EnglishEl debate sobre si los residentes de la Franja de Gaza deben de ser castigados por los actos cometidos por hombres que no son sus representantes es algo que sin duda merece nuestra atención.
Los criminales deben ser acusados por sus supuestos crímenes, ser llevados a juicio y afrontar la sentencia. La vida debe ser preservada y protegida a toda costa, especialmente las vidas de los inocentes; y donde el debido proceso no es una opción, los inocentes son quienes sufren las consecuencias.
Más allá del reciente estallido de violencia, algo más me ha estado molestando: la situación subyacente y de largo plazo de los palestinos residentes en Gaza, y cómo estas circunstancias nos vislumbran los factores que no les permiten ser libres e independientes.
Realidades económicas
La economía trata de cómo realizamos intercambios y su aplicación es relevante en este caso. Su principio más básico es la escasez. Si los medios fueran abundantes, la asignación de recursos sería irrelevante, y por lo tanto, no sería necesario trabajar. La escasez hace que ciertos medios sean especiales para los hombres.
La escasez de ciertos artículos estimula a los hombres a reajustar su entorno, de tal manera que ellos tal vez puedan obtener lo que no está fácilmente disponible. No obstante, una vez que los hombres creen la ilusión de que hay cantidades infinitas de determinados bienes o servicios, las acciones anteriormente descriptas parecen superfluas para alcanzar sus metas.
La promesa del Gobierno de mantener a las personas vestidas, bien alimentadas y con viviendas promueve que las personas consideren todo como un derecho inherente a ellos. Esto en cambio erosiona la voluntad de las personas de reorganizar su entorno y de crear los bienes y servicios que ellos desean o necesitan.
Bajo el hechizo de un Estado de bienestar, las personas pasan de trabajar por sus metas, a trabajar por lo que ellos consideran derechos adquiridos
Bajo el hechizo de un Estado de bienestar, las personas pasan de trabajar por sus metas, a trabajar por lo que ellos consideran derechos adquiridos, impulsados por la ignorancia de que hay una oferta infinita de lo que les fue prometido. Inevitablemente, esos derechos también se acaban, entonces las personas se ven en la necesidad de redireccionar sus acciones de vuelta a su entorno original.
El engaño del Estado de bienestar
Muchos de nosotros aún medimos el éxito de una gestión política dependiendo de cuántas personas puede ayudar en un período corto de tiempo. Los proyectos no son inicialmente medidos por sus consecuencias a largo plazo, lo que conduce a un círculo vicioso de políticas públicas creadas con el propósito de solucionar los problemas creados por las anteriores decisiones.
En cierto sentido, un sistema en el que los beneficios del Gobierno exceden a lo que un individuo podría obtener a través del compromiso personal representa una forma de tiranía disfrazada de benevolencia. El discurso tal vez parezca atractivo para el público, pero luego se evidencia su sin sentido, una vez que queda claro que la propia existencia del Estado de bienestar limita al individuo.
Ya sea grande o pequeño, el poder de un Estado para controlar ciertos aspectos de la vida de sus ciudadanos al ser el único proveedor de los servicios esenciales predispone una gran influencia sobre sus creencias y la voluntad que tienen sus ciudadanos para actuar.
Los bloqueos de vías y carreteras se han vuelto más numerosos que las oportunidades en la Franja, y los Gobiernos extranjeros son los principales culpables de esto.
En Gaza, la dependencia de la ayuda extranjera se ha girado el enfoque de la gente hacia los derechos, no los medios, y ha creado una demanda artificial que no puede ser satisfecha en la actualidad. Los bloqueos de vías y carreteras se han vuelto más numerosos que las oportunidades en la Franja, y los Gobiernos extranjeros son los principales culpables de esto.
Los bloqueos, la escasez artificial de Gaza
De las 1,5 millones de personas que habitan la Franja de Gaza, 1,2 millones tienen un estatus de refugiados. Aproximadamente el 80% de la población depende de la ayuda extranjera y del financiamiento internacional a través de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA). El organismo fue creado en 1949 con la meta de ayudar a los palestinos que fueron expulsados de sus territorios como consecuencia de la guerra de 1948 entre árabes e israelíes. La mayor parte de la ayuda financiera de la agencia proviene de los Estados Unidos y Europa.
En 1949, 750.000 árabes palestinos habían sido desplazados. A la mayoría se le había negado la entrada a otras naciones árabes, por ende su presencia en los campos de refugiados se convirtió en una carga mayor para la financiación del UNRWA. Actualmente los descendientes sostienen el mismo estatus de las generaciones pasadas, lo que perpetúa el estigma de refugiados que los ancianos cargaron toda su vida.
La franja de Gaza, la cual consta de ocho campos de refugiados distribuidos por los 139 kilómetros cuadrados del distrito, cuenta con más de 1,5 millones de personas cuya existencia depende de los servicios prestados por el UNRWA. Egipto e Israel han impuesto bloqueos físicos y económicos que han hecho que la situación sea aún más sombría para cualquier persona obligada a permanecer dentro de los confines de la tira.
La libertad es escasa, y también lo es todo lo demás, pero la escasez artificial de ciertos derechos fabricados por la presencia del UNRWA distorsiona el foco de los habitantes de Gaza.
El confinamiento territorial y la insistencia del UNRWA de mantener a los residentes bajo la etiqueta de “refugiados” crean un gran problema para los palestinos. La libertad ya no es el único objetivo, sino que también sueñan con regresar al territorio que perteneció a los miembros de las generaciones anteriores.
La guerra se ha luchado y el territorio ha sido tomado. Un acuerdo de paz que permitiría a los palestinos retornar a su territorio parece inverosímil por el momento. La mejor oportunidad que tienen para vivir una vida plena es cruzar las fronteras territoriales que los confinan para buscar la prosperidad económica en el exterior, pero incluso esto es una opción casi imposible, sobre todo a causa de las operaciones del UNRWA en la franja y el bloqueo efectuado por Israel.
En un ambiente de frustración y desesperación, que lógicamente genera ira entre algunos palestinos, su descontento se vuelca hacia los israelíes
En pocas palabras, los palestinos están siendo sobornados para permanecer en la dependencia. La existencia de un Estado de bienestar les impulsa a aceptar de forma perpetua su condición de refugiados. En un ambiente de frustración y desesperación, que lógicamente genera ira entre algunos palestinos, su descontento se vuelca hacia los israelíes.
Lo que una vez fue creado con el propósito de ayudar a palestinos desplazados a causa de la pérdida de su territorio, se ha convertido en la raíz misma de la actual frustración.
Los bienes frente a los ejércitos
Muchos defienden la postura de que la sola presencia de un Estado de bienestar con financiamiento internacional favorece al terrorismo en Gaza. Sin embargo, yo no haré hincapié en esa afirmación.
En Sofismas Económicos, Frédéric Bastiat nos recuerda la importancia de eliminar las barreras económicas y cómo los bloqueos económicos solo logran que las naciones sean menos seguras:
“Un fabricante de hierro francés dice: “¡Tenemos que protegernos de la invasión de hierro inglés!” Un arrendador inglés grita: “¡Debemos rechazar la invasión de trigo francés!” E instan al levantamiento de barreras entre las dos naciones. Las barreras acarrean el aislamiento; el aislamiento da lugar al odio; el odio, a la guerra; la guerra, a la invasión. “¿Qué diferencia hay?”, dicen los dos sofistas. “¿No es mejor arriesgarse a la posibilidad de una invasión que aceptar la certeza de la invasión?” Y la gente les cree, y las barreras permanecen de pie.
Y sin embargo, ¿qué analogía hay entre un intercambio y una invasión? ¿Qué posible similitud puede haber entre un buque de guerra que viene a vomitar misiles, fuego y devastación en nuestras ciudades, y un buque mercante que viene a ofrecernos un intercambio voluntario de bienes por bienes?”
Aquellos que tienen facultades para decidir sobre el asunto pueden tener dificultades al momento de desmantelar el UNRWA, pero es algo necesario que se debe hacer para que los habitantes de Gaza tengan la oportunidad de ser libres del eterno estado de pobreza subsidiada.
Evidentemente, antes que esto ocurra, Israel debe entender su papel y trabajar para facilitar el comercio internacional. Esto daría a los habitantes de Gaza opciones de negocio para aumentar la inversión y mejorar la calidad educativa. Una vez que Gaza sea capaz de llegar a ser más independiente económicamente, podrá entonces ser capaz de cambiar su actual frustración por paz.
Subsidiar una guerra crea una demanda de combatientes, así como la pobreza subsidiada crea una mayor demanda de indigentes.
Estados Unidos por su parte debería empezar por cortar toda la ayuda externa a la región, incluyendo a Israel. Subsidiar una guerra crea una demanda de combatientes, así como la pobreza subsidiada crea una mayor demanda de indigentes.
Una vez que Estados Unidos comprenda su papel en la lucha actual, los habitantes de Gaza y los israelíes podrán tener una oportunidad para la paz. Si muchos en este lado del Atlántico entienden los riesgos que el Estado de bienestar puede suponer para los estadounidenses, ¿por qué negar las negativas consecuencias del subsidio de bienes y servicios en el extranjero?