El exgobernador de Antioquia y excandidato a la presidencia, Sergio Fajardo, resultó involucrado en uno de los mayores escándalos de corrupción de los últimos años en Colombia. Fajardo se ha vendido como la alternativa a los partidos políticos tradicionales y ha enarbolado la bandera de la “honestidad”. En las presidenciales de 2018 fue la opción centrista entre el uribista Iván Duque y el izquierdista Gustavo Petro.
Sin embargo, esa imagen se ha venido desmoronando. El primer golpe a esa fachada de hombre incorruptible fue en el año 2017. En esa oportunidad y en periodo preelectoral, la Contraloría emitió una orden de embargo de dos bienes propiedad del exgobernador.
Esta acción se ejecutó por presuntos sobrecostos que ascienden a 1902 millones de pesos colombianos (USD 547.000), en el equipamiento y construcción de estaciones de policía en varios municipios de Antioquia.
Tres años después, la Contraloría volvió a abrir un proceso de responsabilidad fiscal contra el exgobernador Sergio Fajardo. Está vez lo investiga por el presunto despilfarro de más de 4 billones de pesos (USD 1,1 millones) en la represa de Hidroituango.
Un estorbo para la izquierda
Estos hechos han sido aprovechados por sus adversarios. El también excandidato presidencial y senador de izquierda, Gustavo Petro, aseguró que el exgobernador de Antioquia –según la Contraloría– es responsable fiscal de la pérdida de casi 9 billones de pesos (USD 2,5 millones) por el “desastre de Hidroituango”.
También la representante a la Cámara, María José Pizarro, dijo que “se cae la máscara del profesor incorruptible. Los antioqueños y los colombianos deben conocer la verdad y ojalá se haga justicia, por el bien del país”.
Culpable o inocente, Sergio Fajardo es un estorbo para la ambición de la izquierda de Petro. En las elecciones presidenciales de 2018, Fajardo consiguió más de 4,6 millones de votos, equivalentes a 23,80 %. Apenas 200.000 votos por debajo de Gustavo Petro, quien logró pasar a segunda vuelta con 4,8 millones de votos que representaban 25,13 %.
Aunque tras la derrota, Fajardo descartó volver a participar en la carrera por la presidencia, su nombre ya está sobre la mesa para las elecciones de 2022. La figura de Fajardo como líder centrista ha incomodado a la izquierda. El exgobernador de Antioquia puso a temblar al ala más socialista de la política colombiana en 2018 cuando por poco frena el paso de Petro a segunda vuelta. En esos comicios Fajardo evitó hacer alianzas con la izquierda de Petro y ya ha dejado claro que mantendrá su postura.
La imagen de Fajardo
El periódico El País de Cali, decidió consultar con varios expertos para que hablaran de la posible afectación de la imagen del exgobernador. Todos concluyeron que, en razón a la magnitud de la noticia, Fajardo sufriría un gran golpe de opinión que lo podría dejar fuera de las elecciones.
Según Bibiana Clavijo, experta en marketing político “el excandidato presidencial va a tener una afectación directa a su imagen dado que la opinión pública colombiana no espera a que estos procesos concluyan. Sino que de inmediato adjudican una etiqueta de culpabilidad hacia los funcionarios involucrados”.
El analista Jorge Iván Cuervo, manifestó que lo que hay que tener en cuenta en medio del proceso es que, si llegan a encontrarlo responsable, no quedaría inhabilitado políticamente.
Esto significa que, sin importar los malos manejos fiscales que Fajardo pudo haber hecho en la gobernación de Antioquia, podrá lanzarse a la presidencia. Quedará en manos de la ciudadanía el destino político de Fajardo.