Español“Nunca” es una palabra peligrosa, así como “seguro”. Cuando Bill Clinton estaba en campaña, recuerdo que mi esposa me dijo: “alguien como él nunca puede ser presidente de los Estados Unidos”. Algo similar ocurrió cuando Obama se postuló. Así que aprendí a evitar usar la palabra “nunca”.
Con las dosis diarias de revelaciones negativas acerca del pasado personal de Donald Trump, no es difícil encontrar razones para no votar por él. Incluso desde antes de esta publicidad negativa, varias de las personas que más admiro en el mundo de las ideas se pasaron a las filas del “nunca Trump” desde el principio de la contienda electoral.
Hace poco escribí un artículo citando a los académicos y escritores que, dadas las opciones, se han pronunciado a favor de Trump. Aunque no estoy de acuerdo con algunas de las políticas que ellos defienden, tengo gran respeto por ellos. Mi artículo también señalaba a varios individuos que comparten una visión similar en pos de una sociedad libre, pero que se han declarado tanto anti-Trump como anti-Clinton.
El profesor Robert P. George es quizás el más activo entre ellos, especialmente en las redes sociales, pero también en sus conferencias y eventos públicos. George es un icono conservador en Estados Unidos. Él es profesor de Jurisprudencia en la Universidad de Princeton, y ha enseñado en la Universidad de Harvard. Ha ganado la mayoría, si no todos, los premios que existen en los Estados Unidos para los defensores de la libertad, desde el premio Bradley al más reciente, el premio Kristol 2016.
El programa James Madison, creado por el profesor George y que cuenta con el apoyo del Instituto Witherspoon de Princeton, ha sido catalogado como el “Cadillac” de los centros de investigación universitarios, incluso por sus competidores libertarios.
Otra luminaria que no puede aceptar dar su apoyo a Trump es el padre Robert Sirico, el sacerdote católico fundador del Instituto Acton para el Estudio de la Religión y la Libertad. Sus enseñanzas y escritos han iluminado a los amigos de la libertad en todo el mundo, especialmente a aquellos que valoran tanto o más que la libertad y el libre mercado.
El tercer líder que mencionaré es el director de una organización similar, aunque más pequeña: Paul Kengor del Centro de Visión y Valores en el Grove City College. Kengor comparte puntos de vista similares a Sirico y George. Es autor de varios libros sobre presidentes de EE.UU. y la religión, incluyendo los best sellers “Dios y Ronald Reagan” y “El comunista”.
He escogido solo tres de muchos. Estos tres no estaban entre los conservadores y liberales que se declararon “Nunca Trump” casi en forma oficial, en la revista National Review a principios de año. Muchas de las personas en esa lista han cambiado de opinión desde entonces.
Conozco a Sirico, Kengor, y George desde hace muchos años. Ellos enseñan y practican el respeto, saben que todo ser humano tiene una dignidad especial, y ellos encarnan cada día ese principio. Son filósofos políticos, jurídicos y morales que no esconden sus opiniones.
De hecho, muchos los consideran luminarias en el actual mundo académico y de think tanks en Estados Unidos. Paul Kengor escribió un artículo el pasado mes de mayo con un título muy explícito: “Trump es el anti-Reagan”. Como Kengor era visto por la “nueva derecha” como uno de los suyos, sus críticas a Trump fueron fuente de insultos y agresiones verbales.
Sirico dedica menos tiempo a escribir sobre política, así que sus críticas de Trump y Clinton han sido más privadas. Sí compartió su opinión acerca de los candidatos a vicepresidente en un artículo que se enfocó en los caminos religiosos del gobernador Michael Pence y el senador Tim Kaine. Dejó en claro que pese a haber abandonado su catolicismo, las posturas de Pence son más acordes con esta religión.
Podría citar a cualquiera de ellos, pero dado que es el más famoso y activo de los tres en temas políticos, repetiré las palabras de Robert George sobre por qué no puede apoyar a ninguno de los dos candidatos:
“Hillary Clinton y su marido, bueno para nada, no solo apoyan muchas malas causas, sino que también son increíblemente corruptos y mendaces. No voté por él y nunca podría votar por ella. Como he dicho muchas veces, preocupando a algunos de mis amigos, ella es aún peor que Donald Trump. Entonces, ¿por qué, consternando a muchos más amigos, no puedo apoyar al Sr. Trump? Como he advertido al principio, sus profundos defectos morales y de carácter, junto con su narcisismo y puerilidad, le llevará a decir y hacer cosas que avergüenzan y manchan a los que se asocian con él – y a las valiosas organizaciones a las que representan y a nobles causas a las que sirven”.
Robert George escribió esta declaración incluso antes de que las grabaciones de Trump, donde presumía de sus métodos de “conquista” sexual, fuesen reveladas.
El lenguaje vulgar de Trump, incluyendo el uso de las mismas palabras para describir a los órganos sexuales femeninos, era muy conocido en la política y los medios. Tucker Carlson, un popular comentarista, ahora en Fox News, publicó una carta en enero de 2016 describiendo su encuentro con Trump.
En esta carta, “Trump es alarmante, vulgar, pero tiene razón” Carlson escribió que el empresario habló con la misma arrogancia y vulgaridad como en la grabación del 2005 que salió al aire recientemente.
Muchos de los conservadores que decidieron apoyar a Trump llegaron a esta decisión solo después de que él derrotó a todos sus rivales republicanos. Cabe mencionar que el senador Ted Cruz, quien salió segundo en las primarias y era el candidato favorito del profesor George, era aún más detestado que Trump por la élite del Partido Republicano.
En las elecciones primarias de Washington D.C., Cruz recibió solo el 10% de los votos republicanos. No querían un conservador que pudiera defender con gran fuerza y coherencia sus principios y que tuviera coraje y credenciales académicas impecables como Cruz. Los miembros del establishment detestan a Trump por distintas razones, principalmente porque le puede arruinar los negocios a las agencias de cabildeo y vendedores de acceso.
Esta no es la razón que orienta los votos de gente como George, Sirico, o Kengor. Se mantienen a una distancia segura de la capital estadounidense. George trabaja desde Princeton, Sirico desde Grand Rapids, en Michigan, y Kengor desde Grove City, en Pennsylvania. Para ellos, y yo concuerdo, especialmente en tema de valores sociales y morales, Trump era el menos conservador de los contendientes republicanos, lo cual es una razón importante para oponerse a él.
Dado el rencor creado por la campaña, Robert George ya está llamando a uno colaboración poselectoral entre “aquellos que creemos firmemente en la santidad de la vida humana, el matrimonio como la unión conyugal de marido y mujer, la libertad religiosa y los derechos de conciencia, el gobierno limitado, una pujante sociedad civil, el imperio de la ley, el gobierno republicano (en contraposición al imperio del decreto judicial o ejecutivo), un sistema de producción e intercambio de libre mercado, y sus principios y valores”.
George le dice a todos los que comparten este breve credo, que “debemos respetar la inteligencia y buena voluntad de cada uno, incluso cuando estamos en desacuerdo acerca de la prudencia de, por ejemplo, apoyar a Trump o negarse a hacerlo”.
Incluso en un ambiente lleno de agresividad, George busca comprensión. Él sabe que personas con similares puntos de vista políticos y sociales toman decisiones de manera distinta. Algunos tienden a poner todas sus opciones sobre la mesa y elegir el más preferible o el menos malo. Algunos descartan a candidatos sin ninguna posibilidad de ganar, y otros más bien votarán por candidatos con quienes tienen más puntos en común.
Votar por candidatos que no tienen chances de ganar, como Evan McMullin, si eres un conservador, o Gary Johnson, si tiendes al liberalismo, es una elección legítima. He votado así muchas veces.
Como valoro mis amistades con personas del “nunca Trump” tanto como mis amistades de quienes han salido a favor de Trump, yo apoyo la súplica que hace George: “Recordemos, aquellos que compartimos valores fundamentales, que estamos en el mismo equipo, que buscamos el mismo fin, tratando de hacer lo que es correcto con lo que Dios nos da para ver lo que es correcto”.
Avancemos, pero que sea “con malicia hacia nadie, con caridad para todos”.
No sé si Estados Unidos está avanzando. No nos engañemos: los gobernantes importan, pero los candidatos que tenemos son el efecto, no la causa. Ellos reflejan una opinión pública que, al menos en el campo republicano, piensa diferente de lo que muchos vendedores de ideas les estaban contando a los donantes y partidarios.
Entender esto, y evitar los errores del pasado, será esencial después de que uno de los “nunca” se convierta en realidad. Quienes son “nunca Clinton y nunca Trump” tendrán la conciencia limpia de que su voto no contribuyó a los males que puedan suceder. Pero si quieren ver sus puntos de vistas representados de nuevo por un presidente de los Estados Unidos de América digno de la gloria de esta nación, deberán trabajar más fuerte e inteligentemente que nunca.