
“Narcos es sobre la cocaína y la cocaína continúa después de Pablo Escobar” expresó Netflix al confirmar dos temporadas más de la serie Narcos.
Netflix estrenó el 2 de septiembre la segunda temporada de Narcos. En esta entrega Pablo pasa de ser el rey de los narcotraficantes, a quedarse sin su reina, alfiles, caballos, torres y peones. La segunda temporada continúa después que Pablo Escobar “escapa” de La Catedral, la “cárcel” que el gobierno de Colombia había preparado para él.
Pablo muere, pero el negocio continúa.#Narcos regresa en 2017. Sólo en Netflix. pic.twitter.com/2IJtFDoEBE
— Netflix Latinoamérica (@NetflixLAT) September 6, 2016
La segunda temporada de Narcos no innova en la fórmula que la hizo tan popular en su primera temporada: sigue siendo contada por los dos lados de la historia, por Steve Murphy, agente de la Administración para el control de las drogas (DEA por sus siglas en inglés) y Escobar.
Un cambio positivo es la mayor relevancia que se le da a Tata, la esposa de Pablo Escobar. Esto parece ser en un esfuerzo por retratar el lado más humano Escobar; cuando él intentaba proteger a su familia durante la cacería en contra de él.
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Lo negativo de Narcos es que falla en contar o exponer la inutilidad de la guerra en contra de las drogas. La política interna de la cacería —líos dentro de la embajada de Estados Unidos en Colombia y juegos de poder en el Gobierno colombiano— exponen la dudosa moral de los encargados de perseguir a los narcotraficantes.
Aún ellos —los que suponen ser los buenos— se guían por sus propios intereses. Sus acciones en nombre de “Colombia” o en contra de las drogas, ignoran que el tráfico de drogas en en términos simples, una acción económica, si hay demanda, habrá oferta.
La prohibición hace que la barrera de entrada sea más alta, por lo que el precio a pagar para suministrar el producto sea más alto. Ese precio puede ser desde sobornos a toda escala gubernamental a vidas durante la “competencia” territorial.
De Medellín, a Calí, a México
Durante la década de los 80 y de los 90, Colombia dividió el mercado de drogas en los Estados Unidos. Nueva York le pertenecía a el Cartel de Cali (grupo comandado por los hermanos Rodríguez Orajuela) y Miami por el Cartel de Medellín (Pablo Escobar). La guerra entre ambos carteles no empezó con con el declive de Pablo Escobar, su génesis fue la disputa entre los territorios a los que cada uno de los carteles podía enviar su producción de cocaína.
Se intensificó esta guerra cuando se formó el grupo “Perseguidos por Pablo Escobar”, alías, “Los Pepes”. La cacería retratada en Narcos, pone en evidencia las dudosas políticas gubernamentales al momento de cazar a un narcotraficante.

“Veíamos a Pablo Escobar y el Cartel de Medellín como el peor de dos males” explicó César Gavidia, presidente de Colombia entre 1988 y 1992 y el presidente de la Organización de Estados Americanos (OEA), en el libro Escobar vs Cali escrito por Ron Chepesiuk “Por ello es que el gobierno dirigió toda su atención y recursos en contra del
Cartel de Medellín”.
La guerra en contra de las drogas no acabó con la caída de Escobar. Después la DEA y el gobierno de Colombia enfocaron sus esfuerzos en el Cartel de Cali. Esta cacería será el tema de la tercera temporada de Narcos.
“Los cartelitos de hoy han aprendido del pasado” explica Pedro M. Guzmán, agente de la DEA radicado en Colombia, en Escobar vs Cali. “Los cartelitos colombianos le venden directamente a carteles mexicanos, así los Estados Unidos no puede crear cargos de extradición en contra de ellos, no importando el destino final de la droga” continúa Guzmán.
Además, Calí y Medellín le dieron una lección a los narcotraficantes de hoy. Por lo menos en Colombia, ya no se dan carteles tan grandes y complejos. Su tamaño los hace vulnerables a su derribo. En esencia contra las drogas no ha cambiado, hoy los protagonistas son México y el Chapo Guzmán y sus frecuentes escapes de la cárcel.
Pablo Escobar: el nuevo antihéroe
El mito alrededor de Pablo Escobar y los narcotraficantes puede explicar lo inútil de la guerra en contra de las drogas, pero al mismo tiempo, puede exaltar al narcotraficante como una figura mítica y por su halo de fantasía alrededor de ellos, se matice el mal provocado por ellos.
El antihéroe es aquel personaje que carece de las características principales de un héroe: coraje, honradez y confianza. Suelen ser personajes más interesantes para el público. La audiencia suele identificarse con el antihéroe ya que es un ser falible, a diferencia del superhéroe, que siempre sabe cómo actuar en cada situación.

También Escobar cumplía las características de un político populista: se creía especial y que solo él podía ejercer una misión, intentaba conquistar cariño en una población a través de bienes económicos y creía que la ley no aplicaba para él.
Pablo Escobar sin duda es lo contrario a un héroe, pero en esta —y en todas las producciones sobre él— debe de ser enfocado como el ser que fue: un terrorista a sueldo propio y parecía que consideraba la vida de sus enemigos como el bien menos preciado de la tierra.
Matar a Pablo Escobar le dio “tranquilidad” a Colombia: ya no estaba quien derribó un avión de Avianca, secuestraba para conseguir sus objetivos y ponía bombas a diestra y siniestra, pero sin una guerra en contra las drogas, se reduciría la probabilidad del surgimiento de estos capos que a través de la violencia consiguen sus objetivos.
Bonus track
Narcos en su primera temporada carecía de música latina. La banca sonora de Narcos en su segunda temporada mejoró considerablemente. El uso de canciones en español le da un toque más latino a la serie. Serenata de Amor de Jaime Echavarría, Cuando voy por la calle de Trío América, y Cambalache de Juan Manuel Serrat, son unas de las canciones usadas en Narcos.
Pero la que se roba el show es Noche de ronda cantada por Eydie Gormé y Los Panchos. El final del sexto capítulo es un momento de mucho dolor para Tata, la esposa de Pablo Escobar. Con Noche de Ronda uno puede sentir el dolor de Tata.