No es tan fácil como se cree ser un hombre libre. A decir verdad, los únicos que afirman esta facilidad son los que han renunciado a ella”—Albert Camus, Escritos libertarios.
EnglishA pocas horas de producirse un hecho, se ordena la captura de una persona y es privada de libertad. A esta persona se le imputan los delitos de instigación pública, asociación para delinquir y determinación en daño e incendio.
¿El fundamento o las pruebas de estas acusaciones? No hay testigos, documentos o cualquier otro medio probatorio que vincule a esta persona con una serie de hechos destinados a cometer los delitos que se le imputan.
Las únicas pruebas promovidas y evacuadas por la Fiscalía son las interpretaciones de tweets publicados por Leopoldo López en el ejercicio de derechos y libertades civiles y políticas.
De forma resumida podríamos decir que este régimen acusa a Leopoldo López de las manifestaciones ocurridas en febrero de 2014.
Pero hasta aquí no llegan las irregularidades; recordemos que este proceso lleva un año y tres meses; las visitas han sido torpemente interrumpidas o suspendidas; su audiencia se suspendió cerca de medianoche, lo cual es la regla (suspensión y horas inexplicables para llevar un juicio) en la mayoría de este tipo de procesos.
Es muy probable que este jueves, si no hay una nueva suspensión de la audiencia, la sentencia que se dicte sea condenatoria. Para mí esto sería ya una declaratoria formal de la muerte del Poder Judicial en Venezuela.
Alguien me dijo “eso pasó hace tiempo”. Y tal vez le daría la razón. Basta con revisar nuestra literatura jurídica de los últimos años como “El TSJ al servicio de la revolución”, en el que se evidencia, según explica uno de sus co-autores Antonio Canova, que en los litigios entre los particulares y el Estado, la Sala Político Administrativa considera que condenar al Gobierno va contra el interés general.
En esta investigación se agrupan las sentencias de acuerdo con los perjuicios que implican en términos de: principios democráticos, independencia del Poder Judicial, libertad de asociación y derechos sociales, participación política y sufragio, propiedad privada y libertad de expresión.
Otro libro que da cuenta de lo que vivimos es “La reconstrucción del Derecho venezolano” de Francisco Delgado en el que, entre la filosofía del derecho y el análisis normativo, se examina algunos de los problemas que más seriamente obstruyen la conformación de un verdadero orden de Derecho entre nosotros, y que plantea un debate ineludible en las presentes circunstancias de nuestro país.
[adrotate group=”8″]
Lo anterior no solo refleja la ausencia del Poder Judicial, tan fundamental en una sociedad libre, sino que aun en estas condiciones, independientemente que lo motivara o la estrategia que tuviera, no puede desconocerse algo tan sencillo como que Leopoldo López decidió expresarse en las redes sociales, no quedarse callado y entregarse cuando la orden de captura se había emitido.
Definitivo, con este caso no puedo dejar de pensar que “No es tan fácil como se cree ser un hombre libre”. López renunció a esta precaria libertad que vivimos, para ser realmente libre.
Y existe precaria libertad (casi inexistente), porque desde el 2007 hay una política sistemática de desconocimiento de la propiedad privada, que es la que crea las condiciones materiales para el ejercicio de otros derechos y libertades. Es más, cabría preguntarse si existe realmente el derecho de propiedad en Venezuela, porque no basta con preverlo en la Constitución, si no hay garantía de su respeto.
En Venezuela no se es realmente libre cuando nunca ha existido el libre mercado, en palabras de Carlos Rangel; siendo este el mejor medio de cooperación para vivir, porque de él resulta la mayor cantidad y diversidad de bienes y servicios.
En Venezuela no se es realmente libre si nuestras necesidades más básicas pretenden ser cubiertas por el Estado, porque con ello no solo dependemos del Estado, sino que además no podremos reclamar el respeto a nuestros derechos y libertades.
En este contexto, en Venezuela no se vive en libertad, se sobrevive y aunque tal vez la decisión de este jueves en el caso de Leopoldo López sea previsible, no dejará de ser un duro golpe.