EnglishSegún la Real Academia Española el subsidio, del lat. Subsidĭum, es la prestación pública asistencial de carácter económico y de duración determinada. Según cifras de la Asociación Argentina de Presupuesto (ASAP), los subsidios en este país aumentaron un 34% del 2012 al 2013 y este año parecería no ser la excepción. Según el ministro de Economía argentino Axel Kicillof, el gobierno “debe seguir sosteniendo los subsidios para los que menos tienen y quitarlos para los que más tienen”.
El principal uso de los subsidios es su razón política ya que éstos permiten tener la tarifa de luz, gas, gasolina y boleto de transporte congelados. El total del gasto público utilizado para esta razón fue, según datos del 2013, de $134.000 millones (US$10.300 millones a cambio de dólar oficial), de los cuales 81.400 millones fueron para subsidiar solo al sector energético.
Iván Cachanosky, analista económico del think tank argentino Libertad y Progreso explica por qué los subsidios se convirtieron en el principal problema: “El gasto en subsidios representa aproximadamente un 5% del PBI. El hecho de subsidiar sectores como la energía y transporte para mantener artificialmente bajos los precios de los sectores mencionados no fue más que un problema a largo plazo”.
Según Cachanosky, el problema fue que no se realizaron inversiones en los sectores y que eso generó que el servicio sea cada vez peor (tragedia de once, cortes de luz sistemáticos, etc.). “En ningún lugar del mundo las tarifas son tan baratas y ahora es necesario sincerarlas”, concluyó.
Sector energético
Según este informe, los subsidios a la energía se concentraron principalmente en CAMMESA (Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico S.A.) y en ENARSA (Empresa Energía Argentina S.A.). Ellas son las encargadas de administrar las contribuciones recibidos del Estado Nacional para en área metropolitana y la compra de combustible (gas) importado para el abastecimiento del mercado interno.
Según Cachanosky existió la posibilidad de sincerar las tarifas luego de la crisis económico política que sufrió Argentina en el 2002. Por entonces los salarios sí superaban la inflación y los ciudadanos podían pagar más por esos servicios.
“Hoy, deben ajustarse las tarifas y la inflación le gana al incremento de los salarios. Como siempre, los que pierden son los consumidores que tienen que vivir ajustando su consumo por las malas políticas de gobierno”, agregó el analista de Argentina.
Por su parte, el Ministro de Economía, Axel Kicillof explicó que el costo del gas o la electricidad que se consume es “mucho mayor” de lo que se paga, y que esa diferencia la paga el Estado nacional. Justificó la existencia de los subsidios energéticos: “Lo que estamos implementando desde el Gobierno es una política de crecimiento y distribución del ingreso. Porque hay muchas diferencias a lo largo del país”.
Subsidios al transporte
Si bien la compañía aérea de bandera fue una de las pocas que mostraron una reducción en la cantidad de fondos que reciben del Estado, el año pasado aun fueron 3385 millones de pesos que se utilizaron para financiar a Aerolíneas Argentinas.
Según cifras del Ministerio del Interior y Transporte, en enero y febrero se transfirieron, en promedio, $ 60 millones por día a los empresarios del sector de colectivero, 4 millones de pesos mas por día entregado a los empresarios para subsidiar el inevitable aumento de tarifas.
Aumenta el numero de subsidio y aumenta asimismo la tarifa para el usuario. En diciembre de 2012 costaba $1,10 y ahora el boleto mínimo cuesta $2,50. Esto transforma en una redistribución del ingreso inversa a lo que espera el gobierno ya que es la ciudadanía, a través de la política de subsidio de la oferta, la que le transfiere dinero a los empresarios del transporte.
José Luis Patiño, dirigente del Partido Unión por Todos, le explicó a PanAm Post que el tema de los subsidios, especialmente al transporte y la energía, no sólo no pueden mantenerse eternamente sino que “no debería otorgarse un centavo más sin un procedimiento de control efectivo”.
Agregó que “la situación actual excede al debate ideológico sobre si corresponde o no subsidiar estas y otras actividades, porque son verdaderas cajas que sirven para financiar los aparatos políticos, en connivencia con pseudoempresarios amigos del poder”.
Concluye diciendo: “Este sistema es injusto (porque se concentra en el área metropolitana), es corrupto y además atenta contra la libertad de mercado en esas áreas”.

Subsidios sociales
Basados en el mismo índice de ASAP, durante el año 2013 la Administración Nacional gastó cerca de $73.400 millones en materia de subsidios sociales.
El informe describe a que planes fueron destinados aquellos recursos: “En cuanto a las líneas de acción que más contribuyeron al incremento interanual de los subsidios sociales, se destacan: i) la Asignación Universal por Hijo y la Asignación por Embarazo para Protección Social, con un gasto de $15.800 millones ii) las transferencias a provincias en el marco del Fondo Federal Solidario, por $9.600 millones iii) las transferencias de la ANSES al Instituto Nacional de Servicios Sociales para Jubilados y Pensionados (PAMI), originadas en las retenciones que se practican sobre los haberes de jubilados y pensionados, por una suma cercana a los $8.000 millones y iv) el programa Desarrollo Habitacional “Techo Digno” a cargo del MPFIPS, por $ 4.400 millones”.
El problema de los subsidios
Para Carlos Maslatón, abogado, analista financiero y periodista radial, el modelo argentino “carece de sustentabilidad” y el modelo de subsidios al transporte y a la energía está “basado en partidas de dinero que el estado gira a las empresas para evitar la subida de los precios artificialmente retrasados por más de 12 años”. Lo que sucede, según él, es que este mecanismo impide la formación de precios reales de mercado con lo cual se carece de guía para la inversión futura y conspira contra la ampliación de la oferta que requiere toda economía.
Le dijo a este diario que
“subsidiar demanda puede ser admitido, es una decisión política en algunos casos, pero siempre mediante aportes directos a la persona que no repercutan directamente sobre el precio final que el consumidor pague al vendedor del producto o del servicio. La decisión argentina actual es producto del deseo del gobierno de sentir que tiene la llave, el manejo de la situación, es la manía de funcionarios que desean sentirse otorgantes de los permisos para cada acto económico y esta mentalidad conlleva en paralelo el deseo de crear un nicho de corrupción donde la empresa subsidiada retorne en coimas parte de los subsidios que el funcionario le entrega a su antojo”.
Por lo tanto, podemos inferir que los subsidios son la herramienta política para perpetuarse en el poder y que a diferencia de lo que sugiere la definición de la Real Academia, son “temporalmente permanentes”. Forman parte de los parches a nuestra bastardeada economía y son tan argentinos como la carne, el pan y Maradona.