El régimen bolivariano de Nicolás Maduro es experto en teorías conspirativas. Estados Unidos, Colombia y hasta Israel son culpados por altos funcionarios venezolanos de la inseguridad y los problemas económicos de Venezuela. Durante este diciembre, el presidente Maduro decidió sacar de circulación el billete de 100 bolívares, el billete de mayor denominación en ese momento en Venezuela. No es la primera vez que un país saca de circulación un billete o una moneda de forma completa. No obstante, el caso venezolano destaca por su celeridad y severidad para hacerlo. En el PanAm Post le contamos qué se hizo en Venezuela, comparado con otras experiencias internacionales.
El caso venezolano
Para Maduro, mafias colombianas planearon quedarse con los billetes de 100 bolívares. Según el presidente venezolano, el crimen organizado colombiano llevó dichos billetes a República Checa, Ucrania y Alemania. Para Maduro, las mafias colombianas tienen más de 300.000 millones de bolívares en billetes de 100.
El gobernante venezolano dio 72 horas a los ciudadanos para el canje o depósito de sus billetes de 100 bolívares. Quienes no pudiesen canjearlos, deberían cambiarlos ante el Banco Central de Venezuela, pero solo dispondrían de diez días para hacerlo. Y como en toda conspiración bolivariana, Nicolás Maduro llamó al Ejército venezolano a actuar. El dictador venezolano requirió a las principales autoridades militares del país a bloquear el ingreso de dichos billetes. Maduro exigió al gobierno colombiano regular el precio del bolívar en el país vecino.
Desde la vecina Colombia, especialmente en la fronteriza ciudad de Cúcuta, las quejas no se hicieron esperar. La Asociación de Profesionales del Cambio de Norte de Santander expresó su preocupación. Y es que dada la devaluación del bolívar, es difícil realizar cambio de divisas sin acudir al billete de mayor denominación. En el caso colombiano, un billete de 100 bolívares podría ser canjeado por una moneda de 100 pesos (US$ 0.03), la segunda moneda de menor denominación del peso colombiano.
Los damnificados con estas medidas son los ciudadanos venezolanos y los extranjeros que tengan contacto con el país. Son ellos quienes deberán cambiar sus billetes cuando el gobierno se los exija.
El cambio de moneda cubana en 1961
Son muchas las coincidencias entre el proceso de cambio de moneda en Cuba y el caso venezolano.
En medio del fervor revolucionario de la Cuba de los años sesenta, la dictadura socialista de la isla decidió cambiar la moneda cubana. El gobierno de Cuba quiso dejar de imprimir el peso cubano en Estados Unidos para hacerlo en la República Socialista Checoslovaca. Además de “castigar” a los Estados Unidos, la excusa del régimen cubano fue la de castigar a las “mafias” que dejaron la isla.
Al igual que en el caso venezolano, el régimen socialista cubano decidió imponer fuertes restricciones al ingreso de extranjeros con la divisa antigua. De la misma forma que en Venezuela, el régimen castrista realizó el cambio de moneda en tan solo dos días. Según el Banco Central de Cuba este proceso permitió “esterilizar de forma definitiva los recursos que en ese momento estaban en manos de los adversarios políticos de la Revolución”.
El cambio de moneda en Brasil: el Plan Real
Hacia principios de la década de los noventa, la inflación en Brasil alcanzaba el 2851 %. En 1993, en medio de una enorme crisis económica y política, Fernando Henrique Cardoso, ministro de hacienda de Brasil, propuso profundos cambios económicos.
El entonces ministro brasilero propuso amplios ajustes fiscales, apertura comercial y privatizaciones. Meses después de adelantar estas reformas, los brasileros cambiarían de moneda: del devaluado cruzeiro al real. El cambio de cruzeiro a real implicaba un cálculo relativamente complicado: un real equivaldría a 2.750 cruzeiros. Sin embargo, debido a las políticas profundas de combate a la inflación y la prudencia del gobierno brasilero para cambiar la moneda, la transición resultó exitosa.
Debido al liderazgo de Fernando Henrique Cardoso y a la eficiencia del Plan Real, el líder político brasilero fue elegido como presidente de Brasil en 1994. Hacia finales de su primer gobierno en 1998, el país alcanzo la inflación más baja de su Historia moderna: 1,6 % al año.
Conclusión
Con la elevada tasa de inflación, el cambio de billetes podría ser favorable para el cambio de divisas en Venezuela. Quienes canjeen bolívares por otra moneda, no necesitarán enormes fajos de billetes. Este cambio de billetes también puede facilitar la vida a los venezolanos, quienes podrán hacer transacciones financieras con mayor facilidad.
Sin embargo, la celeridad y el uso de fuerzas militares para adelantar este cambio indica que el gobierno venezolano busca alimentar una nueva teoría conspirativa. Y es que altos funcionarios del gobierno bolivariano aseguran que la inflación no existe. Es el caso de Luis Salas, docente universitario, quien en su folleto “22 claves para entender y combatir la guerra económica” asegura que la causa real del aumento de precios es la guerra económica y la especulación.
Si el gobierno de Maduro realmente quisiera facilitar las transacciones comerciales dentro y fuera del país, debería controlar la inflación. Por otra parte, es posible que un cambio de moneda pueda ayudar en este proceso. Ese fue el caso de Brasil con el Plan Real durante el gobierno de Fernando Henrique Cardoso. No obstante, la celeridad con la que el régimen bolivariano realizó la desaparición de los billetes de 100 bolívares, además usando Ejército, indica que la intención es otra: la de generar un sentimiento de amenaza económica causada por un chivo expiatorio.
La Revolución Bolivariana ha tenido varios chivos expiatorios. Los “escuálidos”, el imperio, y últimamente, los colombianos. Es imposible negar que Colombia tenga problemas de seguridad que inciden en Venezuela. No obstante, culpar a los colombianos de todos los males del país implica buscar un chivo expiatorio. El gobierno venezolano debería implementar nuevas medidas económicas, en lugar de inventar teorías de conspiración. El ejemplo brasilero durante el gobierno de Cardoso podría servir como inspiración.