual el gobierno argentino no puede hacer nada es porque son socios, “no puede haber este nivel de narco en la Argentina si no son socios los narcos, la policía y la Justicia, el narco no se instala sin el aval de todos los poderes”.
Por el otro lado, Rosendo Fraga, abogado, periodista, analista político e historiador, tiene otra visión de lo que pasa entre el Bergoglio, ahora Francisco I, y la presidente Kirchner. Para el analista político, Bergolio ya está fuera de la política argentina. En una entrevista, declaró: “El Papa ya no piensa más en la Argentina”.
A diferencia de lo que plantea Giacobbe, el entusiasmo por Francisco I está más que nada dado por su popularidad. Expresó: “Algunas sugerencias que el Papa deslizó en la política, por ejemplo, que la oposición y el sindicalismo se unan, o el documento a firmar por parte del gobierno contra las drogas, (…) se debe a esta realidad: todos quieren estar con el Papa y sacarse una foto pero cuando se trata de una sugerencia concreta, baja el entusiasmo”.
“No hay que tener expectativas que el Papa pueda, en el corto plazo, generar efectos demasiado concretos sobre la política argentina”, concluyó sobre este tema.
¿Cuál es entonces la realidad? ¿Está el Papa barajando los futuros movimientos políticos de la Argentina o es simplemente, como lo quieren hacer aparecer, una figura que aparece cada vez que Kirchner necesita aumentar su imagen positiva que anda rondando el 27%? ¿Cuál es la verdadera intención detrás de las bambalinas del Vaticano? Esa sería entonces, la pregunta del millón.