EnglishLa reunión semestral de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) concluyó ayer en Barbados sobre la censura en la región. La prensa venezolana, la discrecionalidad de la pauta oficial en Argentina, las multas contra medios en Ecuador, y los peligros de la concentración de medios en manos del Estado fueron los temas centrales. “Durante el último año recrudecieron los ataques a la libertad de prensa en Venezuela”, concluyó la presidente del organismo, Elizabeth Ballantine.
La SIP, organización sin fines de lucro dedicada a defender la libertad de expresión y de prensa en todas las Américas y que agrupa 1300 periódicos de toda la región, presentó un intenso panel sobre “la concentración de medios y el papel del Estado” frente a los 200 periodistas, editores y otros líderes de América reunidos en el Hilton Barbados Resort.
Con respecto al poder del Estado y las regulaciones sobre la prensa en los diferentes países latinoamericanos, Edward Seaton (de Seaton Newspapers, Kansas, Estados Unidos) explicó que lo esencial es que se garantice la existencia de “un mercado abierto de ideas, para lo cual es necesario que el gobierno no pueda controlar la mayoría de los medios”.
No obstante, la presidenta de la SIP advirtió la crítica situación de la libertad de prensa en ciertos países. “Durante el último año recrudecieron los ataques a la libertad de prensa en Venezuela”. Las causas de la concentración de medios, los populismos, y las leyes sancionadas en países como Argentina, Venezuela y Ecuador tomaron el centro del debate entre los panelistas.
Venezuela y Argentina: La hegemonía comunicacional
Para Asdrúbal Aguiar, ex juez de la Corte Interamericana, los gobiernos de la Argentina, Ecuador, Bolivia y Venezuela han creado leyes con “objetivos similares” que han logrado consolidar una hegemonía estatal, lejos de favorecer el pluralismo y evitar los monopolios mediáticos.
Según el exjuez, ahora el gobierno llega a la totalidad de la población, mientras que los medios privados apenas llegan al 35%. “Le han quitado medios a los privados sin necesidad ni justificación competitiva, para dárselos a quienes dependen del Estado para sustentarlos”, explica el jurista.
Por su parte, Jorge Benegas, periodista argentino que no participó en la conferencia le explicó a PanAm Post que “el problema no es la hegemonía sino la intervención. Una vez que (el Estado) interviene, te enteras de la hegemonía cuando es demasiado tarde”.
El problema, según el periodista, es que los medios han adaptado su contenido y ahora responden al poder del Estado, por la discrecionalidad de la pauta oficial. Para algunos medios, “lo importante es responder a algún círculo que conserve poder o al propio Estado de manera directa. Esos círculos que mantienen sus pequeñas cuotas de la torta, jamás se enemistarán con el Estado”, augura el periodista.
Dadas las dificultades de Venezuela en adquirir divisas y superar los obstáculos regulatorios de la importación de papel, Claudio Paolillo, presidente de la Comisión de la libertad de Prensa del SIP, instó el sábado a imitar a la Asociación Colombiana de editores y enviar 52 toneladas de papel a los periódicos de ese país.
“Exhorto a los diarios de todo el hemisferio, desde Canadá hasta Tierra de Fuego, a que sigan el ejemplo de Colombia y contribuyan a la posibilidad de que los diarios venezolanos puedan seguir existiendo”, sostuvo el presidente de la comisión.
Continuó denunciando los problemas de los periodistas en Venezuela al describir que allí solo queda la prensa escrita para expresarse de forma libre y que el gobierno no censura directamente —como lo hacían las dictaduras militares— sino que ahora el mecanismo es de “censura sutil”. Con respecto a la radio, afirmó que “cada vez que uno [el medio] trata de hacer algo independiente o saliéndose de la línea oficial, se recibe la llamada amenazante”.
Por su parte, el primer ministro de Barbados —país sede de la reunión— pidió a los periodistas presentes un uso responsable de la libertad de expresión y ofreció su ayuda para que el “Gobierno electo” de Nicolás Maduro pueda superar el “desasosiego” que hay en las calles de ese país suramericano.
Según la asociación civil Espacio Público ubicada en Caracas, en Venezuela 13 periódicos han salido de circulación, y otros 17 medios han tenido que reducir su extensión. Con respecto a esto, Marcel Granier, titular de RCTV —un canal de TV crítico al gobierno venezolano y cerrado por el ex presidente venezolano Hugo Chávez— declaró desde la audiencia que “hay siete empresas globales de contenidos que tienen enorme poder sobre gobiernos y empresas, y muchas veces los populismos prefieren negociar con ellas y atacar a los medios nacionales que informan lo que pasa”.
Sin papel, no hay periódico
Desde el 2003 existe en Venezuela un control estatal cambiario que regula la cantidad de divisa que puede comprarse y venderse. El Estado dictamina los montos y mantiene su regulación a través de engorrosos trámites.
Sin embargo, desde finales del año pasado los dueños de los periódicos venezolanos, específicamente aquellos críticos al gobierno, no han tenido acceso a divisas y por tanto, no han podido importar los insumos para su operación, entre ellos el papel. Los representantes de los medios impresos, así como de ONG dedicadas a la libertad de prensa en Venezuela, han lanzado una campaña llamada “Sin Papel no hay Periódico” para exhortar al gobierno que les apruebe las divisas y permita la importación de papel.
Entre las iniciativas, el 12 de marzo del corriente año, el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa (SNTP) con el apoyo del Colegio Nacional de Periodistas realizó una marcha en Caracas exigiendo a Maduro la compra de la materia prima de papel periódico. Hasta ahora, el gobierno no ha emitido una respuesta con respecto a estas denuncias.