El día 28 de junio se reanudaron las negociaciones entre el Gobierno y la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) por el reajuste del salario mínimo, que debería comenzar a regir desde Julio del presente año.
El turno era del Ejecutivo para poner sobre la mesa su primera cifra de incremento salarial. En reuniones previas, las partes se abrieron a explorar en la discusión un aumento plurianual del monto.
Anticipándose a la oferta que realizaría la autoridad, la presidenta de la CUT, Bárbara Figueroa, líder del gran sindicato nacional y militante del partido comunista, planteó previamente la idea de lograr a mediano plazo un incremento que llegue hasta los $420.000. (Cerca de USD $800) “Hoy estamos hablando de un ingreso líquido superior a los $420 mil. Eso es lo que, en base a las encuestas y a la Casen, está determinado que debiera ser un ingreso que le permita a una familia -es decir, a un proveedor- financiar y sostener a un núcleo familiar, que son al menos tres o cuatro personas”, dijo Figueroa tras un congreso de sindicatos de empresas públicas.
Consultada respecto de las dificultades de aumentar en ese nivel el monto del salario mínimo, que actualmente es de $276.000 (aproximadamente USD $500), Figueroa reconoció que es “difícil”, pero “ese es el desafío del Gobierno”. Traduciendo esto a valor por hora, Un trabajador cuesta actualmente al menos $1725 (USD $2,8) por hora, con la propuesta de la CUT, cada empleado costaría $2625 (USD $4,3)
Desde el Ejecutivo, el ministro de Hacienda, Felipe Larraín, aseguró que en la negociación “no hemos hablado de números todavía”.
Señaló que “las aspiraciones, muy legítimas, tienen que ser contrastadas con la realidad y con las posibilidades que tenemos. A nosotros nos gustaría avanzar en sueldo mínimo, pero dentro de la responsabilidad, de entender que estamos enfrentando un mundo que se mueve en materia digital que no solamente afecta los temas de la tributación digital, sino también los efectos digitales en el mercado laboral”.
En este escenario es que los liberales tenemos algo que plantear, algo que decir y que por supuesto no será popular, pero no por ello ha de carecer de sentido. La propuesta de subir el sueldo mínimo no solo es delirante con respecto de la realidad económica presente del país, sino que es absolutamente perjudicial para aquellos a quienes pretende beneficiar.
Básicamente hay tres muy buenas razones por las cuales subir el sueldo mínimo es una pésima idea (partiendo por el hecho de que ya tener algo como el sueldo mínimo es una idea terrible)
- Destruye el empleo. Una de las lecciones generales más básicas de la economía, es que cuando los precios suben, las personas consumen menos de “eso” y esta ley de la demanda también afecta a los empleados menos calificados. Aumentar el salario mínimo significa que aumenta el precio por emplear a cada trabajador lo que los hace más caros que antes.
Ahora el empleador debe calcular sus ingresos y si por ejemplo antes, tenía 3 empleados ganando 6 pesos por hora y cada uno producía 10, 8 y 7 pesos por hora, cada uno agregaba valor a su negocio, pero si suben por ley el sueldo mínimo a 8 pesos por hora, el trabajador menos productivo y a quien más le cuesta se verá afectado pues ahora ya no agrega valor sino que se convierte en pérdida y cualquier emprendedor en su sano juicio tendría que proceder a hacer el recorte de personal necesario para poder seguir operando su negocio con algo de margen de ganancias.
No es por una maldad inevitable en los empleadores, sino que para hacer sostenible cualquier negocio, este debe ser rentable, de hecho es ético que lo sea pues mientras más rentable, más empleo genera, pero al aumentarse el salario mínimo, se ha probado, gracias a un estudio de Jeffrey Clemens y Michael Wither en el 2014, que los empleadores reaccionan recortando puestos de trabajo porque deben, nos guste eso o no y esto daña justamente a los trabajadores que lo necesitan más.
- Lo anterior nos lleva a este segundo punto. El aumento de salario mínimo daña desproporcionadamente a grupos marginalizados.
El estudio previamente mencionado, nos ilustra sobre cómo el aumento del salario mínimo hace que haya ciertos grupos de personas que serán los últimos en ser contratados y los primeros en ser despedidos y el ejemplo que utiliza es que los trabajadores con menos calificaciones, inmigrantes con dificultades en el idioma y estudiantes, fueron despedidos antes que trabajadores nacionales de clase media y mejor calificados.
En resumen, quienes más necesitaban el empleo aunque significaba una paga pequeña, ahora quedan desempleados con cero peso para llevar a casa. Este hecho se refuerza con los datos sobre el aumento de competencia. Más paga por un trabajo, atrae a más personas a aplicar por él y esto muchas veces significa que incluso jubilados con más experiencia y mejores calificaciones competirán por un puesto que paga mejor y los trabajadores más desaventajados y con trasfondos más complejos, sufrirán el desmedro.
- La tercera razón es que los negocios hacen estos aumentos voluntariamente gracias a la autorregulación del libre mercado.
76% de los trabajadores de Chile, recibe sueldos más altos que el salario mínimo establecido (así sea levemente más alto) Esto se debe a que los empleadores no pagan solo el mínimo obligatorio sino que responden al valor que cada empleado agrega con el fin de retener a los mejores talentos.
Es caro entrenar nuevos trabajadores y esperar un buen nivel de productividad a corto plazo, además de no querer perder buenos empleados contra la competencia, así que los empleadores suben los sueldos a fin de no perder capital humano que finalmente se traduce en ganancias, pero cuando el gobierno interviene y obliga a subir los sueldos, los trabajadores menos calificados y más necesitados no solo perderán sus empleos sino que le será increíblemente difícil encontrar otro. Esto les destruye su primer escalón en la movilidad social y es por lo tanto un atentado contra la dignidad.
El populismo encandila con ofertones que parecen demasiado buenos como para rechazarlos, pero como personas que queremos un chile más justo, más dinámico socialmente y más libre, bien vale recordar el antiguo dicho que reza: “No todo lo que brilla es oro”