España vive uno de los momentos más tensos de su historia política reciente. Este primero de octubre, miembros de la Guardia Civil y de la Policía Nacional Española intentaron impedir la realización de un referendo por la secesión catalana.
Unas 800 personas habrían sido heridas debido a la severidad de la acción policial. Aunque la gran mayoría de agredidos presenta heridas leves, un ciudadano fue impactado por una bala de goma presuntamente lanzada por la Guardia Civil.
El alto comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos Zeid Ra’ad Al Hussein pidió una investigación independiente de los hechos. Mucho menos enfática se ha mostrado a la Unión Europea ante la actuación policial española. La Comisión Europea aseguró que la “violencia nunca debe ser un instrumento político“, sin embargo la mencionada institución europea no exigió ninguna investigación independiente de los sucesos.
En el PanAm Post le explicamos las razones por las cuales la Unión Europea se muestra tan cauta ante los recientes sucesos políticos españoles, así como las posibles consecuencias del referendo separatista catalán en ese continente.
Otros separatismos: los nacionalismos vasco y gallego
España es un país diverso en términos culturales. Producto de esta diversidad cultural, el sistema político español permite la autonomía de sus unidades políticas (Comunidades Autónomas).
Además de la lengua castellana, ciertas Comunidades Autónomas españolas adoptan otras lenguas como cooficiales en su territorio. El catalán, valenciano, gallego, euskera (vasco) y el aranés son lenguas cooficiales en ciertas regiones españolas. Esta situación es posible gracias a la Constitución española, pues durante la dictadura de Franco (1939-1975) el uso de lenguas locales diferentes al castellano fue duramente reprimido.
Dadas las particularidades históricas y culturales existen diversas organizaciones políticas separatistas en España. Son los casos de Cataluña, País Vasco, Navarra y Galicia. En este sentido los partidos independentistas vascos y gallegos se han convertido en los mejores aliados del separatismo catalán.
En este sentido, aceptar la implementación de un referendo separatista catalán podría abrir las puertas a una fragmentación de España. Esta es una de las razones por las cuales para el Gobierno español la realización de un referendo independentista catalán resulta tan difícil de digerir.
Los movimientos separatistas más poderosos de la Unión Europea
La Unión Europea apoya la postura española frente a Cataluña no sólo por motivos de respeto a políticas internas de España. Si Cataluña logra la secesión (separación), otros miembros de la Unión podrían enfrentar una marea de referendos separatistas.
El caso belga es uno de los más conocidos. La división lingüística y las diferencias culturales han sido capitalizadas por diferentes partidos políticos belgas que exigen la división del país. En Flandes, zona al norte de Bélgica existen relevantes partidos políticos que buscan la independencia de su región. Líderes del partido secesionista Nueva Alianza Flamenca ya han expresado su apoyo al proceso independentista catalán. También el partido ultra-nacionalista Vlaams Belang no esconde su apoyo a la iniciativa independentista catalana.
Pero el caso belga no es excepcional en Europa. En Italia opera la Liga Norte, sexto partido más votado del país. Este movimiento político tiene facciones que promueven la separación del norte de Italia. Matteo Salvini, líder de la Liga Norte ha sido tradicionalmente un defensor de la causa independentista catalana.
Dinamarca también experimenta movimientos separatistas en Groenlandia y las Islas Feroe. De la misma forma, en la región finlandesa de las islas Åland existen movimientos políticos por la independencia. Todos estos movimientos electorales tienen representación en sus Parlamentos locales y promueven un referendo secesionista.
El caso británico
Otro Estado que enfrenta un desafío separatista, y que por lo pronto pertenece a la Unión Europea, es el Reino Unido. En los parlamentos escocés, irlandés del norte y de galés existen partidos que exigen la división del Reino Unido.
El movimiento secesionista con mayor poder político en Gran Bretaña es el Partido Nacional Escocés (SNP). Este partido promueve un nuevo referendo secesionista a pesar del rechazo en las urnas de los votantes escoceses a la independencia en 2014. Sin embargo, debido a lo reciente del referendo separatista escocés, el Gobierno británico se opone a la realización de nuevas elecciones para decidir sobre la independencia escocesa.
Nicola Sturgeon, líder del Gobierno escocés y separatista, apoya la causa separatista catalana. De igual manera, miembros del Sinn Feinn, principal partido secesionista de Irlanda del Norte, han realizado actos de solidaridad con el nacionalismo catalán. No es de extrañar, pues Michelle O’Neill, líder del Sinn Feinn en Irlanda del Norte propone la creación de un referendo por la independencia irlandesa.
Finalmente, Leanne Wood, líder del principal partido independentista irlandés, Plaid Cymru, apoya un referendo por la independencia galesa. Plaid Cymru ha expresado abiertamente su solidaridad con el proceso independentista catalán.
Separatistas sin representación parlamentaria
Los casos vasco, gallego, flamenco, escocés, galés, irlandés del norte y de Padania son paradigmáticos. En cada una de estas regiones europeas existen partidos independentistas con representación política en sus gobiernos locales. Pero en Europa también existen otros movimientos electorales que buscan la creación de nuevos Estados-Nación, pero que no tienen el éxito de las mencionadas organizaciones.
Estos son los casos de los movimientos separatistas bretones, vascos y occitanos en Francia. Italia y Suecia también experimentan esta clase de fenómenos políticos.
Hasta el momento estos movimientos han cosechado resultados electorales pobres. Sin embargo con los impulsos de Escocia y Cataluña esta tendencia puede cambiar.
Autonomistas del presente, ¿separatismo del futuro?
Varios países europeos también tienen movimientos políticos autonomistas. Estas organizaciones buscan un mayor autogobierno para sus regiones sin buscar la independencia. Es el caso de los movimientos por la autonomía aragonesa en España o el Partido de Baviera en Alemania. El partido de Carles Puigdemont, presidente del Gobierno independentista catalán, fue hasta hace poco tiempo autonomista.
La creación de referendos separatistas puede estimular el tránsito del autonomismo al independentismo puede ser un fenómeno. En ese caso, la unidad de muchos Estados europeos puede estar en peligro.
¿Hacia un nuevo mapa político de Europa?
El referendo catalán y sus resultados están siendo capitalizado por separatistas de varios países europeos. Nacionalistas galeses, escoceses, irlandeses, vascos, flamencos anuncian el “éxito” catalán y condenan (incluso exagerando) la acción policial española.
Hasta el momento ninguna organización independentista de Europa occidental ha anunciado que seguirá el ejemplo catalán. Pero las declaraciones de líderes nacionalistas escoceses y de Irlanda del Norte parecen indicar que presionarán por la implementación de nuevos referendos secesionistas.
Incluso si se llegan a dar legalmente nuevos referendos separatistas, nada garantiza que los votantes respalden la creación de nuevos Estados. Québec y Escocia son ejemplos de que el derecho a decidir no tiene porqué terminar en separación.
La complejidad de las realidades políticas europeas impiden asegurar que se cree un nuevo mapa político de Europa. Sin embargo, ya hay quienes afirman que Europa occidental está destinada a experimentar nuevas particiones.