Paz, dos consonantes, una vocal y un complejo significado. ¿Qué es la paz? ¿Qué hace que un país tenga paz?
Hoy se cumplen 25 años de la firma de los Acuerdos de Paz en El Salvador. El 16 de enero de 1992 se partió en dos la historia de El Salvador.
A 25 años de esa fecha, los salvadoreños hemos pasado de una guerra civil que inició por diferencias ideológicas a una “guerra” entre las maras y el gobierno, entre la población civil contra las maras y las maras (pareciera ser) en contra de todos.
Los discursos de los 25 años de la paz no tendrán como protagonistas los firmantes, ni los 12 años de guerra, ni las largas negociaciones: no, sus protagonistas serán los muertos que día a día hay en El Salvador, cifra que nos ha llevado a ser uno de los lugares más peligrosos del mundo.
Durante los 25 años de la paz, pocos días se han sentido pacíficos en mi país. Una generación ha crecido escuchando sobre la guerra civil, pero también su compañero de vida es una constante paranoia de salir a la calle y temor de ser asesinado por un celular, o por vivir en la colonia equivocada.
La Guerra Civil y estos 25 años de paz han dejado como consecuencia una enorme migración. Solo en los Estados Unidos viven 2 millones de salvadoreños. Los seis millones que habitan en El Salvador viven un espejismo de paz.
Libertad de pensamiento: el mejor fruto de los acuerdos de paz
En medio del clamor (con justa razón) que en El Salvador no se respira ni vive paz es fácil olvidar lo que sí logró la paz.
Aunque la polarización sea vista como uno de los males que aquejan a El Salvador (que lo es) esta también es un signo que actualmente una persona en El Salvador puede libremente expresar su pensamiento, sin esperar que en la noche se visitado por fuerzas que quieran callar su voz.
A pesar que las redes sociales ha proliferado la creación de troll centers, en los que personas que imitan a las sombras apoyan a algún actor político y desprestigian a otro. Estos trolls son un espejismo, porque en El Salvador sí existe libertad de expresión, tanto en los medios de comunicación como en las conversaciones privadas.
Tengo amigos que creen en la ideología izquierdista, abiertamente afirman su pensamiento, que a mí me parece erróneo y respondo con mis ideas y argumentos a favor de la libertad. Ninguno de los dos lados ocultamos lo que pensamos.
Esta acción no es posible gracias a las redes sociales, en realidad es gracias a la guerra civil, que a partir de los acuerdos de paz la libertad de pensamiento ya no está penalizada. En 1970 sería imposible un verdadero intercambio de opiniones.
Estado de Derecho: la materia a medias de estos 25 años
Cortes de cuentas que se hacen del ojo pacho ante la corrupción gubernamental. Un órgano legislativo que tiene diputados tránsfugas y partidos políticos que no entienden que deben de legislar con austeridad. Impunidad a los crímenes. Un sistema de justicia deficiente y que no trata a todos como iguales ante la ley.
A diestra y siniestra se conocen acusaciones de corrupción, ya sea de funcionarios de ARENA y del FMLN. El órgano legislativo y ejecutivo en contra del órgano judicial. Transparencia Activa parece estar más pendiente de ciudadanos civiles que fiscalizar a los funcionarios gubernamentales.
Los Acuerdos de Paz plasmaron en papel la teoría que haría que los salvadoreños tuviéramos un borrón y cuenta nueva. Las fuerzas revolucionarias se convirtieron en un partido político y se crearon una serie de nuevas instituciones para crear un Estado de Derecho fuerte en El Salvador.
Estas nuevas instituciones distan mucho de ser funcionales a su totalidad. En los últimos seis años, parece que la ciudadanía ha despertado exigiendo una separación de poder y Estado de Derecho. Espero que esta tendencia se mantenga.
Reconstrucción de la paz
Por segunda generación consecutiva a los salvadoreños nos toca construir paz. A diferencia de la generación de mis papás, a mi generación le toca crear la paz generando un mejor tejido social.
Con este tejido social no solo me refiero con abrir más oportunidades económicas a los pandilleros, que es urgente, hablo de construir instituciones fuertes que puedan crear un Estado de Derecho fuerte, tan fuerte que los cambios gubernamentales entre diferentes partidos políticos no desgasten a estas instituciones.
Con tanta fortaleza que permitan que las reglas de juego no cambien con cada elección presidencial, que los salvadoreños podamos construir sin temor sobre lo que pasará en la siguiente contienda electoral.
Si algo espero, es que los salvadoreños hayamos aprendido es que lo peor que se puede hacer es darle un cheque en blanco al Gobierno, sea el que sea. Si queremos un país en paz debemos de ser ciudadanos vigilantes al poder Gubernamental, exigir resultados, demandar transparencia y castigar a la corrupción.
Otro elemento clave para construir la paz es no ignorar a los 60,000 pandilleros que existen en El Salvador. El problema de las maras no se solucionará solo. Se necesitará de programas de reinserción a la sociedad, tal como el que Rodrigo Bolaños tiene en sus maquilas, en el que le ofrece trabajo a expandilleros. Nos urgen más programas como esos.
¿Qué es la paz?
Tal vez que sea un país donde una persona no tenga que ver sobre su hombro para asegurarse que al caminar por la calle nadie le hará daño. Poder tener un negocio sin esperar que este sea extorsionado por una pandilla. Poder caminar libremente de colonia a colonia. Creo que estos días es la manera en los salvadoreños definiéramos como paz.