EnglishLos empresarios chilenos han demostrado talento. Cuando se desataron del modelo de sustitución de importaciones y del socialismo de los años 1960 y principios de 1970, ayudaron a crear riqueza a un ritmo impresionante. Cristián Larroulet, secretario general de la Presidencia y ex líder del think tank Libertad y Desarrollo, resume los logros: “Mientras entre 1944 y 1960, por ejemplo, el ingreso per cápita creció a un promedio anual del 1,8%, entre 1984 y 1997 lo hizo a uno del 5,4%. En 1980, teníamos el séptimo mayor ingreso per cápita de Latinoamérica. . .Hoy, según las proyecciones más recientes, tenemos el más alto de la región.” La tasa de pobreza se ha reducido del 38,6% en 1990 al 14,4% en 2011.
A pesar de todos los resultados positivos, el actual gobierno de Chile ha ido perdiendo popularidad desde principios de 2011, en parte debido a las marchas estudiantiles y su perturbación del orden, las protestas ambientales y un colapso empresarial al estilo “Enron”. El modelo de libre mercado chileno, que recibe elogios desde el extranjero, está asediado en su casa. Libros como “El otro modelo”, que promueven un gobierno más activista y redistributivo, parecen enmarcar muchos de los debates.
Una señal positiva es la reacción a los desafíos de la libertad por parte de miembros de la sociedad chilena. Se están creando nuevos institutos y los centros actuales se están reposicionando. Un grupo selecto de empresarios, similares a los que ayudaron a crear los mejores centros de pensamiento en América Latina, están fundando y financiando estos nuevos esfuerzos.
Harald Beyer, el talentoso economista cuyo servicio reciente como ministro de la educación terminó mal, vuelve al Centro de Estudios Públicos (CEP). CEP tiene un presidente del consejo poderoso y comprometido, Eliodoro Matte. El centro tratará de cultivar una nueva generación de investigadores de talento. Arturo Fontaine, que durante más de tres décadas de servicio llevó CEP a la fama, ya no está vinculado a la organización y seguirá haciendo esfuerzos para llegar a nuevas audiencias. Fontaine tiene el apoyo de una excelente red de aliados internacionales y debido a sus novelas exitosas, un grupo de seguidores atípicos para el mundo liberal.
Libertad y Desarrollo, que nutrió a la actual administración de Sebastián Piñera con más de 20 miembros, tuvo éxito en la reconstrucción de su equipo. Mantuvo su independencia y logró continuidad. Su actual líder, Luis Larraín Arroyo, con experiencia en el gobierno, empresas y think-tanks, probablemente tratará de sacar ventaja de su estabilidad institucional.
El Instituto Libertad también es afín a las ideas de libre mercado. Está alineado con Renovación Nacional, el mismo partido político del presidente actual, y cultiva una buena relación con otros think tanks. Han organizado actividades conjuntas con la Fundación Jaime Guzmán (FJG) y con Libertad y Desarrollo. FJG se enfoca en atraer y preparar servidores públicos. Más de 400 jóvenes líderes que han pasado por sus programas han servido en algunos de los municipios más distantes de Santiago. Estos tres grupos favorecen los valores tradicionales en cuestiones de familia, cultura y derecho a la vida. Aprecian la economía de mercado, pero están abiertas a la intervención moderada del gobierno, sobre todo a la destinada a mejorar las reglas del juego.
Fundación para el Progreso, el más dinámico de los nuevos grupos, se está posicionando como una combinación de un Cato/IEA, (Instituto de Asuntos Económicos) U.K., (70% de su trabajo), Atlas Economic Research Foundation (20%) y Hoover/Rand (10 %). El trabajo al estilo Cato/IEA se centra en la producción de investigación de políticas públicas escritas con un estilo suficientemente riguroso como para ser utilizado en las universidades, pero escrito en un lenguaje accesible al público educado. La labor tipo Atlas incluirá la creación de redes, el descubrimiento de nuevo talento y el apoyo a los esfuerzos de otros grupos. El trabajo tipo Hoover Institution y Rand Corporation apoyará académicos para que puedan dedicar más de su tiempo a producir nuevas investigaciones y a desarrollar nuevos mecanismos para divulgar estos estudios a públicos más numerosos. Nicolás Ibáñez, uno de los empresarios más exitosos de América Latina, está ayudando a crear varias ONGs. La Fundación para el Progreso es una de ellas. El apoyo material de Ibáñez es importante, así como los otros socios que está atrayendo, pero quizás lo más estratégico, es que les está ayudando a estos grupos a construir estructuras de gestión sólidas.
El mercado de think tanks también incluye grupos que van más allá de la economía. Fundación Paz Ciudadana trabaja para una sociedad civil unida y segura. Una nueva generación de think tanks, integrada en su mayoría por jóvenes, están haciendo hincapié en la libertad personal, la dignidad humana y la igualdad de oportunidades. Instituto Respublica está haciendo esfuerzos para fortalecer los fundamentos éticos y sociales de las instituciones. IdeaPais tiene objetivos similares, pero varios de sus miembros son escépticos de puro laissez-faire y promover una “economía más humana.” Este pensamiento está en consonancia con el planteamiento de Wilhelm Röpke y las ideas de los filósofos económicos actuales, como Amartya Sen. El Instituto de Estudios de la Sociedad llena otro nicho, aventurándose en antropología social y cultural.
Horizontal reúne a un equipo con diversos antecedentes y experiencia, enfocándose en la intersección de temas como derechos humanos y desarrollo. Por último, el grupo CientoOchenta trata de aumentar el atractivo de los principios de una sociedad libre dentro de la juventud universitaria. Promueve un mensaje de apertura y tolerancia.
En el campo de las ideas no se puede descuidar la educación superior. Muchas universidades chilenas destacadas tienen profesores con un profundo conocimiento de la sociedad libre. La mayoría, sin embargo, se concentran en los departamentos de economía. La Universidad Católica, la Universidad Adolfo Ibáñez, la Universidad de Los Andes, la Universidad del Desarrollo, la Universidad Finis Terrae, y otras, tienen profesores que simpatizan con la libre empresa y una sociedad libre. Más allá de la economía, sin embargo, los otros departamentos y facultades tienden a estar dominados por profesores afines del intervencionismo y de socialismos de hoy y antaño.
Un buen ejemplo es Fernando Atria, principal defensor de una reforma constitucional “por las buenas o malas” que le daría más poder al ejecutivo. Es co-autor de “El otro modelo” y profesor de la Universidad Adolfo Ibáñez. Esta universidad, fue fundada por empresarios conservadores. Este espíritu abierto cultivado por conservadores amantes de la sociedad libre y el debate abierto, es rara vez es reciprocado.
Durante una reciente reunión en Chile, el Argentino Gerardo Bongiovanni, un talentoso líder de think tanks y fundaciones preguntó: “Hubo un momento en que Argentina, al igual que Chile hoy, parecía tener todo para consolidarse como un gran país. Pero el cambio hacia el populismo y la demagogia de Juan Domingo Perón inició un período de declive que dura hasta hoy. ¿Puede suceder esto en Chile?”
Con una amplia ventaja en las encuestas, Michelle Bachelet está a punto de regresar a la presidencia. Muchos que la rodean son moderados. Los elementos socialistas en su coalición, sin embargo, están más fuertes que nunca. Camila Vallejo, quien dice que Fidel Castro es su modelo a seguir, es probable que obtenga un escaño en el Congreso. ¿Impedirán líderes como ella que Bachelet gobierne desde el centro? Aunque la narrativa actual ha cambiado, todos los esfuerzos de los think tanks mencionados anteriormente dan esperanza de que Chile no va a seguir el camino de su vecino del este y de que no va a desperdiciar los logros de las últimas décadas. Será responsabilidad de ellos trabajar para que la recomposición de la centro-derecha no se torne en un despedazamiento.
Artículo originalmente publicado en Forbes.