El año 2020 va a ser recordado como uno de los más oscuros de la historia reciente. La pandemia ocasionada por el “virus chino” puso en jaque la economía y las libertades individuales en todo el mundo.
Colombia no escapó de las consecuencias del COVID-19. El Gobierno del presidente Iván Duque tuvo que implementar una serie de medidas para tratar de frenar la propagación del virus. Algunas fueron acertadas, otras no tanto. También quedan muchas tareas pendientes para 2021.
El principal acierto del presidente fue aprobar en la Ley de Financiamiento, los 4 días sin IVA. Esta medida fue una de las promesas de campaña de Duque y le permitió a los colombianos descansar por 4 días de la excesiva tasa de expropiación vía impuestos.
Este logro de la administración Duque y de los partidos que lo acompañan representó, en el último día sin IVA del año, 468.000 millones en facturación a través de 1,9 millones de transacciones. Sin duda esto no solo significó para los consumidores acceder a productos 19 % más baratos, sino que les permitió a los empresarios aumentar las ventas en plena recesión.
Otro gran acierto de Duque fue rechazar por inconveniente, la propuesta de reducción de la jornada laboral. Dicha iniciativa la hizo el expresidente Álvaro Uribe y fue secundada por otros miembros de su partido. Sin embargo, Duque dejó claro que esa propuesta aumentaría los costos laborales y podría generar desempleo.
Compromiso por Colombia
El mandatario colombiano también ha sido consciente de la importancia del empleo para superar la crisis. En ese sentido, el Gobierno radicó con mensaje de urgencia la Ley de Emprendimiento, instrumento jurídico que contiene disposiciones para apoyar a las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes).
Este sector empresarial genera el 90 % de los empleos en Colombia. Por esta razón el Gobierno busca fomentar la campaña “compre colombiano” y mantener instrumentos de apoyo al empleo formal, entre otros beneficios.
En materia de infraestructura, Duque ha destinado un importante presupuesto a terminar los grandes proyectos que están pendientes en el país. Son de resaltar el apoyo al Metro de Bogotá, al Puerto Antioquía y a los nuevos aeropuertos de Cartagena, San Andrés y Aerocafé; así como el cruce Orinoquía-Pacífico.
Duque también garantizó 2 billones de pesos en incentivos para las industrias creativas y culturales. Con la intención de convertir a Colombia en epicentro de empleos “naranjas” para la producción audiovisual, musical y de animación digital, entre otros.
Otro punto que merece ser destacado es el compromiso del presidente con la transformación digital. Para tal fin se destinaron 2,2 billones de pesos para instalar 10 mil centros digitales en las zonas vulnerables del país.
La administración del presidente Duque, a pesar de la pandemia, no se detuvo en su camino por tener una transición a energías renovables. Durante el año 2020, el Gobierno inició 17 proyectos de esta naturaleza en todo el territorio colombiano. Con una inversión de 16 billones de pesos y la expectativa de crear 55000 empleos, ese paquete de proyectos incluye 9 eólicos, 5 solares, 3 geotérmicos y uno de hidrogenación; así como 9 líneas de transmisión energética.
Vacunas contra el COVID-19
Este 30 de diciembre, el presidente Duque informó a los colombianos que llegó a un acuerdo con la farmacéutica Janssen, filial de Johnson y Johnson, para la adquisición de 9 millones de vacunas que se suman a las 5 millones de Pfizer; 5 millones de AstraZeneca y 10 millones más adquiridas a través de la estrategia Covax.
También es de resaltar la velocidad con la que el Gobierno aumentó la capacidad de las Unidades de Cuidados Intensivos en todo el país. Aunque ese trabajo se perdió por la incompetencia de los alcaldes socialistas Jorge Iván Ospina (Cali), Claudia López (Bogotá) y Daniel Quintero (Medellín).
Los desaciertos
Sin embargo, también hay cosas que criticar. Colombia sufrió una de las cuarentenas más largas de América Latina, lo que tuvo una incidencia directa sobre el PIB del país, haciendo que Colombia entrará en recesión por primera vez en las últimas dos décadas.
A pesar de estar en recesión económica, de tener una tasa de desempleo alta, de que bajara el consumo y de que cayera el recaudo tributario, el Gobierno decidió aumentar significativamente la deuda y el gasto públicos.
Una de las promesas de campaña del presidente Duque fue reducir el tamaño del Estado y la burocracia. No obstante, esa promesa no la cumplió, ni siquiera durante la pandemia, cuando se hacia más necesaria la reducción del tamaño del Estado y del gasto público.
Ese aumento de la deuda y del gasto generó un mayor déficit fiscal, por lo que el ministro de hacienda, Alberto Carrasquilla ha anunciado de forma sincera que se viene un aumento de impuestos.
El presidente salió a decir que no sería una reforma tributaria, sino una “reforma fiscal”. Pero la anterior la llamó “ley de financiamiento”. A pesar de que se le cambie el nombre, su esencia y su naturaleza es la de una reforma tributaria.
Los colombianos deben prepararse para un aumento en sus impuestos, algo que, para salir de una crisis, no es la mejor receta. Resulta además incoherente con la promesa de campaña preferir meterle la mano a los colombianos en el bolsillo en vez de reducir la burocracia y los gastos de funcionamiento del Estado.
Los pendientes
Duque se encuentra a mitad de su tercer año de gobierno y parece que le ha quedado grande sacar dos reformas importantes. La primera es la reforma laboral. Colombia tiene una rigidez laboral que no permite que muchas personas accedan a un empleado formal, al tiempo que castiga con impuestos a los empresarios por contratar.
También queda pendiente la reforma pensional. Colombia tiene dos regímenes de pensiones. Uno conformado por fondos privados y otro por el fondo público. Si bien ambos tienen problemas, el que merece mayor atención es el fondo público. Esto debido a que está estructurado con base a un esquema ponzi o piramidal, en el que los jóvenes les pagan la pensión a los viejos. El problema de este fondo es que hay más viejos que jóvenes.
Un pendiente que se espera se salde en el segundo trimestre del año es la sanción presidencial de la Ley de Turismo, que contempla beneficios y exenciones tributarias para fomentar un sector bastante golpeado por la pandemia.