Más de 3400 presos políticos figuran en las credenciales de las dictaduras de Cuba, Venezuela, Nicaragua y Bolivia. Diferentes países, un mismo objetivo. Aferrarse al poder y coronarse sobre las ruinas y miserias de sus propios pueblos.
En Venezuela, Nicolás Maduro, tras ser aplastado por una montaña de votos, ha vuelto reescribir la teoría de los golpes y las conspiraciones imperialistas. Sobre esta narrativa y decenas de muertos, Maduro se autoproclamó ganador de los comicios de finales de julio.
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La organización no gubernamental Foro Penal reporta que hasta el 28 de octubre de este año Venezuela registra 1,958 presos políticos. Las detenciones incluyen 243 mujeres y al menos 69 adolescentes entre 14 y 17 años de edad.
Bolivia tiene casi 300 presos políticos. La gran mayoría fueron encarcelados cuando Evo Morales y Luis Arce eran socios. Juntos instrumentalizaron el poder judicial como arma política. La prisión de la expresidenta Jeanine Áñez es un símbolo del sicariato judicial en el país.
Evo Morales y sus cuentas pendientes con la justicia. El líder cocalero que por años disfrutó de impunidad ahora es acusado por trata de personas y violación de menores. Mientras tanto, sigue empecinado en ser presidente por cuarta ocasión. Por las buenas o por las malas.
Nicaragua. En 2018 el pueblo se rebeló contra Ortega y su tiranía familiar. Desde entonces se estableció un estado policial y una puerta giratoria de detenciones arbitrarias. En septiembre de 2024, el Mecanismo para el Reconocimiento de Personas Presas Políticas, registró 45 detenciones. Aunque la cifra podría ser mucho mayor.
La dictadura sandinista desterró a 222 presos políticos en 2023 y a otros 135 en 2024. El régimen no discrimina. Encarcela sacerdotes, obispos, menores de edad e incluso al propio hermano de Daniel Ortega, el general Humberto Ortega (fallecido bajo arresto del régimen).
Cuba. En 2021, la dictadura de Raúl Castro y Diaz-Canel reprimió con brutalidad las protestas de Patria y Vida. Actualmente existen más de 1,110 personas encarceladas y otras tantas desaparecidas. Cuba ha legalizado la pena de muerte y la eliminación de ciudadanía.
Un informe de la ONG Prisioners Defenders destaca que el acoso y hostigamiento del régimen cubano contra activistas, periodistas y familiares de presos políticos se ha convertido en una práctica común en la isla. Los familiares de los prisioneros políticos sufren continuas detenciones, hostigamientos, domicilios sitiados, citaciones policiales, multas y amenazas.
La ONU le falló al pueblo cubano. Mientras todos los años se vota en contra del falso bloqueo, todavía no existe una sola resolución que exija la liberación inmediata e incondicional de todos los presos políticos o la celebración de elecciones libres en Cuba.
Apañadores. México, Brasil y Colombia son tres de los principales cómplices de los 3,400 presos políticos de las dictaduras de Cuba, Venezuela, Nicaragua y Bolivia. Existe un fuerte sesgo ideológico que les hace callar, ignorar e incluso respaldar los crímenes de las tiranías hemisféricas.
Conflictos bélicos favorecen a tiranías. Las dos guerras que sufre el mundo contemporáneo han obligado a la comunidad internacional a cambiar su estrategia. Su política de apaciguamiento y pragmatismo ha sido vista como una señal de debilidad en las dictaduras latinoamericanas.
Aunque las tiranías hemisféricas cierran el 2024 con más presos políticos, nuevas leyes represivas y más desapariciones forzadas, la lucha cívica por la libertad sigue siendo la única opción. Es una carrera con obstáculos y una prueba de resistencia. Tener una América Latina libre es muy difícil pero no imposible. Vale la pena luchar por ella.