El acceso a la educación superior en Colombia es limitado. De acuerdo con cifras del Banco Mundial, la tasa de inscripción en instituciones de educación superior en el país alcanza un 49 %. Y aunque la cifra parezca impresionante, las cifras colombianas contrastan con las de otros países de la región. La tasa de inscripción en educación superior, por ejemplo, en Argentina es de 70 % y la de Chile alcanza un 83 %.
Por supuesto, las principales víctimas de esta situación en Colombia son los más pobres. Del quintil más pobre de los jóvenes del país, solo un 10 % pudo matricularse en programas de educación superior. Por contraste, en el quintil más rico esta cifra asciende al 59 %.
Pero los problemas en materia de educación superior en Colombia no solo se resumen en la baja cobertura. De acuerdo con el Banco Mundial, las universidades colombianas necesitan incrementar su calidad educativa, especialmente en las zonas rurales y en las ciudades más pobres del país.
Por todos estos motivos, el Gobierno colombiano ha implementado el programa “Ser Pilo Paga”. Este programa, creado en 2015, tiene como propósito financiar a los estudiantes más destacados de los sectores más pobres del país. Según cálculos del Gobierno, para el 2018 unos 40.000 estudiantes se verían beneficiados con la aplicación del programa.
A pesar de las ventajas que ofrece Ser Pilo Paga, algunos colombianos se oponen a su implementación. La oposición al programa es especialmente evidente entre los militantes de izquierda. En el PanAm Post le contamos las ventajas del programa y por qué la izquierda se equivoca al satanizarlo.
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“Ser Pilo Paga”: premiando el mérito y estimulando el ascenso social
Para acceder a Ser Pilo Paga se necesita cumplir algunos requisitos. Solo los estudiantes que han obtenido un puntaje por encima de 341 en el examen de Estado Saber 11 (antiguamente ICFES), obtienen este crédito condonable. Es decir, el programa solo se entrega a los alumnos más destacados en la prueba de Estado.
Pero no basta con ser buen estudiante para obtener la beca. El programa se entrega exclusivamente a estudiantes de los sectores más pobres del país. Para ello, los interesados en acceder al crédito-beca deben certificar que tienen problemas socioeconómicos por medio de una serie de puntajes (SISBEN) elaborados por el Estado colombiano. Por lo tanto, el programa focaliza recursos para estudiantes que tengan méritos académicos y demuestren tener problemas para pagar su educación superior.
Los beneficiarios reciben dinero para pagar la Universidad más un estipendio mensual. Este estipendio varía según las necesidades y condiciones de los becados. De esta manera, se intenta evitar la deserción de los estudiantes.
La calidad de las universidades
Un programa como este amplía el número de estudiantes que pueden acceder a la educación superior. Sin embargo, ¿cómo estimular que los estudiantes más talentosos, pero con problemas económicos, accedan a una educación de la mejor calidad?
Ser Pilo Paga solo financia programas educativos en instituciones acreditadas como de alta calidad (o en proceso de renovación de dicha acreditación). En la actualidad existen 44 instituciones universitarias con acreditación de alta calidad. Existen universidades acreditadas en al menos 11 departamentos. Los pilos tienen el derecho de elegir en cuál de esas 44 instituciones desea estudiar.
¿Cómo garantizar que los estudiantes terminen sus estudios y saquen buenas notas?
Como se mencionó anteriormente, uno de los valores del programa es premiar el mérito. Por este motivo los beneficiarios deben comprometerse con el Gobierno a entregar sus notas periódicamente al ICETEX, organización estatal que ejecuta Ser Pilo Paga.
Solo los estudiantes que terminen la carrera recibirán condonación del crédito. Si un estudiante no finaliza sus estudios, deberá pagar la totalidad del dinero recibido.
Las críticas al programa desde la izquierda
A pesar de las ventajas del programa, muchos políticos se oponen a su continuación. Este es el caso de Jorge Enrique Robledo, líder de la coalición de izquierda Polo Democrático, y del Movimiento Obrero Independiente Revolucionario (MOIR), organización maoísta.
Robledo cuestiona casi todo lo relacionado con el programa: desde el nombre hasta la cantidad de beneficiarios. Para este político el nombre “pilo” (que en Colombia significa persona aplicada o dedicada) implica asumir que existen estudiantes “pilos” y “no-pilos”. El líder izquierdista asegura que ese nombre “segrega” a los que no reciben el beneficio de Ser Pilo Paga.
Por su parte, Claudia López, líder del partido de centro-izquierda Alianza Verde, y aliada de Robledo a la presidencia, también critica Ser Pilo Paga. Para López este es un programa “con buenas relaciones públicas”, pero “costoso” y que cubre a muy pocos estudiantes del país. Según la líder verde, los estudiantes que no reciben “Ser Pilo Paga” se “van al foso“.
Para el también senador verde Antonio Navarro, Ser Pilo Paga “se está chupando la plata de la educación superior” y debe ser revisado.
El también izquierdista Carlos Caicedo, exsimpatizante del ELN y precandidato presidencial independiente, busca acabar con Ser Pilo Paga. Para Caicedo esteprograma es “una manera tramposa” de “entregar dinero a universidades privadas“.
Las críticas al programa desde los rectores de universidades públicas
Pero no solo reconocidos políticos de la izquierda critican el programa. También rectores de universidades públicas cuestionan las bondades de Ser Pilo Paga.
Adolfo León Atehortúa, rector de la Universidad Pedagógica, está de acuerdo con Antonio Navarro y cree que Ser Pilo Paga desfinancia la educación pública. Según el citado rector, con los recursos de los pilos podrían financiar la educación de muchos más estudiantes en una universidad como la Pedagógica. Atehortúa también critica que el 82 % de los pilos decidan estudiar en universidades privadas.
Ignacio Mantilla, rector de la Universidad Nacional, también critica Ser Pilo Paga. El rector de la Nacional también expresa su preocupación por una posible desfinanciación de las instituciones públicas de educación superior. A diferencia de otros rectores, Mantilla propone cómo mejorar el programa. Varias de las propuestas de Mantilla son viables, y serán explicadas al final del reportaje.
Desmontando las críticas de la izquierda
Como se mencionó anteriormente, Jorge Enrique Robledo cuestiona duramente el nombre del programa. El nombre del programa es cuestión baladí. No obstante, la defensa del trabajo duro y el mérito debería ser una bandera obligada para todo Gobierno que aspire a mejorar las condiciones de vida de sus ciudadanos.
En sociedades como las latinoamericanas, donde muchos de los mejores talentos se desperdician por falta de oportunidades, destacar la labor de las personas más pobres debería ser motivo de orgullo, no de vergüenza ni debería ser ocultada. Premiar a los pilos implica estimular a que otros estudiantes se esfuercen y busquen mejorar sus notas. Destacar por méritos académicos no significa humillar ni segregar a nadie.
Sin duda alguna, entregar 10.000 becas al año puede parecer insuficiente, y la crítica podría desembocar en ampliar el número de beneficiarios. No obstante, 10.000 estudiantes son el 75 % de los estudiantes que recibe al año la Universidad de Los Andes y 33 % de los que recibe la Universidad Nacional. Sin embargo, no tiene sentido desmontar un programa solo porque ofrece pocos beneficiarios. Por el contrario, que el programa ofrezca tan pocos beneficiarios puede significar un estímulo para su ampliación.
Desmontando algunas de las críticas de los rectores de universidades públicas
Según Atehortúa, el costo de “Ser Pilo Paga” es elevadísimo. Como lo demostró Andrés Londoño un unacolumna publicada en este medio, el costo promedio de un “pilo” es de $17 millones de pesos (USD $5.712) al año. El costo anual de un estudiante de la Universidad Nacional es de $33 millones (USD $11.089) y $26 millones (USD $8.736) uno de la Universidad de Antioquia (también pública). Es decir, un “pilo” le cuesta menos al Estado que un estudiante de la Nacional o uno de la Universidad de Antioquia.
Tampoco es cierto que la educación pública en Colombia se esté desfinanciando. Como lo demostramos en el PanAm Post el presupuesto en educación en Colombia aumentó un 36 % en cuatro años (de 2014 a 2018).
¿Ser Pilo Paga va en contravía de la educación pública?
Uno de los valores fundamentales de Ser Pilo Paga es la libertad de elección. En ese sentido, los pilos pueden elegir si quieren, o no, inscribirse en una universidad pública. Mientras que los defensores de la libertad de elegir explican el fenómeno como el ejercicio de la libertad de elección, desde algunos sectores de la izquierda se presentan la decisión como “irracional”. No obstante, muchos pilos tienen razones de peso para preferir ingresar a universidades privadas.
En primer lugar, en el listado de las universidades acreditadas como “de alta calidad” hay más universidades privadas que públicas: 27 instituciones privadas frente a 17 públicas. Además, varias de las instituciones educativas públicas de alta calidad tienen una oferta académica excesivamente limitada. Son los casos de las Escuelas de formación de las Fuerza Pública de Colombia (Policía, Armada y Fuerza Aérea), universidades que no tienen una oferta académica considerable para civiles. A su vez, existen universidades privadas que tienen programas muy especializados que no existen en universidades públicas. Es el caso, por ejemplo, de Ingeniería Biomédica o Tecnología robótica, programas ofertados exclusivamente en universidades privadas.
Otro tema fundamental es el de la calidad. Sin duda alguna, hay universidades públicas de altísima calidad como la Universidad Nacional y la Universidad de Antioquia. Sin embargo, no todas las universidades públicas del país ofrecen tal calidad. Muchas universidades públicas son el reflejo de la estructura de la burocracia colombiana: la contratación de algunos servidores públicos depende de los contactos políticos y no de los méritos académicos del contratado. Bien es conocida la politización de universidades en Cartagena y Tolima. Sin embargo, incluso en universidades públicas en Bogotá es evidente la politización de las directivas.
Si el propósito es estimular movilidad social, Ser Pilo Paga debe continuar
Si el Gobierno colombiano quiere estimular que los pilos entren masivamente a las universidades públicas debe mejorar la calidad de la educación de estas universidades, especialmente de aquellas que no están acreditadas como de alta calidad. Los enemigos de la educación pública en Colombia son el clientelismo y la ineficiencia, no la libertad de elegir.
El objetivo de la educación no debe ser necesariamente el aumento de cupos y de presupuesto en las universidades públicas. El propósito de la educación debe ser el estímulo de la producción de conocimiento y la mejoría de las condiciones de vida los estudiantes. Si queremos mejorarla, Ser Pilo Paga debe continuar y ampliarse.
Por supuesto, las universidades e instituciones educativas que hacen parte de Ser Pilo Paga se benefician de los estudiantes que reciben. No solo obtienen recursos, también acceden a varios de los mejores estudiantes del país. Pero, además, estas universidades privadas se nutren de la interacción entre grupos sociales del país que muchas veces permanecen segregados.
Estas ventajas para las universidades privadas no significan una derrota para el resto de la sociedad. Por lo contrario, un proyecto que premia el mérito entre los más excluidos solo puede generar ganancias para el país.
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¿Puede mejorar Ser Pilo Paga? ¡Sin duda!
A pesar de las bondades del programa, Ser Pilo Paga puede mejorar. El rector de la Universidad Nacional, Ignacio Mantilla, por ejemplo hace algunas críticas válidas al programa y propone soluciones factibles. Mantilla propone que se dé prioridad a los pilos de las zonas más pobres y aisladas del país, que se permita la movilidad estudiantil de los becados o que se sincronice el tiempo de admisión en Ser Pilo Paga con el de la Universidad Nacional. Todas estas propuestas se ven financieramente viables, además, mejorarían el programa.
La crítica que hace la izquierda sobre el número de becados es válida. Por supuesto, aumentar el número de becas sería positivo para los colombianos más pobres. Pero hasta el momento los críticos del programa no dicen cómo aumentar el número de becas sin poner en riesgo la estabilidad financiera del país.
El recorte de burocracia inútil, la mejora de la calidad de la burocracia estatal, el aumento de la recaudación mediante el recorte de impuestos y el estímulo de la inversión privada podría derivar en un aumento de Ser Pilo Paga en una forma fiscalmente responsable. ¿Aceptaría la izquierda todas estas reformas para aumentar el número de becados? Difícilmente.