English Honduras lidera una agresiva búsqueda de inversión internacional, planea poner en marcha la primera Zona de Empleo y Desarrollo Económico (ZEDE) de Centroamérica en 2016, mientras que la Asociación Nacional de la Empresa Privada de El Salvador (ANEP) presentará una propuesta para una idea similar en los próximos años.
En abril, durante un diálogo sobre la utilización del Golfo de Fonseca para la implementación de las ZEDE, el Presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, instó a El Salvador y a Nicaragua a unirse en el proyecto de las ZEDE para competir con Asia y convertir a Centroamérica en un referente de desarrollo económico.
Los tres países han firmado en diversas ocasiones (2007, 2013 y 2014) acuerdos para desarrollar proyectos trinacionales basados en principios económicos, políticos, sociales y de soberanía. Proponen declarar al Golfo de Fonseca, donde convergen puertos importantes de los tres países, como Zona de Desarrollo Económico y de Paz.
En 2007, el “Acuerdo de Managua” fue el primero de estos tratados que pactó la necesidad de promover proyectos y empresas binacionales o trinacionales con enfoques innovadores y énfasis en planificación regional y desarrollo sostenible. El acuerdo también fomentó la creación del “Plan de Desarrollo sostenible del Golfo de Fonseca”.
A partir de los conflictos territoriales en la Isla Conejo, ubicada en el Golfo de Fonseca, los tres países firmaron en 2013 una declaración conjunta con un apartado comercial para solicitar a la Comunidad Internacional el apoyo y la asesoría para convertir al Golfo de Fonseca en una zona de desarrollo trinacional.
El último de estos acuerdos se firmó el 4 de abril del 2014 entre Salvador Sánchez Cerén, presidente de El Salvador, y Juan Orlando Hernández, su homólogo hondureño. En este pacto determinaron trabajar por una alianza estratégica para el desarrollo, el comercio y la inversión, al cual Daniel Ortega, presidente nicaragüense, se incorporó posteriormente.
Honduras a la caza de la inversión extranjera
Honduras implementa una agresiva estrategia para atraer la inversión extranjera. En abril se reformaron varios artículos de la Constitución para permitir la creación de entre 12 a 14 ZEDES, varias de ellas en territorios fronterizos con Nicaragua y El Salvador.
Los estudios de implementación en la zona sur del país, realizados junto a la Agencia de Cooperación de Corea del Sur (KOICA), iniciaron en febrero de este año y tomarán de seis a nueve meses, para luego entrar en una etapa de promoción internacional e iniciar operaciones en 2016.
Gobierno de #Honduras anuncia inicio de estudios para construír #zede (ciudad modelo) en la zona sur. pic.twitter.com/Nd4EMTm9Lr
— Pedro Membreño (@PedroMembreno) February 10, 2014
Por su parte, la Asociación Hondureña de Maquiladores (AHM) se encarga de atraer inversionistas regionales a cambio de estabilidad jurídica y bajos costos de producción. La AHM asegura que para tal fin el gobierno hondureño incentiva la inversión extranjera en ese rubro por medio del pago de un subsidio que cubre por tres meses el 50% del salario de los trabajadores que contraten. Este beneficio aplica para las empresas ya activas como las que inicien operaciones.
Empresa privada en El Salvador lanzará propuesta de ZEDE.
La Asociación Nacional de la Empresa Privada (ANEP) elaboró una propuesta para que El Salvador tenga su propia ZEDE. El documento será presentado durante la celebración del XIV Encuentro Nacional de la Empresa Privada (ENADE), denominado “El Salvador Competitivo”.
La propuesta se elaboró junto a representantes de los 178 sindicatos representados en ANEP y su propósito es elevar la competitividad e impulsar a El Salvador hacia el crecimiento económico tal como lo está haciendo Honduras. Para llevar a cabo ese proyecto, es necesario que El Salvador supere escollos en su sistema para legal facilitar la inversión extranjera.
Para Rodrigo Molina, vicepresidente de CREO, un centro de investigación de orientación liberal de El Salvador, más que los requisitos necesarios para crear una ZEDE, se debe dar prioridad a los procedimientos legales que permitan el avance de este plan. “La pregunta sería si existe o no la voluntad política para adoptar un proyecto que ciertamente es poco tradicional”, afirmó Molina.
Añadió que aspectos negativos como la violencia, la corrupción, la inestabilidad política, el alza en los tributos y la inseguridad jurídica hacen que El Salvador pierda oportunidades de inversión. “Una zona de desarrollo como las ZEDE pretende superar estas barreras al crear regímenes especiales con su propio marco legal, sistema tributario, seguridad, etc. Por lo tanto, crear un espacio propicio para la inversión, el crecimiento y la generación de empleo tendría un gran impacto en nuestros países”, añadió a PanAm Post.
Autonomía: Clave para progreso económico.
Zachary Cáceres, director ejecutivo del Startup Cities Institute (Instituto para las Ciudades Emergentes o SCI) de la Universidad Francisco Marroquín en Guatemala —una organización que estudia la aplicación y creación de ciudades emergentes como reforma política y social—, declaró para PanAm Post que “Las municipalidades autónomas son una tecnología muy importante para el crecimiento económico y para la reforma de países como El Salvador. Lograr reformas con las ideas de Startup Cities es una gran oportunidad para países en todo el mundo”.
“Lo más importante que los gobiernos involucrados deben garantizar es mantener la integridad de la idea de Startup Cities. Las Startup Cities no son zonas solamente para empresas, y tampoco son zonas francas enfocadas en políticas de impuestos. Necesitan suficiente autonomía para experimentar con leyes, seguridad, servicios sociales y procesos administrativos para empoderar a los ciudadanos del país”, continuó Cáceres.
Rodrigo Molina, de CREO, indicó que Centroamérica enfrenta grandes desafíos que frenan las posibilidades de desarrollo económico. Los proyectos como las ZEDE permiten sortear las barreras existentes y generar progreso. También sirven como laboratorios para probar políticas públicas innovadoras que luego pueden ser adoptadas de forma general.
Molina añadió: “Si se logran implementar estos programas de forma sensata, mostrarán que otro modelo no solo es posible, sino necesario. Tendrán la posibilidad de demostrar que la libertad y la sociedad abierta son el único camino para la erradicación de la pobreza y el mejoramiento de la calidad de vida de las personas”.