La semana pasada, en el marco de la celebración de los 30 años de la Constitución Política de El Salvador, el rotativo de ese país La Prensa Gráfica llevó a cabo el “Foro Político Democracia contra Socialismo del Siglo XXI”. El objetivo del encuentro fue discutir con los abogados constitucionalistas René Fortín Magaña, Abraham Rodríguez y Enrique Borgo Bustamante las perspectivas electorales de cara a las elecciones presidenciales del 2 de febrero de 2014.
La charla giró en torno a la idea de que las próximas elecciones presidenciales definen la continuidad en El Salvador del Estado de Derecho o el viraje hacia el Socialismo del Siglo XXI, un tema que no es abordado de manera directa en la actual campaña electoral. Según los expositores, Salvador Sánchez Cerén (Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional – FMLN), uno de los principales candidatos y actual vicepresidente, tiene como referencia el sistema adoptado por Venezuela, donde la anulación del sistema democrático ha provocado un desastre económico.
Pero no solo se encuentra ausente el argumento sobre la opción del Socialismo del Siglo XXI: la campaña se caracteriza por la inexistencia total de debate entre candidatos. Además de Sánchez Cerén, los otros dos principales candidatos son Norman Quijano (Alianza Republicana Nacionalista – ARENA) y Elías Antonio Saca (Unidad). Las propuestas presentadas son escasas y deficientes y ninguno de ellos explica cómo se llevarán a cabo los proyectos ofrecidos y cómo se financiaran estas propuestas.
En este contexto, Abraham Rodríguez expresó que su principal preocupación es que el país pueda sufrir un régimen autoritario, a pesar de los cambios democráticos llevados a cabo después de la Guerra Civil (1980-1992). Para el constitucionalista, la campaña política del gobierno actual del FMLN se puede dividir en tres frentes: el discurso del Presidente Mauricio Funes contra ARENA, la campaña de ALBA Petróleos a favor de agricultores y campesinos y un frente de protección del candidato Sánchez Cerén de las acusaciones sobre su pasado guerrillero y sus supuestos vínculos con las FARC.
En defensa del Poder Judicial
Los tres abogados coincidieron en la idea de que cualquier gobierno totalitario aspira a conquistar el órgano judicial. En la actualidad, la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) actúa en defensa del Estado de Derecho en El Salvador, y los especialistas no creen que esta Sala se haya excedido en sus tareas. Más bien, la Sala ha dado muestras de independencia, lo cual constituyó una sorpresa en los últimos años.
Se mencionó al respecto, el enfrentamiento entre la Sala de lo Constitucional y el Tribunal Supremo Electoral (TSE). Los abogados explicaron que en materia constitucional, la Sala tiene la última palabra, mientras que electoralmente cuentan las decisiones del TSE, pero que si en un acto del TSE existe una inconstitucionalidad, corresponde a la Sala resolver sobre la situación.
Adicionalmente, los invitados explicaron que en el caso de El Salvador no es necesaria la creación de un Tribunal Constitucional ya que la Sala de lo Constitucional tiene las mismas atribuciones. Pero sí se recalcó la necesidad de mejorar el procedimiento de elección de los funcionarios de segundo nivel que trabajan en la CSJ, sin que este cambio implique una modificación a la Constitución, así como mejorar la independencia de los jueces de los partidos políticos.
Perspectivas para el 2014
Ricardo Avelar, Director Ejecutivo del think tank CREO, aseguró a PanAm Post que «Las elecciones 2014 no solo se tratan de ver quién va a ser el futuro presidente de El Salvador, sino de sentar posición sobre cuáles son los límites bajo los cuales esta persona va a gobernar el país». En este sentido, la independencia del Poder Judicial no es un tema menor, que debería ser incluido en el debate pre-electoral.
Avelar cree que, tras veintiún años de haber firmado los acuerdos de paz, es momento de dar el siguiente paso en la vida democrática de El Salvador. Ésto implica pasar de una democracia nominal, con elecciones periódicas y partidos políticos, a una democracia en la que todos los actores se enmarcan en una serie de instituciones y juegan con las mismas reglas, sin generar privilegios políticos, económicos o sociales artificiales para nadie.
Las elecciones presidenciales serán el punto clave donde los salvadoreños deberán evitar las coyunturas políticas para convertirse en activos y celosos vigilantes del Estado, a fin de que las libertades de los ciudadanos no estén en riesgo por caprichos de ningún tipo. «Más allá de nombres, banderas o partidos, los salvadoreños debemos ponerle fin a prácticas abominables como el capitalismo de amigos, la instrumentalización de instituciones o la cultura de la impunidad,» sostiene Avelar «y esto se logra parcialmente en las urnas y el resto, en el día a día, manifestando nuestras opiniones desde la sociedad civil”.