EnglishLa lucha por una reforma inmediata al abordaje global sobre las drogas se encuentra en auge, y gran parte de ello se debe a la Comisión Global de Política de Drogas (CGPD). Con sus aciertos y errores, el grupo integrado por líderes mundiales de alto perfil ha conseguido poner en las primeras planas el debate sobre la legislación de drogas.
En un nuevo informe lanzado ayer y titulado “Cómo asumir el control: distintas vías hacia políticas de drogas eficaces”, la CGPD presentó un dictamen lapidario acerca del estado actual de la lucha contra las drogas.
El diagnóstico es terminante. En seis apartados llevan a cabo un análisis de las consecuencias de la “Guerra contra las drogas”, en donde la describen como “un fracaso según sus propios términos” y “una amenaza para la salud y seguridad pública”.
Resaltan que esta política “fomenta el delito y enriquece a los delincuentes”, “socava el desarrollo y la seguridad y fomenta el conflicto”, “socava los derechos humanos y fomenta la discriminación”, y finalmente hacen referencia al efecto económico: “derrocha millones y socava a las economías”.
Estamos ante un informe provocativo que se anima a desafiar el pensamiento predominante en el mundo.
En 1988, durante la Sesión Especial de la Asamblea General de las Naciones Unidas (UNGASS) sobre Drogas, políticos de todo el mundo arribaron a la conclusión de que era necesario “un mundo libre de drogas” y establecieron metas fantasiosas en relación a la producción de sustancias ilegales.
Sin embargo, hoy el informe sostiene: “La comunidad internacional está más lejos que nunca de un ‘mundo libre de drogas’. La producción, la oferta y el consumo mundial de drogas continúa en aumento pese a los crecientes recursos destinados a la represión”.
El reporte repasa todos los argumentos en contra de la prohibición de drogas y promueve una “regulación responsable” de las sustancias. Entre los efectos más conocidos está el aumento en la tasa de encarcelamientos, y el trabajo de la Comisión subraya el sesgo discriminatorio que implica la persecución a consumidores y vendedores de estas sustancias:
Mundialmente, más mujeres van a la cárcel por delitos asociados a las drogas que por otros delitos. Una de cada cuatro mujeres en las prisiones de Europa y Asia Central están encarceladas por delitos asociados a las drogas, y en muchos países de América Latina, como Argentina (68,2%), Costa Rica (70%) y Perú (66,38%) los números son aun mayores.
Kofi Annan: Los hechos hablan por sí mismos. Es hora de cambiar el rumbo
El informe está firmado por los expresidentes Fernando Henrique Cardoso, de Brasil, Ernesto Zedillo, de México, César Gaviria, de Colombia, y Ricardo Lagos, de Chile, entre otros.
También adhieren figuras de renombre internacional como el exsecretario general de la ONU Kofi Annan, el empresario britanico Richard Branson, y el escritor peruano Mario Vargas Llosa.
“Los hechos hablan por sí mismos. Es hora de cambiar el rumbo”, dijo Kofi Annan, presidente de la Fundación Kofi Annan y convocante de la Comisión de África Occidental sobre Drogas (presidida por el expresidente Olusegun Obasanjo, de Nigeria), que este año presentó amplias recomendaciones para la reforma de la política sobre drogas.
“Necesitamos políticas de drogas que se basen en evidencias de lo que realmente funciona, en lugar de políticas que penalizan el consumo de sustancias, al tiempo que fracasan en proporcionar acceso a la prevención efectiva o al tratamiento. Esto ha resultado no sólo en cárceles superpobladas, sino también en graves problemas sanitarios y sociales”, agregó Annan.
Por otra parte, el fundador de Virgin Richard Brasnon sostuvo que “se puede aprender mucho de los éxitos y fracasos de la regulación del alcohol, el tabaco o los fármacos”.
Camino a la revisión de la política de drogas de 2016
El objetivo de la CGDP es que se consideren las recomendaciones vertidas en los diferentes informes a la hora de diseñar los nuevos lineamientos globales sobre la política de drogas en la cumbre UNGASS de 2016. Allí se intentará comenzar a revertir el producto de 40 años de agresión.
Sin embargo, ese sendero ya se empezó a transitar. En los últimos años cada vez más países han decidido abordar con seriedad una política sensata en este asunto, y eso es un hecho que destaca el informe .

Si bien algunos se han enfocado en decriminalizar el consumo, mientras que otros han hecho un mayor hincapié en la reducción de daños — políticas que promueven un uso responsable e higiénico de las sustancias ilegales — los Gobiernos comienzan a tomar nota del fracaso en el que están sumergidos.
Las puertas hacia la legalización ya fueron abiertas, aunque la idea de una adopción global de la nueva perspectiva quizás no sea tan factible como afirman desde la CGPD.
Los cambios, como suele demostrar la historia, serán liderados por un grupo de países que, como ya lo están haciendo algunos, desafiarán al orden establecido y serán el faro que ilumine a los demás. Más pronto que tarde, el nefasto experimento de la prohibición pasará a la historia.