Los colaboradores de Joe Biden empiezan a pasar factura. Fueron muchos los empresario que donaron fondos a la campaña del demócrata, y tras ser proclamado por el Colegio Electoral como presidente electo, un conocido personaje del mundo del entretenimiento manifestó su deseo de que le den un cargo. Se trata Bob Iger, el presidente de Walt Disney Company.
Según The Wall Street Journal, el presidente de Disney donó 500.000 dólares a la campaña de Biden y 85.100 dólares para elegir candidatos demócratas el Congreso. Y ahora le ha comunicado al equipo de transición de Joe Bien su interés en convertirse en el embajador de los Estados Unidos ante el gobierno comunista de China.
La información también indica que el exjefe de Dreamworks, Jeffrey Katzenberg, se comunicó con el equipo de Biden para recomendar al presidente de Disney como embajador en China. De concretarse este nombramiento, podría esperarse una política exterior blanda de EE.UU. con el régimen comunista de Xi Jinping. Así lo demuestra el historial de Bob Iger.
Disney, ciego frente las violaciones de DD.HH. en China
Walt Disney sabe manejar las relaciones con los gobiernos para proteger sus intereses y sacar beneficios económicos. La mejor muestra de eso es la relación de la compañía con China.
Por ejemplo, en 1997, Walt Disney lanzó la película Kundun, que contaba la crueldad y la violencia que sufrió el pueblo del Tíbet a manos de los comunistas chinos. En su momento, la película fue muy bien valorada por los cinéfilos, no solo por la historia, sino por la valentía de contar al mundo las atrocidades chinas. Es de recodar que la película muestra como las tropas chinas masacraban a los tibetanos.
Sin embargo, según reportó The Journal, Iger se habría disculpado con el presidente de China, Xi Jinping, por haber lanzado esa película y haber dejado en evidencia las violaciones de derechos humanos que comete China.
Otro ejemplo es que Bob Iger se ha negado a criticar o condenar las represiones del gobierno comunista chino contra manifestantes prodemocracia y prolibertad en Hong Kong. Por lo que al presidente de Disney se le criticó fuertemente por su silencio cómplice.
Pero Iger no solo se limitó a guardar silencio para proteger a sus amigos en el gobierno socialista de China, también ordenó a empresas subordinadas o filiales de The Walt Disney Company no referirse al tema. Un claro ejemplo es el de ESPN, donde sus periodistas recibieron la orden de evitar cualquier discusión relacionada con las violaciones de derechos humanos que China comete en Hong Kong.
Los beneficios del silencio
Esos apoyos de Disney a China –unas veces tácitos, otras veces expresos– le han generado grandes beneficios a la empresa. Un ejemplo es la apertura de Shanghai Disneyland en junio de 2016.
En su momento, Iger dijo que el proyecto era la “mayor oportunidad que la compañía ha tenido desde que el propio Walt Disney compró un terreno en Florida Central (donde está situado Disney World)”.
El proyecto en total costó 5500 millones de dólares, lo que la compañía no dijo fue que 57 % del proyecto es propiedad del gobierno comunista chino, que adquirió participación a través de la empresa estatal Shangai shendi.