“The big fish eat the little ones”
Radiohead
El mercado de valores siempre ha tenido un halo de misterio sectario. Los últimos episodios del melodrama de GameStop (GME) estimulan el debate acerca de lo supuestamente viciado de la organización de transacciones, a la que llamamos mercado de valores, produciendo esos reproches, poco originales, que insisten en controlar o vigilar vigorosamente las posibles manipulaciones que, en realidad, son parte natural del proceso de intercambio.
Como si se tratase de una ciencia muy especializada (u oscura), buena parte del público se ofende ante las historias de empujes de ciertos activos en direcciones deliberadas, especialmente cuando son tan notorias como este reciente caso.
Breve reseña
Para compartir la versión más abreviada de lo sucedido, vale apuntar que un sector de inversores apostaron —shorteando— al mantenimiento de la bajada de una empresa con reconocidas dificultades económicas -—GameStop—, razón por la cual una congregación alternativa se organizó públicamente en Reddit para posicionarse en contra de estos primeros, haciendo que el precio de la acción en cuestión ascendiera astronómicamente; desde luego, también como producto de la estela publicitaria que el escándalo suscitó.
Ahora que la historia es un éxito de clicks, cada día hay un nuevo capítulo del drama; sin embargo, para empezar y con la idea de ofrecer un poco de claridad, este artículo se enfoca en comentar lo que es un “short”, cómo funciona básicamente y, con ello, desea contribuir en deshacer el ambiente de brujería o taumaturgia que suele inspirar este tópico.
Qué es un “short”
No hay buenas traducciones del término. “Short” evidentemente significa “corto”; no obstante, acepciones como “vender al descubierto” o “vender en corto” no resultan demasiado explícitas acerca del proceso al que aluden. Al menos, permiten notar que hablamos de algo más cercano a vender que a comprar.
Si alguien asegura que adquirió acciones de GameStop a un precio y lo vendió después por uno mayor, pocos presentarán mayores inconvenientes para entender. Pero si se cambia el orden: primero vendimos a un nivel y luego compramos más abajo, irá creciendo una pregunta en la mente de todos: ¿Puede usted vender algo que no ha comprado previamente?
Ante la apacible respuesta positiva, una buena cantidad de incrédulos cerrarán el tema, concluyendo que el mundo financiero es una fantasía estafadora (“fugazi”, como dicen en la película “Wolf of Wall Street”) razón por la cual, hay que conservar tanta distancia como sea posible.
Esta última conclusión puede ser apropiada, dado que es cierto que no es un terreno sencillo y resulta por entero factible perder cualquier cantidad de dinero, en poco tiempo y sin mayores restricciones. En todo caso, es por completo falso que se trate de un mundo estructuralmente viciado y, menos aún, que las operaciones en corto o “shorts” representen alguna evidencia en tal dirección.
Vender lo que no se ha comprado
La interrogante ¿Cómo se vende un activo que no se ha comprado previamente? Consigue la réplica: pidiéndolo prestado a quien lo tiene, obviamente, por un precio o interés. Así, quien supone un declive futuro de una acción, por ejemplo, lo pide prestado a alguien que lo posea e inmediatamente pasa a venderlo, para re-comprarlo en un momento posterior, devolviendo el activo a su dueño original. Debe encargarse, de este modo, de las comisiones a pagar en el proceso, del interés por el préstamo y asumir la diferencia en el precio; positiva en el escenario idealmente bajista, negativa en el contrario.
En la mayoría de las plataformas que funcionan como intermediarios para transacciones de este tipo, el proceso sucede de manera automática y constante, por lo que da la impresión de que se crea de la nada el activo que se vende sin poseerse, como si se tratase de un banco central imprimiendo dinero. Pero, no es así o, al menos, no tiene que serlo.
Desconfianza e ignorancia
El apalancamiento de activos, que también suele entenderse como una especie de maquinaria demoníaca para destruir el alma de inversores novatos, agrega liquidez al sistema, ampliando las oportunidades de los involucrados, sin dejar de atender la voluntad y el permiso de los mismos y, dependiendo del corredor, también de modo más o menos transparente.
Exprimir stop-loss de las posiciones en corto (short-squeeze), es otra práctica habitual, con frecuencia mortal para los operadores que aspiran una caída del mercado. El uso de las llamadas opciones incorporan complejidad adicional a cuestiones que son, en realidad, más o menos elementales y también han tenido peso en el altercado con respecto a GameStop. Son numerosos los detalles técnicos de los cuales tendría sentido hablar, pese a ello, como darían lugar a varios artículos, prefiero concluir refiriéndome al tamaño de los peces.
Siempre hay peces más grandes
El intercambio de valores a gran escala está pleno de agentes que intentan aprovecharse de quien puedan; alzar la voz contra tal realidad es menos inteligente que comprender la manera en la que sucede, con la intención de evitar formar parte del grupo afectado.
No existe ningún actor o conjunto de ellos con la capacidad de “controlar” el mercado sistemáticamente. Quienes hoy ejecutan una elaborada maniobra capaz de afectar a un sector —y beneficiarse en el camino—, se verán importunados por situaciones equivalentes, emprendidas por otros colectivos con mayor capacidad. Esto es especialmente cierto cuando las manipulaciones no intentan disimularse sino que, como sucedió con GameStop, se ejecutan con orgullosa sonoridad, como si se tratase de una extraña forma de acción justiciera.
Los muchos artilugios que se realizan en el medio financiero enfrentan el constante riesgo de encontrarse enmarcados en engaños todavía más grandes. Razón por la cual, independientemente del tamaño y la sensación de confianza, es necesario tomar suficientes previsiones al exponerse a inversiones de cualquier tipo.
Esta información se presenta con la intención de aportar elementos al debate público. No representa tipo alguno de asesoría financiera