English El proceso político significa una sola cosa para muchos de nosotros: absoluta frustración. Sin embargo, la historia está repleta de ejemplo sobre cómo el cambio político es frecuentemente conseguido por aquellos que actúan en soledad.
Contra todo pronóstico los individuos con un ojo entrenado para percibir detalles terminan identificando el problema, desarrollando una solución, y trabajando efectivamente para poder implementarla.
El pico de popularidad de figuras destacadas, como el senador Republicano Rand Paul, sugiere que soluciones basadas en las ideas de la libertad están obteniendo tracción en la esfera política. Pero otras señales dan cuenta de un cambio cultural substancial que, a nivel local, se ha adelantado a las postulaciones y nombramientos de los políticos defensores de la libertad.
De hecho, individuos mucho menos conocidos han estado impactando en las vidas de los ciudadano a lo largo de Estados Unidos de forma más efectiva a la que los pomposos políticos jamás podrán hacerlo. Sus éxitos evidencian que el cambio cultural es una realidad, y que desde hace tiempo lo es.
Jay Bebber contra las cámaras predatorias en Los Ángeles
Durante 10 años, miles de residentes de Los Ángeles, California, fueron multados por avanzar mientras los semáforos les mostraban una luz roja. Las cámaras fotográficas apuntaban contra 32 intersecciones y buscaban tomar fotos de conductas que no causan accidentes.
Un día cualquiera, el conductor promedio podía enfrentarse a una multa de US$400 por girar a la derecha sin generar riesgos para los peatones u otros conductores, y aún así el programa de vigilancia perdía dinero. Las autoridades locales insistieron en su terquedad, hasta que el activista Jay Beeber decidió combatirlo.
Después de años de molestar de manera civilizada a través de la ONG Calles Más Seguras Los Ángeles (SSLA), Beeber, también cineasta, logró convencer a las autoridades que las cámaras de los semáforos debían ser removidas.
El 7 de junio de 2011, el peso de las pruebas de Beeber comenzó a aumentar. La Comisión de la Policía de Los Ángeles votó aquel día de forma únanime en contra de la recomendación del Departamento de Policía de esa ciudad de mantener en funcionamiento las cámaras. No habría más contratos para el proyecto de $15 millones.
El problema con las cámaras en los semáforos puede ser que no sea lo suficientemente grande para inspirar a miles de personas a protestar contra sus autoridades locales, pero la insistencia de Beeber demostró que el programa de cámaras no estaba salvando vidas. El enfoque amable de un hombre obstinado que defendió sus argumentos frente a la gente indicada, fue lo que le permitió a los angelinos ser un poco más libres y sentar precedencia en el país.
Michael Boldin, un héroe silencioso
La invasión estadounidense a Irak en 2003 fue la razón que motivó a Michael Boldin a fundar el Centro Décima Enmienda.
Con la 10.ª Enmienda de la Constitución estadounidense como la única que tiene la posibilidad de mantener al Gobierno federal bajo control, Boldin decidió fundar su organización: la Constitución estadounidense autoriza a los Estados a resistir acciones ilegales que se originan en Washington D.C.
El trabajo del Centro es desarmar las consecuencias de políticas intrusivas mediante la lucha a nivel local. Citando a Thomas Jefferson, Boldin defiende su organización y postula que las indeseadas facultades que se atribuye el Gobierno Federal deben contestarte mediante intentos de anulación —una postura que, hasta el momento, ha permitido que en 12 Estados se hayan presentado proyectos de ley para rechazar el plan de salud Obamacare.
El trabajo de Boldin ha contribuido a que legisladores en 19 Estados propusieran legislación que impida que los Estados puedan colaborar con los programas de vigilancia masiva de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA). Esto lo convierte en uno de los héroes más subestimados entre los luchadores por la libertad.
¿Una ola de cambios reales y tangibles?
Frecuentemente escogemos nuestras batallas sobre los asuntos que nos apasionan. Lamentablemente para la mayoría de nuestras libertades, el sistema político beneficia a aquellos cuya agenda impulsa mayores regulaciones y busca activamente restringir las libertades de los demás. Pero también hemos sido testigos de logros totalmente opuestos.
Beeber y Boldin son solo dos hombres, pero han podido probar que a medida que más personas comprendan la consecuencias antipáticas e indeseadas de la excesiva criminalización, los pedidos por menos burocracia pueden lograr algo más que algunas miles de publicaciones en Facebook. Su liderazgo también podría significar el goteo previo al rompimiento de la represa, que vendrá con una ola de individuos que quieren alcanzar una sociedad libre.
Editado por Elisa Vásquez