Occidente. Geográficamente así es denominada la región del planeta identificada por dos aspectos fundamentales: las conquistas y/o influencia europea, y la cristiandad. Sus sistemas políticos, culturas, sociedades, religión, economía y muchos otros aspectos se comparten y se relacionan desde sus orígenes entre sí. Notablemente, los occidentales están siendo asediados por el polo opuesto, Oriente, que representa la parte del mundo donde prevalecen las influencias de China, de algunos países árabes y de Rusia, cuyas políticas son anti occidentales, aún cuando territorialmente forma parte. Estos consideran a Occidente un enemigo.
Los países que dominan la parte oriental del planeta son vistos y cuestionados por Occidente como sistemas donde prevalecen la esclavitud moderna, las violaciones a los derechos humanos, falta de libertades de culto, donde las mujeres viven subyugadas y los sistemas políticos son antidemocráticos e involucionados.
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En este análisis comparativo se toman en cuenta los aspectos más importantes que conforman ambos hemisferios con la finalidad de dilucidar cómo Occidente, cada vez más, pierde terreno en todos los sentidos en su propio espacio geográfico, y cómo Oriente, progresivamente, va ganando el suyo en estos territorios.
En lo político, hay ciertas características en común de los sistemas orientales que se basan en el odio, la división de la población, la persecución a opositores, el menoscabo a la democracia, sistemáticas violaciones a los derechos humanos (DD. HH.) y a las libertades individuales, al derecho a la propiedad privada y a los derechos políticos. Mantienen una política personalista dirigida por el fanatismo promoviendo el culto a la personalidad y a la imagen de sus líderes. Creando en sus dioses políticos (término del autor) seres perfectos y mesiánicos. Analicemos estos aspectos.
En Oriente destaca China, con Mao Zedong, y desde la ex Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), actualmente en Rusia, se rinden culto político e idolatría a Stalin y Lenin. En Corea del Norte a sus líderes supremos Kim Jong-un y Kim Jong Il.
En Occidente, copiando e introduciendo la colonización moderna, los aliados orientales aplican lo mismo. En Cuba rinden culto a Fidel Castro, en Chile a Salvador Allende y en Venezuela a Hugo Chávez. Tal cual como en Oriente. Dando paso a sus aliados, sirviendo estos como sus súbditos encargados de los países enemigos para someter sus democracias, libertades y pensamientos.
A pesar de que el marxismo es de origen europeo, este fracasó y fue derribado como el Muro de Berlín, pasando la página sus opresores, pero en Oriente se mantiene vigente y lo impulsan hacia nuestros países con el fin de destruir, valga decir, de someterlos.
En lo cultural y en lo social, la generación occidental ha sido metafóricamente bombardeada por las diferentes formas de comunicación, sean estas radiofónicas, televisivas, por medio del Internet, a través de videos, usando medios impresos y redes sociales, entre otras, cuyas campañas se basan en la benevolencia, la victimización, la empatía, y la solidaridad con movimientos extremistas de los países orientales, y el desprecio a las democracias y a los valores de Occidente.
Para estos objetivos hay una evidente planificación que moldea la mentalidad de las generaciones occidentales, cuya identidad se va perdiendo al igual que el pensamiento crítico y el autocrítico, llegando a identificarse, a simpatizar y a defender los extremismos religiosos, ideológicos, políticos, autoritarios, y los antivalores de esos países como ejemplos a seguir y, a odiar las libertades y derechos en los suyo, valiéndose de estos para defender a esos países donde no se les permitiría ni a ellos ni a los propios orientales manifestar a favor de Occidente. Es decir, en Occidente se tienen derechos de expresarse y manifestar a favor de la región oriental, pero en el ejemplar Oriente, está prohibido hacer lo mismo.
Ejemplo de ello son las marchas, los movimientos feministas, la comunidad LGBT y, organizaciones defensoras de DD. HH. que salen a levantar sus voces cuando esos gobiernos opresores son atacados o sancionados, pero guardan silencio sabiendo que en esos países las mujeres viven toda su vida siendo consideradas inferiores, los homosexuales y transgéneros son considerados delincuentes y las protestas están prohibidas.
La ignorancia selectiva es lo que aplican estos movimientos que deberían defender a los oprimidos, pero defienden a los opresores. Tanto es el lavado de cerebro que cuando en esos países condenan a mujeres por no llevar el rostro cubierto o a los homosexuales, no salen a manifestar a favor de ellos. Hay una metamorfosis donde la defensa está basada en las conveniencias del adoctrinamiento y no en lo moral y en lo humano.
En lo religioso, la libertad de culto de Occidente está siendo moldeada por las religiones de sus enemigos. Hay países donde se prohíbe llevar el rostro cubierto en los lugares públicos, no siendo permitido el Burka [velo completo que cubre el cuerpo, y solo deja descubiertos los ojos] o el Niqab [velo hasta los hombros, que deja descubiertos los ojos] como en Francia, que es considerado un país violador de los derechos humanos por el Comité de la Organización de las Naciones Unidas de los DD. HH, por sancionar en el año 2012 a dos mujeres que usaban ese tipo de prendas en un lugar público, dando cumplimiento a una ley de 2010.
En los Juegos Olímpicos que se celebraron este año en Paris, Francia aclaró que no permitiría que ninguna de sus atletas usara este tipo de prendas en el evento deportivo. Pronunciamiento que hizo, a pesar de que ninguna de sus atletas lo usaba, dejando claro que era permitido que otras atletas pudieran usarlo en la Villa Olímpica, por regir allí las normas del Comité Olímpico.
Francia es visto como un país violador de los derechos humanos y tildadas sus políticas de machistas, y violatorias a la libertad de culto por parte de la ONU y movimientos feministas. En Occidente, las mujeres eligen libremente si desean ser parte o no de alguna religión. No está prohibido ni la religión, ni el uso de prendas alusivas a las creencias en los lugares donde se rinde culto sino en espacios públicos, tanto por razones de seguridad, de identidad y de respeto a los demás.
Los países con mayores libertades de todo tipo, incluyendo las religiosas, son los occidentales. Las imposiciones extremistas que obligan a las mujeres a salir a las calles con el rostro cubierto es propio de los países orientales. Esto es algo que no podemos permitir ni tolerar en nuestras naciones.
Esas creencias son una muestra del sometimiento al que han tenido sumergidas a las mujeres que no han tenido la oportunidad de elegir sus creencias. Eso es lo que se debe cuestionar, eso sí es violación a los derechos humanos, eso sí es machismo.
En países como Francia y en todos los occidentales hay que hacer valer el respeto a nuestras sociedades y a nuestras leyes; eso no es ni machismo ni imposición, es adaptación. La realidad invertida hay que detenerla, el machismo está presente cuando las mujeres de estas religiones son obligadas a no tener contacto con otras personas, a no dar la cara a la sociedad donde hacen vida, a ir a la playa con velos y, a estar obligadas a permanecer en una religión. Sus derechos humanos y libertad de culto son vulnerados por sus gobiernos y sus líderes religiosos, que no les permiten decidir sobre sí mismas y sus preferencias espirituales.
Ahora bien, si son los occidentales los machistas y los violadores a los derechos humanos desde este punto de vista, el sometimiento a la mujer, la imposición de una religión y la prohibición de elegir otra, es lógicamente defendido como lo correcto y como el respeto a estas. Así, tal cual la mentalidad de esta región, se ha ido introduciendo cada vez más en la mentalidad occidental.
Como nota final, la parte económica. China y los países árabes han ido penetrando y asfixiando los sistemas económicos de quienes consideran son sus adversarios. Hay un crecimiento considerable en sus importaciones en estas regiones. Esto, que es considerado en el momento un aporte para satisfacer la oferta y la demanda, lentamente está acabando con las empresas nacionales, los comercios, y la producción interna de nuestros países, creando una dependencia y no motivando la producción nacional que impulse a los países occidentales, sus economías, fuentes de empleos, productiva y exportación.
Como conclusión, mientras Oriente nos exporta sus políticas autoritarias, sus religiones, sus productos y sus ideologías, los gobiernos de Occidente pasan esto inadvertido, y seguimos importando su adaptación a ellos. Es decir, si los americanos y los europeos vamos a los países orientales, debemos acatar, cumplir y respetar sus tradiciones, creencias, culturas, costumbres y leyes. Y si ellos vienen a nuestros países, también. Es evidente con fundamento en lo anterior que la planificación de la caída progresiva de Occidente ya comenzó. Hacen falta gobiernos con políticos que tengan carácter y determinación, con verdadero interés en nuestros países, con convicciones nacionalistas y regionalistas, combinados con políticas económicas, sociales y culturales, donde los valores y el interés general estén por encima de factores externos, y sean frontales con los abyectos que promueven antivalores.
Ya los recursos económicos los tenemos, salvo que son entregados para que nos vendan los productos, pudiendo nosotros hacerlos.