EnglishA 32 años de la guerra entre Argentina e Inglaterra por la posesión y soberanía de las Islas Malvinas, entrevistamos a Ricardo Manuel Rojas, para que nos explique la cuestión en material de derecho e historia. El es juez de un Tribunal en lo Criminal de Buenos Aires, doctor en historia Económica y profesor de la maestría en Derecho y Economía de la Universidad de Buenos Aires. Escribió el libro Los derechos fundamentales y el orden jurídico e institucional en Cuba que le hizo ganar el Premio Internacional de Sir Antony Fisher de la Fundación Friedrich A. von Hayek.
Se cumple un nuevo aniversario del desembarco argentino en Malvinas. ¿Por qué la Argentina reclama la soberanía de las islas? Según usted, ¿está el gobierno en lo correcto al hacerlo?
Los reclamos de soberanía de Argentina sobre las islas son de larga data. No hay que olvidar que esas islas fueron sucesivamente ocupadas por instalaciones de pescadores desde mucho tiempo atrás. De hecho, el nombre de Malvinas provinene de maluinos, como se les decía a los habitantes del puerto de Saint Maló en Francia, de donde todos los años iban expediciones a pescar y cazar focas y se instalaban durante los meses de mejor tiempo allí. Sucesivamente hubo campamentos de varios países de Europa, incluyendo Inglaterra.
Cuando Juan Manuel de Rosas fue gobernador de Buenos Aires, se instaló en las islas un gobierno dependiente de él, desde 1820, que luego fue desalojado por la marina británica en 1833, que reclamaba su previa ocupación de las islas.
Es desde entonces que existe el conflicto. Por un lado, Argentina sostiene que las islas son argentinas porque están dentro del mar territorial reclamado por el país y porque hubo un gobierno provisorio argentino que fue desalojado por las armas.
Por otro lado, Inglaterra reclama su soberanía porque sostiene que antes de ese gobierno provisorio, ya había actos posesorios británicos sobre las islas, que incluían población, y que desde la fecha de la ocupación hasta ahora ha habido una población británica o descendiente de británicos con una continuidad de casi dos siglos, que manifiestan su voluntad de seguir sujetos a la soberanía británica.
Me parece que, habiendo pasado tanto tiempo desde la última ocupación británica de la isla, con una población que es claramente hostil a la Argentina y que a esta altura ya no puede decirse que es “implantada” allí, sino que ya son varias generaciones de isleños nativos, no tiene mucho sentido continuar este conflicto, y lo ideal sería encontrar una solución negociada.
¿Cómo le explicarías a un extranjero las causas y consecuencias de la guerra del 1982?
La ocupación militar de las islas, que desencadenó la guerra en 1982, no tuvo ningún justificativo racional. Para aquel entonces, los malvinenses tenían un fluido trato comercial con Argentina, recibían fundamentalmente combustible y provisiones. Para Inglaterra, esas islas eran un problema, pues al estar tan lejos de Gran Bretaña tanto el comercio como la administración a distancia se hacía complicado.
Posiblemente para aquella época existían mejores chances para encontrar una solución negociada, que permitiera a ambos países resolver el problema sin admitir que estaban resignando la soberanía. Luego de la guerra, el tema se convirtió prácticamente en un emblema de nacionalismo, y las soluciones negociadas se han complicado mucho más.
Probablemente la decisión de ocupar las islas se debió más a necesidades políticas de un gobierno militar que estaba en crisis, y encontró en la invasión a Malvinas un motivo para consolidar su poder. Es bueno recordar que el 31 de marzo de 1982 hubo en la Plaza de Mayo una manifestación muy violenta contra el gobierno, que incluso terminó con muertos y heridos y una brutal represión, llevada a cabo fundamentalmente por sindicatos. Y dos días después, el 2 de abril, la plaza se volvió a colmar, pero esta vez para vivar al General Galtieri por su decisión de “recuperar” las Malvinas.
También para Thatcher era un desafío. Su gobierno tenía problemas, y la decisión de responder con firmeza enviando lo mejor de la flota británica al sur, no estuvo exento de motivaciones políticas coyunturales.
El mundo estaba en plena guerra fría, el presidente Galtieri confió equivocadamente que Estados Unidos respaldaría el reclamo argentino, lo que era un error por varios motivos: se trató de una invasión armada sin justificación, provocada por un gobierno militar de facto, sobre el principal aliado de los Estados Unidos en la OTAN.
Las consecuencias de la guerra fueron nefastas: más allá de la gran cantidad de muertos, heridos y gente con secuelas de por vida que dejó el enfrentamiento, empantanó la posibilidad de una solución racional al conflicto por mucho tiempo.
¿Crees que tiene futuro el reclamo argentino en la ONU? ¿Cómo ve el futuro mediato del asunto?
En el corto y mediano plazo no creo que Argentina pueda lograr de ningún modo el objetivo de conseguir una declaración de la comunidad internacional en el sentido de atribuir soberanía sobre las islas.
Digo esto por varios motivos: Porque para la comunidad internacional, Argentina es un país poco confiable y con una política errática, que coquetea con dictadores, con gobiernos constantemente sospechados de corruptos, con desastrosas administraciones.
Por otro lado, los habitantes de las islas están totalmente en contra de aceptar la soberanía argentina, y creo que este es un punto importante. El gobierno argentino invoca el principio del comité de descolonización de la UN, en el sentido de que estos conflictos deben resolverse con prescindencia de la opinión de los habitantes.
Creo que este principio es razonable cuando se trata de ocupaciones recientes o de poca duración, pues de otro modo, bastaría con ocupar un territorio por la fuerza, poblarlo con colonos de un país, y que luego esos colonos se nieguen a restituir la región. Pero cuando pasaron 180 años desde la instalación de los colonos, donde crecieron cuatro generaciones de isleños, transmitiendo sus derechos de propiedad por herencia de padres a hijos, y consideran ya ese territorio como propio más que nadie, me parece que su opinión es imprescindible para resolver el conflicto.
Por ese motivo, más allá de declamaciones políticas que se puedan escuchar por los grupos más nacionalistas en ambos países, lo cierto es que cualquier solución del conflicto por la vía de reclamos diplomáticos de soberanía, está y estará empantanada por mucho tiempo.
¿Existe algún proyecto superador a este problema binacional?
Me parece que podría resolverse el problema de manera inteligente y práctica, pero para ello debería dejarse de lado la discusión sobre la soberanía durante mucho tiempo.
Lo cierto es que hoy por hoy, la administración de las islas está a cargo de los propios isleños, más allá de su sujeción, controles y legislación provenientes del gobierno británico.
Entonces, quizá se podría suspender la discusión sobre la soberanía de las islas, digamos por cien años, durante los cuales los isleños se auto-administren, teniendo relaciones con los países que ellos decidan, y sin necesidad de someterse a decisiones soberanas ni de Gran Bretaña ni de Argentina.
Esto permitiría descomprimir el conflicto, e incluso celebrar acuerdos entre empresas británicas y argentinas para explotar petróleo y pesca en la zona, dándole una regalía importante a los isleños, que de ese modo contarían con un importante desarrollo económico.
Luego de transcurridos los cien años, se podría discutir si se quiere seguir de esa manera, independizar a las islas, o retomar las discusiones sobre la soberanía. Para entonces, creo que esto último no sería una opción razonable.
¿Se aplicó este proyecto en alguna otra mediación en el mundo?
Han habido conflictos en el mundo, donde se ha discutido la soberanía sobre algún territorio, que terminaron con la declaración de independencia de esa región. Tenemos un caso acá cerquita, que es Uruguay, territorio disputado por Argentina y Brasil, que llevó a una guerra que terminó reconociendo la independencia de la región.
Por otra parte han habido cesiones de territorios para el desarrollo de ciudades o regiones. Posiblemente los casos de Hong Kong y Singapore sean los más conocidos, pero hay otros. Por ejemplo, el actual estado de Pennsylvania, en USA, fue originalmente un territorio cedido por el Rey de Inglaterra a William Penn en propiedad, como pago por los servicios que su padre prestó a la Corona. Penn organizó el territorio bajo reglas claras que fomentaron la libertad y el respeto a la propiedad, y allí surgió el germen de lo que luego fueron los Estados Unidos.
Este tipo de acuerdo para el desarrollo de regiones, se han conocido como charter cities, y hay numerosos ejemplos en la historia.
Más modernamente se está hablando de un concepto que va un poco más allá, el de free cities, como la idea de liberar ciertos territorios de su sujeción a la legislación y soberanía de un país, permitiendo que se organice bajo sus propias reglas, buscando formas de crecer económicamente e incrementar el bienestar de sus habitantes. En Honduras se inició un proceso de ese tipo en 2010, que implicó una reforma constitucional y una ley marco, pero hoy esto está paralizado como consecuencia de discusiones políticas.
Nada impediría que las Islas Malvinas se organicen a la manera de una free city, a partir de una suspensión de la discusión de soberanía de los países que se la disputan.
¿Cuál cree que es el mayor déficit del gobierno en materia de Malvinas?
Creo que desde 1982 para acá el caso de Malvinas fue utilizado como una bandera política, como un tema que permita exaltar sentimientos nacionalistas, pero ningún gobierno ha intentado buscarle una solución racional al problema.
Eso, que es notorio en este gobierno, también lo fue en los de Alfonsín, Menem y de la Rúa.
Ricardo Rojas elaboró un proyecto sobre este tema que podría ser el punto de partida para encontrar una solución negociada: