El tema de Latinoamérica vuelve a la Casa Blanca, con menor o mayor prioridad, pero vuelve. México y las dictaduras de Cuba, Nicaragua y Venezuela estarán nuevamente en boca del presidente de la nación más poderosa del planeta.
México el gran perdedor de la jornada. El gobierno de la izquierdista Claudia Sheinbaum tendrá que revisar su vínculo con su vecino en temas migratorios, lucha contra el narcotráfico y comercio. Reemplazarán la retórica confrontativa por los aplausos de antaño.
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México deberá cerrar de una vez por todas la puerta trasera que abrió a China para entrar a Estados Unidos. Este negocio riesgoso jamás debió existir. Ahora, el impacto de estas acciones tendrá un efecto devastador para la economía y los empleos mexicanos.
El policía fronterizo de Estados Unidos. El tema migratorio volverá a ser la carta clave en la relación. México será nuevamente el guarda fronteras de Estados Unidos o establecerá una responsabilidad compartida y respetuosa de los derechos humanos de los migrantes.
Centroamérica. Nayib Bukele es uno de los grandes ganadores con el regreso de Trump. Tiene una relación de primer nivel con el Partido Republicano, la prensa conservadora y la familia presidencial. Se avizora más inversión y comercio para el pulgarcito de Centroamérica.
Guatemala y Honduras pierden. Mientras Honduras es una narcodictadura en ascenso, Guatemala carece de una afinidad ideológica con Trump. Costa Rica y Panamá no tendrán problemas en trabajar con el nuevo presidente de Estados Unidos. Son socios naturales.
Las dictaduras de Cuba, Nicaragua y Venezuela recibirán una lluvia de sanciones. Ninguno de estos países está dispuesto a entregar el poder de forma democrática. Han sobrevivido administraciones demócratas y republicanas. Están curtidas y se creen inmunes al cambio.
Venezuela apuesta por negociar con Trump. El dictador Maduro logró suavizar sanciones con la administración Biden y espera repetir su infame estrategia. Algunos dicen que Trump es transaccional. Aquí se equivocan de nuevo. El presidente electo, Edmundo González, recibirá un mayor respaldo del norte.
Argentina gana con Trump. El presidente Javier Milei se reunirá con el mandatario en los próximos días. Existe una admiración mutua entre ambos. Esto podría traducirse en un fuerte respaldo político y financiero. Un respiro cuando Argentina más lo necesita.
Colombia tendrá una tensa relación con Trump. Aunque ambos países tienen un vínculo estratégico e inquebrantable en la lucha contra el narcotráfico, el tema ideológico los separa y confronta. Se complican las cosas dentro y fuera de casa para Petro.
Brasil. El gigante de Sudamérica gobernado por el izquierdista Luis Inácio Lula da Silva tendrá una relación fría con Estados Unidos. Aunque las miradas políticas los distancian el tema comercial los une de formas extraordinarias y para su mutuo beneficio.
Perú y su cercanía con China complican la relación con Trump. El mega puerto Chancay representa una peligrosa puerta de entrada hemisférica y una ficha geopolítica en el tablero comunista. Una infraestructura inconveniente con potencialidad militar.
Hoy más que nunca es imprescindible una política exterior de Estados Unidos para América Latina. Clara, congruente y con sentido común. Las variaciones o ausencias de una política exterior únicamente benefician a las dictaduras latinoamericanas y a potencias extracontinentales como China y Rusia. Ahora es tiempo de cambiar esta tendencia. Ojalá así sea.