Las exportaciones son muy importantes para un país ya que estas permiten la obtención de divisas extranjeras, con las que se nutren las reservas internacionales, esto a su vez ayuda a que el país pueda importar bienes y servicios que no se producen en su territorio.
En ese afán cabe la necesidad de cuestionarnos ¿Cuál es la composición de nuestras exportaciones? ¿Realmente la industria boliviana pudo ser competitiva a nivel internacional en los últimos años?
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Para no ir muy lejos analicemos cuál fue el comportamiento de las dos últimas décadas.
En esta primera etapa, analizaremos el saldo comercial (Exportaciones – Importaciones) y posterior a eso la composición de nuestras exportaciones.
En esta gráfica vemos la evolución de nuestras exportaciones tanto tradicionales como no tradicionales desde el 2006 al 2021, en este caso vemos un incremento desde 2011 a 2012. Este crecimiento se debió a la gran subida de materias primas a nivel mundial, lo que hizo que en esos años hubiera una bonanza y altos ingresos para el país, posteriormente vemos una gran decaída con saldos negativos para de 2015 que fue el inicio de la decadencia de la economía boliviana , los precios y la demanda internacional de materias primas había caído, la balanza comercial estuvo con saldos negativos y pudo volver a ser positiva 6 años después hasta la gestión 2020-2021 esto debido a la reapertura económica después del encierro por la cuarentena y la alta demanda de materias primas y alimentos a nivel internacional.
Ahora veamos desglosando de que está compuesta nuestras exportaciones tradicionales y No tradicionales según la clasificación del instituto nacional de estadística INE:
Como vemos en el presente gráfico una gran mayoría de nuestras exportaciones sigue siendo Tradicionales es decir que seguimos en dependencia de las exportaciones de minerales e hidrocarburos y que en los últimos 15 años no hubo una participación de la industria boliviana a nivel internacional, para aseverar esta afirmación veamos la composición de nuestras exportaciones NO tradicionales.
Y como vemos la composición de nuestras exportaciones estos últimos 15 años estuvo más ligada a la soya en un 45 % y 30 % a otros productos, esto nos da a conocer que Bolivia no es un país que ha demostrado una industrialización competitiva a nivel internacional y que aún se encuentra dependiente de los precios internaciones.
Si queremos tener un pantallazo actual de los últimos 2 años del 2021(p) a mayo de 2022(p) según los datos del instituto nacional de estadística el gráfico sería el siguiente:
Entonces vemos que el panorama no cambia a mejor y que nuestras exportaciones no tradicionales más de la mitad están compuestas por soya, y una lista de productos que tienen una participación muy baja.
En ese sentido creo que merece la pena cuestionarnos sobre la situación actual de nuestro país que para este próximo 6 de agosto nos acercaremos a 2 siglos en seguir siendo un país que depende de materias primas, y que los excesivos ingresos que tuvo en sus momentos de auge los despilfarro en gasto publico ineficiente, improductivo y deficitario.
La situación actual en Ucrania y la post pandemia puede ser de cierta manera beneficiosa para Bolivia ya que el escenario se ve al igual que en los años 2012-2014 una subida de precios, pero antes de emocionarnos debemos reflexionar hasta cuando repetiremos una y otra vez la historia, ¿Hasta cuándo se destinarán los ingresos del país a un excesivo gasto publico ineficiente? ¿Cómo sería la balanza comercial de Bolivia si quitamos las exportaciones tradicionales y solo nos basamos en las No Tradicionales? ¿Cuándo se dejará al sector privado trabajar libremente para generar competitividad de verdad? ¿Cómo garantizar inversión extranjera que promueva y cree empleos en el país?