Esta semana surgió una nueva controversia en Guatemala. Existe “María Chula”, una tienda en línea que vende blusas con tejidos mayas. Debido a su nombre del establecimiento la Comisión Presidencial contra la Discriminación contra los Pueblos Indígenas en Guatemala (CODISPRA) presentó una denuncia en contra de la tienda ya que en el lenguaje coloquial guatemalteco “María” y “Chula” son palabras que han sido usadas para referirse a mujeres indígenas.
La dueña de la tienda, María Andrea Flores, dio una disculpa pública por haber usado ese nombre para su tienda. En su declaración dijo que “el nombre de su tienda atenta en contra de la dignidad de las mujeres indígenas”.
“No era el nombre en sí, pues hay una coincidencia con que la dueña de la tienda se llama María. Es María acompañado del calificativo “chula” y que la joven vende blusas típicas. Es algo histórico: a todas las mujeres indígenas las discriminan llamándolas María y las tratan mal” explicó Miriam Domínguez, comisionada de CODISRA.
El debate no se hizo esperar y los guatemaltecos expresaron su critica o apoyo a la CODISPRA. Este es un nuevo capítulo de la policía del lenguaje políticamente correcto, esa omnipresente institución que determina qué se debe decir y bajo qué intención otros han dicho sus palabras.
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Los defensores del lenguaje políticamente correcto establecen que este tipo de señalamiento es una manera de civilizar la sociedad y hacerla, en este caso, menos racista al condenar el uso que se le da a “María Chula”.
Los partidarios del lenguaje políticamente correcto piensan que al ejecutar condenas sociales como esta se reduce la aceptación social de ciertos términos y al desalentar el uso de palabras que puedan ser consideras negativas se deja de reafirmar un estereotipo negativo.
Ignoran que todas las palabras tienen un contexto y ese contexto es necesario para entender el significado que las palabras buscan transmitir. La comisionada explicó que en este caso era “María” junto a “chula”; pero dejan de lado que en este caso *no* había ningún tipo de carga ofensiva junto al nombre. Según ellos, todo el tipo de uso que se haga de palabras, en este caso “María Chula”, está cargado de una connotación negativa.
Entonces, según la policía del lenguaje políticamente correcto, se puede juzgar la intención de cada palabra solo con ver su combinación. Y eso, es una censura a la libertad de pensamiento y de expresión de la dueña de la tienda.
Pues mi hija se llama María y es muy chula.
— Daniel Haering (@DarwinHK) July 18, 2017
Acaso a la Comisión se le ocurrió pensar que “María” es un nombre y que “chula” en estos lados también se usa como un calificativo positivo. No, ellos determinaron que era racista, no que tenía ninguna otra condición adherente al nombre.
Entre otros problemas con tener una policía del lenguaje políticamente correcto es que cada policía cambia y cada una tiene sus propias reglas. Por que hace menos de 100 años decirle a alguien “judío” era un insulto y en cambio “nazi” era un cumplido. Hoy las cosas han cambiado, usualmente “nazi” es el cumplido y “judío” en general se refiere a la religión de alguien.
¿Qué pasará en otros 50 años? Acaso la palabra “católico” será el insulto. ¿Quién determinará eso? ¿La policía de ese tiempo?
Por qué no dejamos mejor que un buen análisis, en el que se incluya el contexto de unas palabras sea el que determine si es ofensivo o no. Y en este caso, lo que se busca vender son camisas muy bonitas con tejido típicos, dudo que su propósito haya sido racista. Y si su propósito no era racista ¿cuál era la necesidad de la condena pública a María Andrea Flores?