EnglishLos directores de la Universidad McMaster en Canadá han prohibido un libro que ellos consideran inmoral y han conseguido el apoyo de muchos estudiantes al respecto de esta opresiva decisión.
El rector y vicepresidente de la universidad, David Wilkinson, comentó al respecto: “Cuando descubrimos este libro y vimos su contenido tomamos acción rápida e inmediata para demostrar que un libro con este tipo de contenido es inaceptable”.
El libro, que contiene aproximadamente 25 vítores que tocan temas polémicos como violación y asesinato, es parte de una larga tradición cultural de rimas con contenido obsceno. Las personas disfrutan cantar sobre tabúes, sobre todo porque saben que los temas son tabúes. En otras palabras, la participación de un sujeto al leer el libro generalmente implica estar de acuerdo con temas tabú y discrepar con la interpretación directa del texto. Leer o cantar un libro como éste y compartirlo con otros es una experiencia cultural de amiguismo que abarca valores sociales.
Pero la universidad no lo entiende de esa forma. En cambio, ha suspendido a los estudiantes que han leído el libro, de los cuales gran parte son miembros de un grupo llamado Redsuits. McMaster ha castigado a la Sociedad de Ingeniería McMaster, el cuerpo al cual pertenece la mayoría de los Redsuits.
La decisión de suspender al grupo no solo es inconsistente con los principios de libertad de expresión, sino que muestra que la universidad así como los estudiantes que apoyan esta prohibición son intolerantes, exclusivos, insensibles, etnocentristas, anti-intelectuales, opresivos, moralistas y sedientos de poder.
Son intolerantes y opresivos porque condenan aquello que no aprueban. No toleran el libro ni a aquellos que lo leen, y en consecuencia, aplauden el castigo que se impone.
Son exclusivos porque prohiben a cualquiera que lea el libro a participar en la vida estudiantil. Son moralmente exclusivos contra aquellos que utilizan expresiones que consideran inmorales, por ejemplo, los que cantan las palabras que ellos deploran.
Son insensibles, etnocentristas y anti-intelectuales al no comprender que hay personas que tienen normas culturales distintas a las de ellos. Muchas culturas han mantenido largas tradiciones donde se usa el lenguaje obsceno. Nuevamente, muchas veces este lenguaje supone ser irónico para apoyar valores más “saludables”. Sin embargo, cuando es sincero, este tipo de lenguaje está protegido por los principios de libre expresión. Por sí mismo, no es ni acosador ni discriminatorio, aún algunos lo consideran desagradable.
Son moralistas porque deciden lo que está bien o mal. A pesar de que una gran universidad debería ser un mercado de ideas donde todas las expresiones merecen una consideración objetiva, prefieren un ambiente que decide anticipadamente por todos, sin importar teorías morales del contrario, lo que está bien o está mal, lo que es bonito o feo.
Están sedientos de poder porque abusan de su autoridad, dada por la institución, para tapar ideas que rechazan, en lugar de motivar el poder pacífico de la persuasión.
Mucho ha cambiado en McMaster desde hace un año, cuando la escuela pretendía ser un campeón de la libertad de expresión. En el 2013, defendiendo la opinión personal de un profesor, la universidad declaró que apoyaba no solo la libertad académica, sino la libertad de expresión individual. La Declaración de Libertad Académica de la institución establece que:
“La Universidad McMaster afirma el derecho de la comunidad académica en asumir completamente y sin restricción cualquier opinión. Además de este compromiso para enseñar y aprender sin barreras no académicas, la Universidad apoya fuertemente el ejercicio de la libertad de expresión como un bien social necesario (…) Por nuestro respeto a la libertad de expresión individual…”
Agreguen hipocresía a la lista de cargos en contra McMaster en 2014.
Por estas razones, la Universidad McMaster y los estudiantes que apoyan esta decisión de oprimir a otros han avergonzado la concepción de una universidad libre.
Traducido por Marcela Estrada.