Hace tan solo unos días el Centro de Estudios Latinoamericanos Che Guevara (CelChe) abrió un nuevo espacio en el Galpón del Centro de las Juventudes, en la ciudad natal de Ernesto “Che” Guevara (Rosario, Argentina), mientras conmemoraban el 89° aniversario del nacimiento de este personaje en 1928.
En el acto de apertura participaron funcionarios de la Embajada de Cuba en Buenos Aires, el hermano menor del “Che” Guevara, miembros de distintas organizaciones guevaristas de la ciudad de Rosario y funcionarios del gabinete de la municipalidad.
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Este centro vendría a conformar un espacio de investigación, intercambio y difusión del “pensamiento latinoamericano”, con el énfasis puesto en la vida y obra del “Che”. “Che, poética de un hombre nuevo” es el titular de la muestra permanente con la que este centro inauguró su nuevo espacio, conformando una exposición donde se muestra la vida de esta máquina de matar: el “Che” Guevara.
¿Se imagina usted que alguien abriera las puertas de un Centro de Estudios Adolf Hitler? ¿Qué tal un Centro de Estudios Rafael Videla? Pues inaugurar una muestra y celebrar la vida y obra de Ernesto “Che” Guevara es exactamente lo mismo.
Este nefasto personaje fue uno de los más oscuros de la Revolución cubana, además inmensamente defendido durante generaciones y visto como un abanderado de los derechos humanos, mientras que en verdad fusiló seres humanos por doquier, aunque esto no debería de extrañarnos si hemos leído sus palabras en la carta a su padre: “Tengo que confesarte, papá, que en ese momento descubrí que realmente me gusta matar”.
La muestra permanente de este Centro CELChe, muestra su infancia, sus viajes de juventud y su desarrollo revolucionario (o mejor dicho, “involucionario”). Allí, en dicha muestra, presentan fotografías y vídeos pertenecientes al archivo fotográfico y filmográfico del CELChe, articulados con narraciones y citas extraídas de diversos libros del Che así como bibliografía sobre el mismo. Pero por supuesto, sus autoridades muestran solo lo que les conviene mostrar para no desenmascarar al perverso asesino que en realidad es el “Che”. Veamos a continuación lo que la muestra no muestra:
En realidad, este icono de la izquierda no es más que un cruel asesino. Además racista, en tanto que afirmó que “los negros, esos magníficos ejemplares de la raza africana que han mantenido su pureza racial gracias al poco apego que le tienen al baño”.
La violencia también formaba parte de lo más profundo de su ser, en tanto que afirmó “¡el odio es el elemento central de nuestra lucha! El odio tan violento que impulsa al ser humano más allá de sus limitaciones naturales, convirtiéndolo en una máquina de matar violenta y de sangre fría”. Este mensaje puede encontrarse como Mensaje a la Tricontinental (1967), en una web marxista.
El “Che”, nefasto personaje adorado por tantos, inclusive llegó a expresar que “hay que acabar con todos los periódicos. Una revolución no se puede lograr con la libertad de prensa”. Mientras que aseguraba que “para enviar hombres al pelotón de fusilamiento, la prueba judicial es innecesaria” ya que “estos procedimientos son un detalle burgués arcaico”.
El “Che” fue un asesino que colaboró en la gestación del régimen cubano, uno de los más atroces, violentos y violadores de derechos humanos en toda la historia de nuestra América Latina.
Si usted no lo cree, entonces es porque jamás leyó al “Che” Guevara, jamás leyó sus escritos o jamás escuchó sus palabras. Pero no se preocupe, si nunca los tuvo al alcance aquí le facilitaremos un breve vídeo para que lo escuche de la propia boca de Ernesto “Che” Guevara, donde afirmó: “Fusilamientos sí, hemos fusilado. Fusilamos, y seguiremos fusilando mientras sea necesario. Nuestra lucha es una lucha a muerte”.
Pero véalo con sus propios ojos y óigalo con sus propios oídos. Si después de esto usted todavía sigue creyendo en el verso revolucionario del “Che” entonces preocúpese, tal vez se haya convertido, en palabras de Plinio Apuleyo, Álvaro Vargas Llosa o Carlos Alberto Montaner, en un perfecto idiota latinoamericano.